Investigamos
Los ángeles de Charlie, Cómo eliminar a su jefe, El club de las primeras esposas
Comedias femeninas y reivindicativas en los ochenta y noventa
No somos ángeles
En 1976 se estrenó la serie televisiva estadounidense Los ángeles de Charlie, que narra la historia de tres mujeres que abandonaron el Cuerpo de Policía para trabajar en una agencia de detectives, propiedad de Charles Townsend, o mejor conocido como “Charlie”. Estas jóvenes solteras y hermosas, mejor conocidas como los “ángeles”, cumplieron emocionantes misiones durante cinco temporadas y reportaban a un jefe anónimo, del cual solo escuchábamos su voz.
Sin duda, este trío femenino caló en el imaginario colectivo como una suerte de tres Gracias contemporáneas. Aquellas mitológicas hijas de Zeus que simbolizan la alegría, la belleza y la fertilidad, representadas desde la Antigüedad en eterno movimiento. Ellas nos deleitaban desde la pantalla mostrando un oficio, que hasta ese entonces era masculino y que podía ser atractivo e interesante.
Bajo este ideal de belleza y perfección femenina, con un barniz de moda y glamour, la comedia cinematográfica norteamericana decidió observar a las mujeres que se quedaban fuera de esta horma y transitaban en la cotidianidad. Quizás buscando la imperfección para la risa o acertando con la mujer que estaba en la butaca para que se riera de sí misma, resultando a la mirada de hoy, ser absolutamente actuales en sus serias críticas al masculinísimo imperante.
Producciones netamente comerciales que se realizaron durante los años ochenta y noventa, sin mayores pretensiones de reconocimientos, apoyándose en consolidados nombres de la actuación. Comenzaron fijando su mirada en Nueva York, la urbe más icónica y cinematográfica del mundo. Dos obras de diferentes décadas, pero con una estructura narrativa muy similar, presentan a reivindicativos tríos de mujeres cuyos años mozos han pasado y sus vidas no tienen nada de extraordinario. Tal es el caso de Como eliminar a su jefe (Nine to Five, Colin Higgins, 1980) y El club de las primeras esposas (The First Wives Club, Hugh Wilson, 1996).
La batalla está en la oficina
Como eliminar a su jefe es una de las primeras muestras de las irreverencias de la comedia al presentar a un trío protagónico de trabajadoras en la década de los cuarenta. Las premiadas Jane Fonda y Lily Tomlin comparten protagonismo con una debutante Dolly Parton para dar vida a Judy, Violet y Doralee.
En un mundo analógico, donde el tiempo lo marcan las agujas del reloj, el trabajo va al ritmo del teclado de la máquina de escribir y la comunicación es por teléfonos fijos o personal. Una mujer recién divorciada (Jane Fonda), una viuda con cuatro hijos (Lili Tomlin) y una casada (Dolly Parton) se unen para desafiar a Franklin Hart Jr., un despótico, machista y egoísta jefe, interpretado por Dabney Coleman, un eterno secundario de lujo. Así el trabajo de estas secretarias o asistentes administrativas está lejos del glamoroso desempeño de los Ángeles de Charlie y su complaciente jefe.
Esta comedia abre con tópicos de ese entonces, y de hoy, representados en cada una de las protagonistas. Judy Bernly, después de un divorcio, se incorpora al mundo laboral dejando a la vista su falta de preparación y experiencia por su dependencia de un hombre proveedor. Violet Newstead choca con “el techo de cristal”, término que por ese entonces recién se empezaba a acuñar, al ser informada de que su esperado ascenso se le otorga a un hombre con un título universitario. Ella, aunque con más experiencia y que ha formado a esta persona, ha sido rechazada bajo la excusa de que los clientes prefieren tratar con un hombre. Mientras que la escultural Doralee Rhodes debe aguantar tocamientos y miradas lascivas de su jefe, el que incluso hace correr el rumor en la empresa de una supuesta relación amorosa, para acrecentar su virilidad y aislarla socialmente.
