Bandas sonoras:
Los sonidos del virus (segunda parte)
Título: BSO – Estallido / La invasión de los ultracuerpos / 12 Monos / Guerra Mundial Z
Autor/es: James Newton Howard / Denny Zeitlin / Paul Buckmaster / Marco Beltrami
Sello: Varese Sarabande / Perseverance Records / MCA / Warner Music.
Año: 1995 / 1978 / 1995 /2013
Continuamos esta recorrida por las bandas sonoras de las películas en las que el virus es el tema central o tiene algún papel de importancia en la trama.
Estallido / Epidemia (Outbreak, Wolfgang Petersen, 1995)
Basada en la novela Zona caliente, de Richard Preston, con un reparto estelar con Dustin Hoffman, Morgan Freeman, Rene Russo, y Donald Sutherland, personajes muy estereotipados y algunas escenas de acción tan inverosímiles como innecesarias, la película de Petersen (Das Boot, Enemigo mío, La historia interminable, Troya) tiene su lado más efectivo e interesante cuando muestra el origen del virus llamado Motaba, semejante al Ébola, el primer contagio y cómo se esparce la infección por una ciudad de California que termina siendo confinada en cuarentena, algo que podría tomarse como una premonición de esta actualidad que nos está tocando sobrellevar. El inocente portador es un pequeño mono africano[1] capturado en Zaire, transportado en barco e introducido ilegalmente en Estados Unidos. La música de James Newton Howard aporta dramatismo y eleva la tensión en las secuencias de suspense que tienen que ver con la propagación de la epidemia, y brillan en su mayor nivel en las escenas de acción, incluido el despliegue del ejército que cerca la ciudad con la parafernalia de armas y recursos militares habituales en este tipo de producciones. Nacido en Los Angeles en 1951, Newton Howard se inició en la música a temprana edad, cursando en la Music Academy of the West en Santa Bárbara, y el piano fue su instrumento. Dejó sus estudios en la Universidad del Sur de California para colaborar con Elton John como tecladista durante los años 70 hasta que se metió en el cine a mediados de los 80, debutando con su partitura para Dinero y poder (Head Office, Ken Finkleman, 1985) y escribiendo algunas otras para películas de segunda línea. En la siguiente década logra exposición con su trabajo de música incidental para el exitazo Pretty Woman (Garry Marshall, 1990) y, a partir de allí, pasa a engrosar la lista de la nueva generación de grandes compositores, destacando, entre muchas otras, sus bandas sonoras para El príncipe de las mareas (The Prince of Tides, Barbra Streisand, 1991), sus colaboraciones con M. Night Shyamalan: El sexto sentido, El protegido, Señales, El bosque, La joven del agua y El incidente, esta última también con la temática de las epidemias. Newton Howard vio literalmente infectado su estilo musical en los trabajos que encarara a partir de Outbreak.
La invasion de los ultracuerpos / Los usurpadores de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, Philip Kaufman, 1978)
Unas semillas escapan de un lejano planeta, viajan por el espacio, caen en la Tierra mezcladas con la lluvia y se esparcen a través de una flor parásita, germinándose extrañas vainas que crecen y se transforman en cuerpos humanos idénticos a los originales que reemplazan. El director Philip Kaufman, famoso por su guion para Raiders of the Lost Ark, de Steven Spielberg, sorprendió a todos y al propio Denny Zeitlin cuando, a finales de 1977, le encargó el score de esta adaptación de la película homónima, dirigida en 1956 por Don Siegel, protagonizada por Kevin McCarthy, considerada ya un clásico de la ciencia ficción y obra de culto, que sugería más de lo que mostraba. Es un misterio la razón de la elección de este pianista de vena jazzística, psiquiatra de profesión y profesor de clínica psiquiátrica en la Universidad de California en San Francisco, con una larga carrera en más de 35 álbumes grabados y más de 100 composiciones, cuya única incursión en el espectáculo había sido su experiencia, creando jazzy spies music para Barrio Sésamo, el programa infantil de Jim Henson. Zeitlin era un experto en electrónica y acústica aplicada a la música y en técnicas de vanguardia desde 1968, y la idea de fusionar estas habilidades con música sinfónica y de jazz para una película fantástica lo sedujo inmediatamente, contando con Roger Kellaway, pianista, director y compositor veterano en música para filmes, como consejero. Se enfrascó en una tarea de 18 horas diarias por dos largos meses, en los que apoyó la fusión en la utilización del Prophet como instrumento electrónico de sonido orgánico. Tan exhausto quedó Zeitlin, que nunca más aceptó trabajar en música cinematográfica y siguió con su vida como psiquiatra, profesor y músico de jazz, colaborando con figuras como Herbie Hancock, Joe Henderson y Pat Metheny. Su banda sonora para La invasión de los ultracuerpos logró emular a Bernard Herrmann en su elemento más perturbador: la paranoia, a lo que sumó sonoridades de inquietante terror psicológico con desquiciantes violines y explosiones orquestales efectistas y cortes de jazz sinfónico con reminiscencias de Keith Emerson y el mismísimo Bartok.
