Críticas
Poirot y Kenneth Branagh regresan
Muerte en el Nilo
Death on the Nile. Kenneth Branagh. EUA, Reino Unido, 2022.
Después del éxito de taquilla de Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express, 2017), el director y actor Kenneth Branagh regresa con una nueva adaptación de las clásicas historias de Agatha Christie y uno de sus personajes más reconocidos, el detective Hércules Poirot. Muerte en el Nilo (Death on the Nile, 2022) se estrena en salas después de varios aplazamientos y problemas detrás de cámaras, lo que definitivamente le hizo perder fuerza a una historia que, aunque no decepciona, tampoco sorprende mucho.
La cinta empieza con algo que no incluye el libro ni ninguna historia de Christie: el origen de Poirot (Kenneth Branagh). A manera de prólogo en blanco y negro, vemos al famoso detective antes de su reconocido bigote, cuando estaba en la guerra, y así aprendemos acerca de su talento para ganar una batalla, la mente brillante que analiza todo y les ayuda a sus compañeros a sobrevivir. Es una introducción larga e innecesaria, creada exclusivamente para la película y explicarnos de dónde surge el característico bigote y hablarnos de ese lado personal del personaje nunca explorado, incluyendo su lado romántico.
Pasamos a Londres, donde vuelve el color y empieza el misterio del Nilo con Simon (Armie Hammer) y Jacqueline de Bellefort (Emma Mackey), que bailan muy enamorados al ritmo del blues de Salome Otterbourne (Sophie Okonedo) en un club nocturno ante los ojos de Poirot. Linnet Ridgeway (Gal Gadot) llega en su vestido plateado como la reina de la noche a aguar la fiesta para la pareja, pues la atracción con Simon es inmediata, el baile seductor que tienen hace que la manzana prohibida sea probada y el conflicto de la cinta arranque. Después de una hora de suspenso y tensión, el punto sin retorno sacude la historia y empieza la investigación de quién cometió el asesinato, todos los personajes son igual de sospechosos, cada uno con un motivo y escondiendo más de un secreto. Una larga primera hora para todo un planteamiento de detalles que, después de superada, hace cuestionar al espectador quién tuvo la motivación necesaria para el crimen.
Y todo se debe al amor. El no correspondido, el que debe enfrentar problemas, el que debe superar obstáculos… Por eso se habla de Antonio y Cleopatra, de la famosa frase de Corintios en la Biblia que asegura que el amor es paciente, de los errores que se cometen por amor. Pero, ¿cuándo se desvanece el amor y se convierte en obsesión? El costo del amor prohibido empieza por una luna de miel y termina con un precio muy alto, un asesinato que el genial Poirot tiene que resolver, tocando las fibras de su pasado (y ahí la explicación de esa introducción en blanco y negro) y exponiendo lo que todos los personajes guardan en su corazón. A pesar de ciertos tropiezos y obviedades que presenta el guion, funciona y transmite claramente su mensaje. Esto está bien logrado gracias a Michael Green, el mismo que además de haber adaptado la anterior historia de Agatha Christie para Branagh, ha tenido éxitos como Logan (James Mangold, 2017) y Jungle Cruise (Jaume Collet-Serra, 2021).
Esta historia que tiene más de 100 años todavía funciona en la pantalla grande, es un misterio clásico del estilo de Christie en el que es imposible no reacomodarse en la silla y empezar a analizar con atención quién pudo haber sido el (o la) culpable. Ese famoso «whodunit» marca una forma de contar historias tanto en libros como en cine y televisión ha regresado con fuerza en los últimos años, gracias a éxitos como Puñales por la espalda (Knives Out, 2019) y la serie de cintas de Kingsman: Servicio secreto (Kingsman, 2014), dirigidas por Matthew Vaughn.
Seguramente la demora para poder llegar al conflicto que le da el nombre a la cinta se debe al gran ensamble de actores con el que cuenta, tenerlos en pantalla cuesta varios millones de dólares y hay que hacer que valga la pena la inversión. Pero mientras la historia despega, la cámara nos recalca lo costosa que fue la cinta: es evidente el dinero invertido en producción, por eso hay varios travellings que nos invitan a apreciar todas las locaciones con calma, un deleite visual de los increíbles paisajes y la belleza de cada lugar, tan bien cuidados que a la larga es difícil diferenciar qué es real y qué fue creado por efectos especiales, pues cada día se hacen más realistas.
Además, el vestuario es adecuado para la época, junto con el maquillaje y los pequeños detalles hace que los actores sean todos irreconocibles y se alejen de lo que han interpretado previamente, desde Annette Benning como Euphemia Boc hasta Russell Brand como Windlesham, que por primera vez lo veo actuando bien y fuera de su personaje cliché de comedia. El inmenso equipo de producción detrás de este largometraje logra una propuesta entretenida, una conta familiar para regresar a las salas de cine y reventar la taquilla, pero ese no ha sido el resultado que se han encontrado.
Y es que la película si corre con una muy mala suerte detrás de cámaras, además de la pandemia enfrentó el escándalo de Armie Hammer y la prohibición de la cinta en Kuwait por tener a Gal Gadot como una de las protagonistas. Muerte en el Nilo simplemente tuvo una racha de desafortunadas situaciones que aplazó el estreno en salas una y otra vez, condenándola al olvido. Eso sí, queda claro el talento de Branagh para dirigir lo que quiera, quien con dos películas muy diferentes en cartelera al mismo tiempo (Y con la otra me refiero a Belfast) está a la espera de su primer premio Oscar, pero no será por Poirot.
Trailer:
Ficha técnica:
Muerte en el Nilo (Death on the Nile), EUA, Reino Unido, 2022.Dirección: Kenneth Branagh
Duración: 127 minutos
Guion: Michael Green
Producción: Kenneth Branagh, Ridley Scott, Judy Hofflund, Kevin J. Walsh
Fotografía: Haris Zambarloukos
Música: Patrick Doyle
Reparto: Kenneth Branagh, Armie Hammer, Gal Gadot, Emma Mackey, Annette Bening, Jennifer Saunders, Dawn French, Rose Leslie, Tom Bateman, Ali Fazal, Russell Brand, Sophie Okonedo, Letitia Wright