La comedia comienza realmente cuando estas tres mujeres se unen y, por una serie de equívocos, terminan secuestrando a su jefe y toman, tras las sombras, la dirección de la empresa, implantando una serie de reformas sustanciales, como crear un ambiente de trabajo personalizado, opción de jornada partida o flexible, mejoras salariales y poner en marcha una guardería. Lo que redunda en un mejor clima laboral y una mejora sustancial de la productividad.
Su triunfo final será la desbancada de su jefe y la realización personal: Judy volverá a contraer matrimonio, pero dejará el trabajo; Violet continuará trabajando y logrará llegar a la vicepresidencia; mientras que Doralee se convertirá en cantante country, como alter ego de Dolly Parton.
El tema musical de la película, escrito y grabado por Dolly Parton, obtuvo dos premios Grammy y fue uno de los mayores éxitos de la década. También el único reglón nominado de la película en los premios Oscar de 1980. Sin embargo, la impronta de estas tres mujeres continuó: Nine to Five inspiro una serie de televisión emitida en los años ochenta y un musical estrenado en 2009. En 2017, este trío se volvió a encontrar en los Emmy, donde presentaron el premio al Mejor actor de reparto. Allí Lily Tomlin declaró: “En 2017 todavía seguimos rechazando ser controladas por un fanático sexista, egocéntrico, mentiroso e hipócrita”, haciendo paralelismos entre el ficticio Franklin Hart Jr. y Donald Trump.
Y aún hoy, este tema musical, que sirve de obertura para la película, sigue vigente en su pegajosa letra, que concluye así:
De 9 a 5, sí, te tienen donde te quieren (9 to 5, yeah, they got you where they want you)
Hay una vida mejor (There’s a better life)
Y sueñas con eso, ¿no? (And you dream about it, don’t you?)
Es un juego de hombre rico (It’s a rich man’s game)
No importa cómo lo llamen (No matter what they call it)
Y pasas tu vida (And you spend your life)
Poniendo dinero en su billetera (Putting money in his wallet)
La conquista es la libertad
Posteriormente llegará, en 1996, El club de las primeras esposas, un trío femenino de mediana edad, integrado por Goldie Hawn, Diane Keaton y Bette Midler. Repitiendo la fórmula de un par de oscarizadas actrices y una reconocida cantante, que en este caso también es comediante. Ellas encarnan a Elise Eliot, Annie Paradis y Brenda Cushman, respectivamente. Un grupo de amigas de la Universidad a las que la vida las ha llevado por diferentes derroteros: una alcohólica actriz en declive y sin hijos, y dos madres, una insegura y en permanente terapia, la otra una vasta ama de casa. Pero todas tienen en común, en el presente, que han sido abandonadas por sus esposos, de edades contemporáneas, los cuales han preferido rehacer su vida amorosa al lado de mujeres más jóvenes. Además, estas mujeres comparten la experiencia de contribuir durante años al surgimiento profesional y económico de ellos, en detrimento, muchas veces, de permanecer ellas a la sombra.
Por tanto, el enemigo ahora no es un hombre solo que ostenta el poder, sino que una misma especie masculina encarnada en tres seres diferentes que comparten un patrón común de conducta. Ellos son Victor Garber, Stephen Collins y Dan Hedaya, en la piel de Bill Atchison, Aaron Paradis y Morton Cushman.
En este caso, la alianza femenina es de larga data y su unión es fortalecida por el suicidio de una cuarta amiga, Cynthia Swann Griffin (Stockard Channing), ante un segundo y publicitado matrimonio de su exmarido con una joven belleza. Siendo principalmente el tópico del “edadismo”, término de reciente entrada en la Real Academia Española (RAE), lo que marca esta vuelta de la comedia donde las mujeres toman las riendas de sus vidas.