12 Monos (12 Monkeys , Terry Gilliam, 1995)
Inspirada en El muelle (La Jetée, 1962), película de ciencia ficción de Chris Marker, 12 Monos, dirigida por Terry Gilliam, de los Monty Python, nos muestra un mundo futuro postapocalíptico, devastado por una epidemia, en el que un convicto (Bruce Willis) es enviado al pasado en un experimento para recopilar información sobre el virus creado por el hombre que acabó con gran parte de la humanidad y obligó al resto a sobrevivir bajo tierra. Para la banda sonora se contrató al cellista, compositor y arreglista londinense Paul Buckmaster, conocido por sus orquestaciones para artistas como Elton John, The Rolling Stones, Miles Davis, y David Bowie, para quien arregló y orquestó la música que este había compuesto para El hombre que cayó a la tierra (The Man Who Fell to Earth, 1976), film de culto de ciencia ficción de Nicolas Roeg, que finalmente no fue incluida en la película. Su debut en el cine fue componiendo la música de Son of Dracula (1973), de Freddie Francis, célebre director de la productora británica Hammer. Buckmaster basó el tema principal de 12 Monos en la Suite Punta del Este del célebre músico de tango y compositor argentino Astor Piazzolla, y la película incluyó temas como el popular What a Wonderful World, de Louis Armstrong, los títulos principales de Vertigo, de Bernard Herrmann, y piezas clásicas como el Piano Concerto 21 K467, de Mozart, y el String Quartet 13 Rosamunde, de Schubert.
Guerra mundial Z (World War Z, Marc Forster, 2013)
“Nunca fui fan del cine de terror”, confesaba Marco Beltrami, compositor de la banda sonora de la postapocalíptica World War Z, producida y protagonizada por Brad Pitt, que encarna a un exinvestigador de las Naciones Unidas enviado a recorrer el mundo para encontrar la forma de detener una pandemia que convierte a la gente en zombies. Nacido en Long Island, Nueva York, de ascendencia ítalo-griega, Beltrami estudió en la USC Thornton School of Music con el legendario Jerry Goldsmith, y logró hacerse conocido a partir de su banda sonora para el taquillero slasher del mítico Wes Craven, Scream: Vigila quién llama (Scream, 1996). Desde entonces fue muy requerido, justamente, en el género de terror (Mimic, The Faculty, Angel Eyes, Resident Evil, Blade II, Hellboy, Red Eyes, entre muchas otras). Su estética musical bebe de la de Hans Zimmer, con profusa utilización de la percusión y formaciones de grandes capas de instrumentos y base de efectos sonoros electrónicos. Para Guerra mundial Z utilizó, además, algunos recursos curiosos e imaginativos fuera de la electrónica y de la instrumentación convencional, como calaveras de javelinas[2], leones y mapaches para replicar en la música el sonido del chasquido de los dientes de los zombies que se escucha en varios pasajes del film. Fue su amigo el actor Tommy Lee Jones, quien le sugirió utilizar cráneos de javelinas para lograr ese efecto, mientras rodaba, durante 2013, Deuda de honor (The Homesman, 2014), cinta para la que Beltrami escribía la partitura. Así, experimentó colocando micrófonos dentro de los cráneos para grabar el cierre de las mandíbulas, y los sonidos obtenidos fueron luego mezclados en la banda sonora con la orquestación sinfónica y electrónica. El empleo de objetos o sonidos como instrumentación musical bebía de las ideas de Jerry Goldsmith en su atonal partitura de El planeta de los simios y también de Ennio Morricone y sus gruñidos, tictacs de relojes o el famoso silbido que creara para los spaghetti westerns.
En el próximo nº de EL ESPECTADOR IMAGINARIO daremos un último repaso a otras bandas sonoras de filmes relacionados con la temática, tan actual, de las epidemias.
Referencias:
[1] Hay un error de producción ya que el mono que se muestra en la película no es africano, sino de origen sudamericano, del género denominado Cebus.
[2] Javelina o Peccary es una especie de cerdo salvaje, como el jabalí, que se encuentra en Centro y Sudamérica y en la región del Sudoeste de Norteamérica.