Críticas
Prendidos del tiempo
La verdad
Otros títulos: The Truth.
La vérité. Hirokazu Koreeda. Francia , 2019.
Una mansión parisina entrada ya en años, así como su dueña y la longeva tortuga que la habitan, funge como el escenario elegido por Hirokazu Koreeda (Nuestra pequeña hermana, 2015), para ubicar su reciente película, La verdad, en la que la familia, preocupación recurrente de su cine, vuelve a ser el eje de la historia.
Alejado esta vez de las habituales locaciones niponas, el director se mueve con sorprendente naturalidad, rompiendo las barreras del idioma y comprendiendo los modismos y particularidades culturales, consiguiendo imprimir su propio estilo al relato de una familia europea inmersa en ciertos conflictos personales -que a la vez pueden sentirse universales-, acompañado de una dupla de primeras actrices, como lo son Catherine Deneuve (Dos mujeres, 2017) y Juliette Binoche (Clara y Claire, 2019).
En definitiva, no todos los directores que salen de su país para filmar en otro transmiten la afinidad que Koreeda alcanza, ni la comodidad que refleja al plasmar, mediante un trazo fehaciente y veraz, el esbozo esmerado de sus personajes, para exponer de lleno la relación materno filial en toda su complejidad. Lo consiguió sin duda, Aki Kaurismäki en Le Havre (El puerto, 2011), plasmando su propio universo en un ambiente cultural distinto al suyo, no así Asghar Farhadi, en Todos lo saben (2018), la cual no fluye con la sinceridad y agudeza característicos de sus obras anteriores.
En cuanto a La verdad, notamos que hay una cuestión vital y perenne que oscila a lo largo de todo el filme. Se trata del implacable e imparable transcurrir del tiempo, que se asoma primeramente al observar la casa mencionada con su evidente deterioro que advierte el encanto de otras épocas; pero sobre todo, la percibimos en el drama de las protagonistas, una madre y su hija afectadas física y emocionalmente por el distanciamiento y los estragos de los años, por la memoria y los recuerdos que cada una perciben como su verdad.
Fabienne Dangeville (Deneuve), una aclamada actriz de cine que ha dejado atrás sus años de juventud, en los que le llovían buenos papeles, debe aceptar el hecho de que ha envejecido y conformarse con los que le caigan, secundarios y sin especial relevancia, en los que no puede lucir toda su capacidad histriónica ni ser la persona más importante del rodaje. Confirmar que, por su edad, el momento de glamour y grandeza ha quedado atrás significa un trago verdaderamente amargo para su ego; dolor claramente compartido con más de un personaje del cine clásico, como el de una decadente y desequilibrada Norma Desmond (Gloria Swanson) en El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard) o la impetuosa y entrañable Margo Channing (Betty Davis) en Eva al desnudo (All about Eve), ambas de 1950 y centradas en la fuerte crisis existencial de las divas cinematográficas, angustiadas por la caducidad de su belleza y la corta vigencia de su protagonismo.
Cuando conocemos a Fabienne, dando una entrevista tras haber publicado un libro con sus memorias, intuimos su temperamento caprichoso y egocéntrico. Su hija Lumir (Binoche) llega desde Estados Unidos con Hank (Ethan Hawke), su esposo, un actor norteamericano no muy exitoso, y su pequeña hija Charlotte (Clémentine Grenier), con la intención no solo de verla, sino de revisar dichas memorias y constatar los datos ahí expuestos.
Nuevamente, como en su trilogía sobre la familia, Un asunto de familia (2018), Después de la tormenta (2016) o De tal padre tal hijo (2013), se percibe la capacidad de reflexión de Koreeda, apto para poner temas sobre la mesa y lanzar cuestionamientos al aire, como la noción de los vínculos familiares y cómo ellos se forjan, también si los lazos sanguíneos priman por sobre todos los demás. Y se recurre a la presencia habitual de un niño, cuya mirada funciona otra vez como el detonador emotivo de la trama.
En esta ocasión, sumado al tema familiar, el realizador nos invita a introducirnos y contemplar el mundo del cine visto desde el cine, otro de los tópicos tantas veces trabajado por grandes directores en cierto punto de su carrera, para hacer así una puntual reflexión sobre ello, como lo hiciera François Truffaut en La noche americana (1973) o Federico Fellini en 8 ½ (1963), entre otros ejemplos. Desde este punto de vista, puede paralela y sutilmente plantear interrogantes sobre lo que se considera cine de autor, las verdades cinematográficas por todos aceptadas, los estereotipos del cine europeo frente al norteamericano y sobre el rol de la mujer a lo largo de la historia cinematográfica.
El duro golpe del tiempo que arrasa con todo a su paso se vislumbra en ambos discursos de la película, lo vive por un lado la protagonista en su propia vida y también en el guion del filme en el que participa, en el papel de una mujer de ochenta años que no desea envejecer, mientras su madre ha quedado fijada en una juventud eterna. Un interesante ejercicio metacinemático que refuerza los puntos que Koreeda pretende desarrollar sobre la vida misma y su inevitable finitud.
La familia retratada está marcada por la problemática de ser parte del universo del espectáculo, con todo lo que esto conlleva. Intuimos, por tanto, que hay algo en su ayer que la cinta irá develando, que nos hará comprender el enredado tejido de su relación, y cómo el intenso brillo del cine en ocasiones se da exclusivamente hacia el exterior.
Los diálogos mordaces e incisivos entre los personajes centrales, rememorando sucesos del pasado, mientras cada una defiende su punto de vista, apuntan a que algunas veces lo verdadero parece ser relativo y no un valor absoluto.
A la postre, la riqueza de La verdad se concentra en que ahora el principal interés de Koreeda no solo es la familia, sino que se suman sus aflicciones por el sentido de la vida, el paso del tiempo y la muy temida vejez, y se profundiza sobre las expectativas y los sueños no cumplidos, los lazos no sanguíneos y las relaciones descuidadas; el engrandecimiento del ego y su tiranía, la manipulación de la verdad y el autoengaño, entre muchas otras más, y todo esto expuesto desde un cine autocrítico que se sabe observar a sí mismo.
Ficha técnica:
La verdad / The Truth (La vérité), Francia , 2019.Dirección: Hirokazu Koreeda
Duración: 106 minutos
Guion: Hirokazu Koreeda, Léa Le Dimna
Fotografía: Eric Gautier
Música: Alexei Aigui
Reparto: Catherine Deneuve, Juliette Binoche, Ethan Hawke, Clémentine Grenier, Manon Clavel, Alain Libolt, Christian Crahay, Roger Van Hool, Ludivine Sagnier