Investigamos
El ojo extrahumano
El sexto sentido. Nemesio Manuel Sobrevila (1929)
Un chien andalou (1929), de Luis Buñuel y Salvador Dalí, eclipsó al resto de las películas y trabajos vanguardistas de la época. Crearon un efecto que es inevitable que nuestra mente, al pensar en vanguardias españolas, fije su mirada en este film. Entre las invisibilidades, se encuentra la mencionada El sexto sentido (1929), de Nemesio Manuel Sobrevila. Se trata de una película que se podría considerar un pequeño clásico en la sombra del cine español que nunca llegó a estrenarse en los cines.
Es una de las pocas que se conserva en el presente. Está inspirada en las tesis futuristas vertovianas sobre la tecnología cinematográfica y el ojo mecánico mientras que a la vez aplica un juego de asociaciones.
Presenciamos dos historias paralelas en la película, por un lado, los dos amigos que ven de maneras opuestas la vida -uno lo ve todo de color rosa y el otro todo negro- que salen con dos chicas. A la vez nos narra la historia de una joven (Antonia Fernández) -que es la pareja del chico de todo es de color rosa- que trabaja de corista y da todo su salario a su padre. Es obligada por este a vender el anillo que le ha regalado su novio (Enrique Durán) para satisfacer su capricho de ir a los toros, lo que podría poner en peligro la relación si el chico alegre se enterara. Un peligro que se acentúa cuando el amigo del novio, el que lo ve todo negro, ve una proyección cinematográfica de cámara oculta en el que la chica, vestida de corista, recibe dinero de un viejo. A los ojos de la cámara y, por lo tanto, del amigo, da a entender que se dedica a la prostitución. En este momento es cuando el cine toma lugar en el juego dentro de la narración para poner en duda ese sexto sentido, la capacidad para revelar la verdad de la vida. Hecho que se pone en duda después, porque la verdad que muestra la cámara, manejada por el misterioso Kamus (Ricardo Baroja), en realidad no es tal. Cuando el novio ve la proyección reconoce al viejo como al padre de la chica, de modo que la misma escena vista desde otros ojos -otra realidad- adquiere un significado completamente distinto.
En esta escena mencionada es donde se levanta el mito vanguardista que supone esta película. Se toma como protagonista ese ojo extrahumano, la cámara de cine, que desvelará la verdad de todo, ya que graba libremente lo que sucede. A través del trabajo filmado contemplan Madrid, ese verdadero Madrid sin ninguna deformación literaria, un par de trucajes y escenas del joven ayudante regañado por su madre. Es aquí, cuando Kamus explica su conclusión: la cámara, el ojo extrahumano, le permite llegar ahí donde el ojo no puede acceder, lugares como lo que se oculta bajo las faldas de las mujeres.
La cámara juega un papel esencial, en el que se define como el ojo extrahumano que les traerá la verdad. Kamus es el acompañante de esa verdad, ya que cuando quieres verla como tal, tienes que ir en su dirección. Mediante este hecho cinematográfico, el que lo contemple verá más profundamente, más grande, más deprisa, más lento… como bien menciona el personaje, él le deja hacer solo -al cinematógrafo- y libre, y este le trae lo que ve con precisión matemática. Verá usted los casos de una manera distinta. Con nuestro sexto sentido. Una vez más, con su papel abre distintos puntos de vista. La cámara fija un plano que es otorgado por el autor y mostrará una parte de la realidad que estará sujeta a la mirada del que la contempla. Como lo que pasa en la película con la escena mencionada, que, según los ojos de León, el amigo que todo lo ve negro, entiende el intercambio de dinero como trabajo cuando realmente hay una historia completamente distinta detrás. El sexto sentido del que hablan se equivoca, pero el autor también quiere remarcar la existencia del ojo que todo lo ve. La cámara apunta a un espacio donde pueden suceder distintas cosas a la vez, pero siempre será el ojo del espectador el que guie la vista en una dirección u otra.
El film supone una aportación a la vanguardia cinematográfica no exenta de crítica a los postulados más radicales que rompe con las convenciones más conservadores en una línea de crítica social. El autor intenta modelar y mezclar las innovaciones del cine de vanguardia con el costumbrismo que conecta con el público.
El sexto sentido habla sobre el cine a través de una historia y realidad cotidiana, como la pobreza, el amor y los distintos puntos de vista que uno puede tener en la vida. Cada personaje ejerce su papel para entender esa realidad-pluralidad.
Las vanguardias abrieron unas fronteras artísticas dentro de un contexto que tenía unas estructuras estrechas e inamovibles. Aunque en España no se desarrolló al mismo nivel que en el resto de los países europeos, favoreció la expresividad de los artistas, apreciando nuevos métodos de expresión y técnicas. Un nuevo diálogo se puso encima de la mesa que ha derivado en íconos del cine español que han cargado su identidad de algo innovador, distinto y polifacético.