Críticas
No dejemos de bailar
Ya no estoy aquí
Fernando Frías de la Parra. México, 2019.
¿Qué película crees que está siendo muy popular en Twitter y ha sido recomendada por los directores cinematográficos Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Pedro Almodóvar? Si estás pensando en alguno de los blockbusters que están ahora en taquilla, vas bastante mal encaminado. Se trata de Ya no estoy aquí, la segunda película dirigida y escrita por el mexicano Fernando Frías.
Aunque se haya estrenado en Netflix a finales de 2020, es una pieza audiovisual con mucha trayectoria a sus espaldas. Todo empezó en 2013, cuando Frías publicó un cortometraje de la historia. Luego, en 2017 se estrenó la película en festivales de cine. O mejor dicho, en aquellos festivales que la admitieron, porque Ya no estoy aquí fue rechazada en numerosas ocasiones por incumplir las expectativas de una producción sudamericana con un contexto fílmico de violencia y narcotráfico. Aún así, hubo quienes sí que la supieron valorar y en el Festival Internacional de cine de Morelia en 2019 fue considerada la mejor película y también ganó el premio de la audiencia. Además, México la ha seleccionado para los Oscar 2021 y está nominada a Mejor Película Iberoamericana en los Premios Goya, también de este año.
La historia se ambienta en los barrios bajos de Monterrey, en el México profundo, en pleno apogeo de la Guerra contra el narcotráfico -iniciada por el presidente mexicano Felipe Calderón, cuyos spots radiofónicos aparecen el filme. Y el protagonista es Ulises, un Kolombiano (sí, con “k”) de 17 años líder de una banda callejera, Los Terkos. Estos jóvenes pertenecen al movimiento Kolombia, por entonces no muy conocido ni en el mismo México, actualmente extinto y cinematográficamente invisible hasta ahora. Se caracterizaban por ser apasionados de la cumbia colombiana en una versión propia ralentizada, la “cumbia rebajada” -que en palabras de uno de los personajes del filme, “parece que el reproductor mp3 se esté quedando sin batería”.
Ulises, por un malentendido con otra banda, se ve obligado a abandonar su hogar y huir a Nueva York. De este modo, su familia estará a salvo. Pero allí, ni se adapta ni es bienvenido; le discriminan por su estética, su cultura y su forma de hablar. Añora el pequeño barrio donde se crió y quiere volver para poder sentirse de nuevo parte de una comunidad.
Es una historia con mensaje. Y un mensaje que se transmite bellísima y estupendamente. La estructura no es lineal; abundan los planos fijos y, a su vez, los movimientos de cámara suaves; y los personajes no son actores profesionales, por lo que el realismo invade los diálogos y la empatía con ellos es enorme. ¡Hasta consiguen salvar la trama cuando esta flojea! Son brillantes. De hecho, el protagonista, Juan Daniel García Treviño, ha ganado el Premio al Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de El Cairo.
Elogios aparte se merece la música. Es hipnótico tanto el ritmo y la melodía, como la danza de los jóvenes. Podrían crear obras audiovisuales solamente con sus bailes y no nos aburriríamos de reproducirlas. Son pasión, sentimiento. Es agradable ver a alguien disfrutar en tan elevado grado de algo. Hay que estar agradecidos a Frías por enseñarnos esta muestra de arte.
Y es que la importancia de la música va más allá en este relato, pues también es una metáfora de la adolescencia en Monterrey. La vida de estos jóvenes gira en torno a las “kolombianas”, no quieren parar de bailar. Porque cuando tengan que enfrentarse a ello significará que tienen la edad suficiente para trabajar. Y por muchas horas y esfuerzo que dediquen, seguirán siendo pobres igualmente. Es por eso que al principio de la película, cuando Ulises se va a marchar, su amiga le regala un reproductor mp3. Es una acción que esconde un “no dejes de bailar. Acuérdate de la música -de lo que te hace sentir, de nosotros, de lo que eres- aun estando en un país desconocido en el que tendrás que luchar para sobrevivir”. La música es esperanza.
Aunque cierto es que esta película no hará disfrutar a todos los públicos. Es una producción independiente, con un final desgarrador pero con una lección real, quizás con una trama leve para algunos, y con posibilidades de explicar lo mismo en unos cuantos minutos menos.
Ya no estoy aquí no es la típica producción violenta de narcotraficantes a la que estamos acostumbrados, sino que es un viaje interno, un relato de emociones. Es una historia sencilla pero con un significado universal. Se centra en el lado humano: en el dolor, la nostalgia, el comienzo en un lugar que no te define, la soledad. Y es muy sincera.
Tráiler
Ficha técnica:
Ya no estoy aquí , México, 2019.Dirección: Fernando Frías de la Parra
Duración: 105 minutos
Guion: Fernando Frías de la Parra
Producción: Co-production México-Estados Unidos; PPW Films, Panorama Global, Agencia Bengala
Fotografía: Damián García
Música: Yuri Laguna
Reparto: Juan Daniel García Treviño, Luis Leonardo Zapata, Angelina Chen, Coral Puente