Críticas
La resistencia de un alma oprimida
Los Estados Unidos contra Billie Holiday
The United States vs. Billie Holiday. Lee Daniels. EUA, 2021.
Billie Holiday es perseguida, el consumo de estupefacientes parece ser la razón. El gobierno de los Estados Unidos la acusa, mientras ella insiste en no delatar a sus proveedores. En realidad, se teme a las posibles repercusiones sociales de Strange Fruit. Punto de partida para diagramar un retrato de la cantante negra y su compromiso en el combate a la discriminación racial.
Drama que se esmera en presentar las particularidades personales de Billie Holiday justificadas desde una dura infancia que la absuelve por sus“pecados”. Visión comprensiva, sitúa al poder político del lado de la opresión, en función de la defensa a una tradición discriminadora. Billie Holiday defiende su libertad y la importancia de llegar al público con su voz. El perfil se asienta sobre la conciencia del negro, en relación a un sistema que lo tolera, en tanto se aviene a la posibilidad del éxito personal por sobre principios de lucha social que le conciernen más de lo que alcanza a notar.
Los Estados Unidos contra Billie Holiday es el egoísmo versus la conciencia social, los principios de bienestar personal del sistema capitalista, en contraposición a la defensa de los derechos humanos.
Un filme para la apertura de conciencias anquilosadas por la costumbre y el beneficio individual.
La vida se consume con la función social en ausencia absoluta de autocuestionamiento. La heroína es justificada por la dureza en las condiciones de vida de antaño extrapoladas a las secuelas de un presente, que genera dependencia de hombres negros poderosos.
La droga, como medio de inculpación, se ajusta a medidas arbitrarias, a la vez que alivia el dolor sin llegar a empañar el prestigio: cualquiera podría estar en su lugar, lo que ocurre es natural.
La utilización del flashback nos permite esa articulación entre el niño y la persona adulta; una suerte de explicación, por la presencia de hechos sensibilizadores, contribuye a la toma de conciencia de Jimmy Fletcher; un darse cuenta con identidad de raza será necesario, el viraje ocurrirá a través de la heroína. El consumo es revelador y ayuda a tolerar historias desgraciadas.
Andra Day debió correr mejor suerte en la ceremonia de entrega de los Oscar, conmueve en la encarnación de un personaje que oscila entre fortaleza y debilidad, con la apertura suficiente como para comprender y aceptar sin bajarse de sus principios. Una moderación versátil da cuenta de estados de ánimo cambiantes por fuera de fáciles extravíos, con sobrio sentido del humor ante la desgracia.
Billie Holiday es la fama encarnada en sencillez, que busca seguridad en hombres protectores e influyentes. Menuda tarea que Andra sabrá cumplir al pie de la letra.
La tozudez de la resistencia oscila entre la belleza del canto y un éxito imposible de corromper, que inunda la pantalla de puestas en escena interiores, cuyo común denominador es la aclamación popular. Porque Billie Holiday era eso, buena vida por fuera del glamour, con espacio suficiente como para no perderse en la gloria fácil.
El éxito personal es lo esperado, precondición para el fomento de la insensibilidad humana. La “obstinación”, incomprendida, alza la voz frente a la manipulación de todo un sistema que avala la tradición segregacionista. Los pocos negros que destacan deben vender su alma en función del beneficio de poder, la comodidad y la fama.
Fletcher se inmola ante el FBI, hace gala de una ingenuidad que, a su debido tiempo, sabrá cambiar de rumbo. Es un “héroe” tibio, queda a medio camino de las necesidades de Billie Holliday. Tendrá que incursionar en su mundo, sin renegar de pseudoprincipios debidamente maquillados por el poder, que distorsionen la realidad en aras de anacronismos que resisten en el clamor por una inmediata absolución. Las circunstancias están fuera de control. Quien representa a la ley se deja seducir por la sensibilidad de la experiencia. Es lo que aporta Billie a quien desea penetrar en su mundo, eso sí, deberá ser bajo condiciones propias, suerte de regulación que asegura confianza y la posibilidad de una comprensión cuasi de primera mano.
La heroína oficia de bisagra entre el presente y el pasado, es puente de pasaje para un flashback aclaratorio de la mayor de las degradaciones. El abuso de sustancias es justificado.
La niña recorre el “laberinto” en busca de su madre, un travelling perdido en la existencia, y la desubicación de alguien que, a pesar de la inmadurez propia de la edad, sabe lo que no quiere, aunque, no será consciente de las repercusiones que, a manera de residuos formativos, se colarán en el ser adulto. El prostíbulo enseña a apostar a los hombres poseedores de dinero e influencias.
Un extenso plano, que no llega a completar la secuencia, nos introduce en el horror del linchamiento; una circunstancia biológicamente natural contrasta con el descubrimiento de algo que no debería serlo. Billie orina entre los pastizales, mientras se da el casual descubrimiento del horror y sus desesperadas connotaciones. La cámara persigue a la protagonista a través del oscuro interior de una precaria vivienda; varias habitaciones son recorridas en una semioscuridad que genera confusión; la iluminación cumple su papel con el efecto de pequeños claro-oscuros en penumbra. La ensoñación se confunde con una realidad que taladra la mente. De nuevo, la tentación de la heroína como forma de salida y el intento de Jimmy de torcer algo que, en la realidad, no podrá ser. Imposible huir de esas vivencias. Se traspasó un límite, no es posible desandar el camino; en hora buena, la verdad hizo aparición, habrá consecuencias. ¿Cómo negarse a interpretar Strange Fruit?
El filme, basado casi enteramente en hechos reales, aprovecha la tendencia actual, una temática de moda. La defensa de los derechos de los negros está otra vez sobre el tapete, solo que, esta vez, se aprovecha de la historia para rendir tributo a una de las más brillantes voces del jazz americano: Billie Holiday.
Una lección de rebeldía frente al establishment, lo políticamente correcto puesto en tela de juicio; compromiso que se esgrime desde el éxito entendido como representación social y no como ego lucrativo. Billie Holiday es presentada bajo el lente del deber a su público y su raza. Una mirada más que interesante planta la semilla del combate a la mezquindad, en tiempos de culto a la imagen y la fama.
Ficha técnica:
Los Estados Unidos contra Billie Holiday (The United States vs. Billie Holiday), EUA, 2021.Dirección: Lee Daniels
Duración: 130 minutos
Guion: Suzan-Lori Parks. Novela: Johann Hari
Producción: Lee Daniels Entertainment, New Slate Ventures, Roth/Kirschenbaum Films. Distribuidora: Hulu
Fotografía: Andrew Dunn
Música: Kris Bowers
Reparto: Andra Day, Trevante Rhodes, Natasha Lyonne, Garrett Hedlund, Rob Morgan, Tone Bell, Da'Vine Joy Randolph, Evan Ross, Dana Gourrier, Melvin Gregg, Erik LaRay Harvey, Tristan D. Lalla, Kwasi Songui