Críticas

Sangrienta tierra de nadie

La invitación

Otros títulos: The bride.

The Invitation. Jessica M. Thompson. Estados Unidos, 2022.

Poster promocional de La invitación¿A quién no le gusta un terrorífico romance gótico de aires aristocráticos? Aunque claro, se han contado tantos relatos de este tipo que igual hay demasiado cliché en el envoltorio. Las enormes mansiones misteriosas continentes de pasillos oscuros y catacumbas olvidadas, los secretos familiares, el porte digno y torturado de los protagonistas, las pasiones encendidas y destructoras, los mayordomos ariscos y dictatoriales; un buen puñado de ingredientes de sabor conocido que quizá hagan la pócima resultante tan repetitiva como distinguible.

Con intenciones de renovar esos escenarios tan trillados llega la directora Jessica M. Thompson con La invitación (Jessica M. Thompson, 2022), en su primer acometido en el terror tras el notable drama romántico La luz de la luna (2017). Y hay mucho de relato romántico de seducción aristocrática en el ambiente, pero, como en toda historia de vaporosos amores góticos, las cosas no son lo que parecen.

A pesar de esa ambientación tan marcada, La invitación  sucede en nuestros días, en los que una joven americana descubre, tras la muerte de su madre, que proviene de una notable familia inglesa. Es más, los recién aparecidos parientes arden en deseos de conocerla, e invitan a la protagonista a una fastuosa boda en una no menos fastuosa mansión en la campiña, al otro lado del Atlántico. Movida por una mezcla entre curiosidad y sentimiento de pertenencia, allí se planta a pesar de las muchas diferencias, en todos los sentidos, que puedan servir de muro con su desconocida familia.

Una vez en tan bucólico escenario, conoce al joven propietario de la enorme casa, y comienza el juego de seducción esperado, en la que dos jóvenes atrapados en su mundo por diferentes razones, se entienden en el abismo que los separa. Por supuesto, las complicaciones no tardan en aparecer, y se descubre en cada paso siniestro por la mansión que las intenciones familiares no son tan generosas como ella pensaba, todo obedece a antiguas tradiciones, pactos y obligaciones que trascienden el tiempo. No obedecerlas acarrearía un sangriento destino, como no puede ser de otra forma.

Elegancia aristocrática en La Invitación

Parece que esta historia ya nos la han contado, ¿verdad? A pesar de cierta actualización, de mensajes con algo de calado social, no deja de ser el eterno cuento de amores turbios entre una desconcertada cenicienta y un príncipe encantador bastante siniestro. Hay muy buenas intenciones escondidas en La invitación pero, por desgracia, el espectáculo se queda como un desinflado tiro al poste.

La construcción del escenario es de auténtico lujo, eso es así. De hecho, el cambio entre la jungla urbana y la vida insípida de la protagonista a la estirada alta sociedad de casa en el campo tiene unos cimientos bastante potentes, que dan esperanza en que el resto de los elementos funcionen igual de bien con el desarrollo del drama. Por desgracia, esos notables atisbos de buen pulso acaban diluidos en tediosas escenas en bibliotecas prohibidas, sótanos amenazantes, niebla onírica de tercera división y escenas totalmente previsibles.

La invitación juega en un terreno pantanoso en el que pretende la insinuación, y no mostrar todas las cartas. Lo curioso es que el desarrollo de la pesadilla transatlántica de la protagonista consigue el efecto contrario. Las escenas en las que aparecen las terribles criaturas que atormentan a nuestra heroína quieren el juego de espejos gracias al efecto de la falta de luz, pero no hay que ser muy avispado para darse cuenta de qué palo va la película y que esos malabarismos con los que distrae al espectador son disparos de fogueo.

Cuando el velo cae y los misterios se disipan, es probable que el público no se sorprenda, porque novedoso o sorprendente no es el truco final. Y no es que todos seamos de repente muy listos, es que el fondo de La invitación es muy pobre en argumentos. Hay que reconocer que hay buenos instantes, elegancia formal y, como he comentado antes, una ambientación decadente que da bastantes puntos al conjunto, aunque a la hora de rematar la faena quede en tremendo bostezo.

Ambientación gótica en La invitación

La invitación falla, sobre todo, en sus aspiraciones terroríficas, y es que en ningún momento llega a dar miedo o ligero desasosiego, por culpa de esos tediosos paseos por los lugares comunes de esta vertiente del género. Incluso con su desparrame sangriento en algunas escenas, no oculta su debilidad como relato de horror sobrenatural. Las criaturas de pesadilla que sobrevuelan la historia, por lo menos, obedecen a cierto decoro clásico en lo monstruoso, pero la maldad de opereta queda tan forzada (casi tanto como la inverosímil virtud) que resuena la oportunidad perdida.

Por si estos cimientos tan flojos no fuesen suficiente motivo para el derrumbe, el arco final de la película es tal desbarre de sangre, efectismo y soluciones desnortadas que la película derrapa sin remedio, hasta que hace parecer Blade una película de Béla Tarr en comparación a este delirio.

Si hay algo que destacar en positivo, además de esas pequeñas luces de buen hacer por parte de su directora, es la labor de los actores protagonistas. Nathalie Enmanuel sale victoriosa de su primer papel principal y resulta creíble incluso con todo en contra. Thomas Doherty tiene porte aristocrático. y cierto aire de belleza torturada que encaja como un guante en su rol de niño rico, seductor pero sensible. Sin grandes aspavientos, hay química entre ambos y dan algo de dignidad al conjunto.

Había una gran apuesta en el clasicismo de La invitación. Pero no se puede ser pusilánime con esas cartas, así que todo queda en la aburrida tierra de nadie. Una pena.

Trailer:

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Ficha técnica:

La invitación  / The bride (The Invitation),  Estados Unidos, 2022.

Dirección: Jessica M. Thompson
Duración: 104 minutos
Guion: Blair Butler, Jessica M. Thompson
Producción: Screen Gems
Fotografía: Autumn Eakin
Música: Dara Taylor
Reparto: Nathalie Emmanuel, Stephanie Corneliussen, Thomas Doherty, Sean Pertwee, Hugh Skinner, Alana Boden, Courtney Taylor, Virág Bárány, Kata Sarbó, Jeremy Wheeler, Carol Ann Crawford, Scott Alexander Young

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