Críticas
Invirtiendo en el otro
C’mon C’mon. Siempre adelante
C'mon C'mon. Mike Mills. EUA, 2021.
Esta es una notable película en la cual nos acercamos a algunos de los más complejos aspectos de la modernidad. Me refiero a la educación de los niños bajo un ambiente de inestabilidad familiar, en el cual no hay presencia regular de padre y madre, estando las madres exigidas por las circunstancias y la necesidad de dedicar tiempo importante a sus trabajos y a sus profesiones, a la vez que deben resolver conflictos con sus parejas. Surge como un hecho novedoso en estas situaciones la importancia creciente que toma la personalidad de los niños, influenciados por la abundante información que circula en todos los ambientes y por la relativamente novedosa conciencia del sentir, es decir, de la idea de lo prevalentes que son los sentimientos personales, expresados en frases como “yo me siento…” , “yo siento esto…”, frases que dominan el panorama. Esta es una forma de empatía, un aspecto de la conciencia personal en la cual los seres humanos están en capacidad de sentir cercanía e identificación con ellos mismos, con otras personas, con otros seres, con las cosas, con el universo entero. En principio se trata de un precioso y benéfico estado de conciencia, que debería dar lugar a inspiraciones armónicas relacionadas con el compartir, el trabajo en equipo, la compasión y la cercanía a los demás.
Sin embargo, es importante que haya un equilibrio entre las realidades externas (objetivas) y las realidades internas (subjetivas), de manera que el sentir personal, la identificación con las emociones propias y los sentimientos personales no dominen excesivamente las situaciones. Creo que esta película explora de una forma bella y balanceada estas situaciones. Lo hace presentando un rico conjunto de escenas y de diálogos entre los dos protagonistas principales, un niño, Jesse, despierto, inteligente, asertivo, lleno de preguntas y de personalidad, y Johnny, su tío, una persona que tiene por oficio acercarse al sentir y a las expresiones de niños y jóvenes, a partir de entrevistas y grabaciones que hacen parte de estudios e investigaciones. El tío está lleno de tolerancia y de ganas de acertar, cuando asume el cuidado del niño por unos días. Esta relación se extiende debido a circunstancias de la madre. El tío se ve entonces obligado a penetrar en la intimidad de los sentimientos y los modos de ser del niño, ya que una ayuda momentánea se convierte en un importante hecho vital.
Transcurre la trama en tres ciudades icónicas de Estados Unidos: Los Ángeles, Nueva York y Nueva Orleans, por las cuales se mueven los protagonistas siguiendo las exigencias del trabajo de Johnny. Cada ciudad aporta su propio ambiente. Los Ángeles, carente de marcas notables, una ciudad grande e indefinida, sin mayor identidad; Nueva York, una ciudad de múltiples encantos y sorpresas, con identidad de ciudad intelectual, en la cual la gente hace cosas innovadoras y de avanzada; Nueva Orleans, una ciudad de misterioso embrujo que atrae gente bohemia, conversaciones íntimas y exploraciones emocionales. Esos mismos ambientes sirven de marco para las distintas etapas de la relación entre tío y sobrino: parte de lo indefinido y desconocido; pasa por lo intelectual y por los descubrimientos y remata en la cercanía liberada y emocional.
Nos enfrenta la cinta, filmada en blanco y negro, a una excelente actuación de los protagonistas. Quizás la ausencia del color nos permite experimentar menos distracciones y enfocarnos de verdad en los diálogos, sustancias esenciales del mensaje que se va desarrollando persistentemente y que podríamos definir como los atractivos y las dificultades de las relaciones entre los seres humanos. Dificultades que se magnifican cuando las palabras que se dicen tienen significados racionales y emocionales que deben ser definidas paso a paso, pues los que dialogan no se entienden, estando apartados por la edad, por las experiencias, por las expectativas, por el lenguaje, por los puntos de vista. Es muy interesante apreciar cómo Johnny, persona de mucha experiencia en la escucha de jóvenes, se estrella cuando trata de acercarse a Jesse; y cómo Jesse, de viva inteligencia y capacidad empática, no logra sintonizar fácilmente con su tío. En estas relaciones surgen las creencias y los puntos de vista como elementos limitantes y es amenazante la presencia del fracaso, que aguarda en cada vuelta del camino de las conversaciones. Sin embargo, bajo la magia de los ambientes, de la paciencia y de la persistencia, van apareciendo fracturas en las fronteras que separan a los personajes, hasta que eventualmente se dan cuenta de que pueden definir mejor lo que está pasando y de que vale la pena transformar el mundo y transformarse a sí mismos a partir de desarrollar relaciones sinceras y pacientes.
Es toda una lección la que se plantea: un experto en la escucha de los niños y en la interpretación de sus estados mentales y emocionales, puede aprender en cada interacción, en la medida en que se deje arrastrar por el sentir del otro ser-niño y en la medida que permita que florezca la libertad. En este proceso, juega un papel importante crear novedad, plantear desafíos, jugar con espacios y propuestas, sin caer en la trampa de rendirse. Como señala el título, vamos, vamos, que nadie se rinda, siempre hacia adelante, invirtiendo en el otro, para establecer un gana-gana virtuoso.
Trailer:
https://www.youtube.com/watch?v=4HlAVSDYVKk
Ficha técnica:
C’mon C’mon. Siempre adelante (C'mon C'mon), EUA, 2021.Dirección: Mike Mills
Duración: 108 minutos
Guion: Mike Mills
Producción: Chelsea Barnard, Lila Yacoub, Andrea Longacre-White
Fotografía: Robbie Ryan
Música: Aaron Dessner, Bryce Dessner
Reparto: Joaquin Phoenix, Gaby Hoffmann, Scoot McNairy, Molly Webster, Jaboukie Young-White, Woody Norman
El film no es lo que dicen los primeros párrafos de la crítica, por la sencilla razón que la situación no es NADA típica. Por lo tanto hay que analizar la relación en ese contexto particular de un tío MUY especial y no es válido para analizar las «relaciones modernas» de una familia cualquiera.
Básicamente la peli es un plomo que no pude terminar de ver.
No va a ningún lado y sobrevuela continuamente un aire de superioridad intelectual insoportable.
Lo siento por Joaquin Phoenix que es un gran GRAN actor.
Coincido en que Joaquin Phoenix es un tremendo actorazo.En mi caso me deje llevar por la magia que emana de ese niño y la pelicula acabo por hacerseme corta. La disfrute como pocas veces .
La estrategia de filmarla en blanco y negro fue asertiva ya que lleva a profundizar en los diálogos. El guion es estupendo! Un retrato de las preocupaciones y compromisos educativos que en este caso está cargado en la madre. La importancia de contar con un adulto sensible e inteligente que haga contrapeso con los problemas familiares es un alivio para los niños. Excelente!