Críticas

Violencia sobre sutileza

Da 5 Bloods: Hermanos de armas

Da 5 Bloods. Spike Lee. EUA, 2020.

Cartel de Da Five BloodsLa primera imagen de Da 5 Bloods: Hermanos de armas es una entrevista a Muhammad Ali que data del año 1978. «Mi conciencia no me dejará ir a matar a mis hermanos o a pobres personas hambrientas en el barro por la grande y poderosa América», sostiene. Tras sus palabras, la canción Inner City Blues (Makes Me Wanna Holler), de Marvin Gaye, acompaña una serie de fotografías y filmaciones que ilustran una época tumultuosa marcada por la Guerra de Vietnam. Fotografías de protestas estudiantiles e imágenes que exhiben la brutalidad del conflicto bélico son alternados con eventos sociales circundantes, como la llegada del hombre a la Luna e hitos políticos determinantes, como la renuncia de Richard Nixon a la presidencia de Estados Unidos. Las palabras de Malcolm X y Angela Davis critican la participación de afroamericanos en la guerra y acusan al gobierno de usar las tropas negras como cuerpos dispensables. Desde su inicio, no queda duda alguna del tinte militante de la última película de Spike Lee.

Un fundido encadenado de un plano general del hotel nos traslada al tiempo presente. Más de cincuenta años después de la caída de Saigón, en el 75, cuatro excombatientes se encuentran en la ciudad de Ho Chi Minh con la misión de recuperar los restos de su hermano Norman. Además de líder de escuadrón, él fue una suerte de mesías para ellos, ya que les inculcó la historia afroamericana y les hizo reflexionar sobre su rol confuso en la guerra. El plano se abre y se extiende hacia los laterales, emulando la transición de la relación de aspecto del cine. De un tiempo a esta parte, no solo los soportes han cambiado, también sus personajes. Eddie es un multimillonario ostentoso; Melvin, un borracho despreocupado; Otis, el médico y planificador de la misión, y Paul, un hombre atormentado por su pasado. El regreso a suelo vietnamita no será pacífico ni tampoco el reencuentro de los hermanos. Además, ellos han viajado con un motivo ulterior, encontrar un tesoro escondido. 

Fotograma de Da Five Bloods

En Da 5 Bloods: Hermanos de armas las imágenes violentan la narrativa. En la secuencia inicial ya descrita, lo hacía con registros documentales de ejecuciones a sangre fría y horrores indelebles, como la imagen de una niña desnuda corriendo hacia cámara. A medida que se desarrolla la historia, estas agresiones visuales persisten sin considerar la naturaleza ni el contenido de dichas imágenes. Mientras beben en un bar, Melvin exhibe una fotografía de su hijo en su celular que pasa de mano en mano entre los amigos. Un corte aísla la fotografía a una placa estática con fondo negro, como si quisiera que el espectador se tome la pausa correspondiente para apreciarla. Del mismo modo, cuando un soldado vietnamita reclama las atrocidades cometidas por el ejército norteamericano, una sucesión de fotografías de víctimas mutiladas cortan la escena para culminar con el rostro desfigurado de un niño. Y se detiene en esta imagen. Un hecho atemporal, al que se refiere en palabras, se trae a colación en imágenes. El efecto es desconcertante, y el exabrupto visual de Lee se siente como un tiroteo.

Si para Susan Sontag el acto de fotografiar es comparable al acto de disparar un arma, aquí el director nos dispara una imagen. El problema reside en la obviedad del discurso y la nula participación activa en la construcción de un pensamiento crítico propio. Las imágenes interpelan, sí, pero también abrevian. El hecho de que ambas fotografías, una pareja viva y un niño muerto, reciban el mismo tratamiento visual otorga un valor equivalente a ambos instantes en que fueron tomadas cuando no podrían ser más antagónicos. En este sentido, Da 5 Bloods: Hermanos de armas reconoce la potencia del material gráfico que tuvo un rol desencadenante en el surgimiento de la oposición en su momento, pero lo vuelve trivial con su carácter didáctico. 

Los estragos físicos y psicológicos causados por la Guerra de Vietnam son notorios, tanto en la población local como en los veteranos. Paul admite haber votado por Trump y defiende las ideas tras su gobierno, así como los demás portan algún vestigio del trauma paliado por opiáceos o alcohol. En Da 5 Bloods: Hermanos de armas enfrentarse a estas lesiones es el mayor conflicto. Ellos se sienten incómodos con la presencia de algún sobreviviente o hijo de sobreviviente que entabla conversación con ellos, así como los locales no están tan seguros de la presencia de los hermanos en Vietnam. David, el hijo de Paul, se une a los hermanos a último momento. Por el camino conoce a Hedy, una mujer francesa que se dedica a buscar y detonar minas terrestres olvidadas, que actualmente aún se llevan numerosas víctimas. La labor de su ONG es opuesta al objetivo del padre de David, pero en cierta manera ambos buscan algo olvidado con la esperanza de que la recuperación de lo abandonado sane al fin las heridas.  

Fotograma de Da Five Bloods

Mediante flashbacks en la historia, el relato nos conduce a la última misión de los hermanos. Estas escenas del pasado adquieren otro tinte y granulosidad, mientras que los personajes conservan la misma edad que el tiempo presente. Para Lee, esta decisión evidencia la imposibilidad que tienen los bloods de separarse de su pasado. El recuerdo y el presente conforman un todo, como si en el medio se hubieran amputado los años que transcurrieron. Se podría entrever aquí una insistencia sobre la conservación de la memoria política que recuerda los atropellos a una comunidad en permanente lucha. Pero con los lingotes de oro, la trama se desvía y se ramifica. Es de esperar que la codicia entre juego, y lo hace más temprano de lo esperado. Diversos bandos se disputan el tesoro enterrado y para los mismos veteranos es una carga feroz que a duras penas portan en sus espaldas. En medio de la selva, se desata otra guerra igual de violenta como las profusas imágenes de archivo del preámbulo inicial, donde cada personaje actúa según los límites de su propio carácter estereotipado. 

Da 5 Bloods: Hermanos de armas culmina con un epílogo que predica con las palabras de Martin Luther King Jr., crítico de la Guerra de Vietnam. Mientras los sobrevivientes concilian con su pasado, una profusión de imágenes, entre ellas fotografías y miradas a cámara, describen el destino final del oro recuperado. La presencia del movimiento Black Lives Matter en la película insiste una vez más sobre la magnitud de la lucha por la igualdad racial. La voz colérica de Lee anula cualquier sutileza; solo cabe preguntarse si era necesario realizar la travesía para regresar al mismo punto de partida. 

Tráiler:

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Ficha técnica:

Da 5 Bloods: Hermanos de armas (Da 5 Bloods),  EUA, 2020.

Dirección: Spike Lee
Duración: 154 minutos
Guion: Spike Lee, Kevin Willmott (Historia: Danny Bilson, Paul De Meo, Matthew Billingsly)
Producción: Distribuida por Netflix. 40 Acres & A Mule Filmworks
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Música: Terence Blanchard
Reparto: Delroy Lindo, Clarke Peters, Norm Lewis, Isiah Whitlock Jr., Chadwick Boseman, Jonathan Majors, Jean Reno, Paul Walter Hauser, Veronica Ngo, Mélanie Thierry, Jasper Pääkkönen, Rick Shuster, Mav Kang, Alexander Winters, Devin Rumer, Casey Clark, Lê Y Lan, Andrey Kasushkin, Sandy Huong Pham, Lam Nguyen

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