Curiosamente, dentro del trío de mujeres jóvenes o segundas parejas, encontramos a una insegura y arribista Sarah Jessica Parker en el papel de Shelly Stewart; como la novia de Morton Cushman-Dan Hedaya y antagonista de Brenda Cushman-Bette Midler. Que dos años después dará un vuelco en su representación y será protagonista de la serie televisiva Sexo en Nueva York (Sex and the City), dando vida a una decidida e independiente Carrie Bradshaw en la misma ciudad.
Al igual que en Los ángeles de Charlie, en Como eliminar a su jefe, y hasta en Sexo en Nueva York, las mujeres son blancas, pero simbolizan su diversidad en el color de tinte de sus cabellos: rubio y gradaciones opuestas de castaño; y en el último caso de la serie televisiva neoyorquina, se permite el pelirrojo. Aunque en El Club de las primeras esposas se suma una peculiaridad más, la creencia o religión, encarnada en Brenda Cushman, como una judía practicante.
Por otra parte, este trío femenino de los noventa consigue particulares aliados que se solidarizan y suman a su causa por parte de las tres vertientes: como la socialiste Gunilla Garson Goldberg (Maggie Smith) por parte de Elise, la hija lesbiana (Chris Paradis) y la madre conservadora (Catherine MacDuggan) de Annie, y el tío italiano mafioso (Philip Bosco) de Brenda. En esta cruzada, ellas no están solas, a diferencia de las protagonistas de Como eliminar a su jefe, que actúan de manera subrepticia.
Así estas mujeres, primero movidas por la venganza, intentan sacar el mayor provecho monetario de sus divorcios. Y lo logran, con sus rocambolescas acciones y con sus cómplices. Pero la venganza no es satisfactoria para el recién creado Club de las Primeras Esposas. Por lo que, en homenaje a su amiga fallecida y con el dinero recaudado, ponen en marcha el proyecto del “Centro de ayuda Cynthia Griffin de crisis para la mujer”. Con esta obra pretenden que su experiencia pueda servir para asistir a otras mujeres en situaciones similares. Así, mensaje final de estas dos comedias es que las mujeres aportan su grano de arena para construir una sociedad mejor y más justa, tanto en el ámbito laboral como social.
Dejamos para el cierre de El club de las primeras esposas, un cameo cinematográfico significativo y único en el cine: la aparición de Ivana Trump, la exesposa para ese momento de Donald Trump y madre de sus tres hijos, interpretándose a sí misma. Lanzando un contundente mensaje final a las tres mujeres: “Deben ser fuertes e independientes. No se enfaden… y quédense con todo”. Así el trío de Elise, Annie y Brenda, simbólicamente, sale del recién estrenado centro bailando, como en una representación de las tres Gracias modernas, en la noche neoyorquina, cantando, a la vez, una versión de You Don’t Own Me. Un exitoso tema de los compositores John Madara y David White, con una inspiradora y desafiante letra feminista, cuyo estribillo Lesly Gore cantaba ya en 1963:
Soy joven y me encanta ser joven (I’m young and I love to be young)
Soy libre y me encanta ser libre (I’m free and I love to be free)
Para vivir mi vida de la manera en la que quiero vivirla (To live my life the way I want)
Para decir y hacer lo que sea que me dé la gana (To say and do whatever I please)
Así, la juventud y la libertad llegan al medio siglo de estas mujeres con un futuro prometedor, aunque los caminos abiertos son parecidos a los trazados por el trío de Judy, Violet y Doralee: Brenda se reconcilia con su esposo, Annie rechaza volver con su esposo y continúa su desarrollo profesional, mientras que Elise protagoniza una exitosa obra en Broadway y sale con un compañero de reparto.
Siguiendo la estela de Como eliminar a su jefe, la música fue lo más reconocido en su momento de esta comedia, al ser nominada a los premios Oscar por Mejor banda sonora original. E inspiró una serie televisiva norteamericana, First Wives Club, escrita por el mismo guionista, Robert Harling. Se estrenó en 2019 y ha tenido tres temporadas, pero a diferencia de la película original, su elenco es completamente afroamericano. Lo que indica aires de cambio, aunque cosméticos, para una fórmula de comedia que ya se comenzaba a repetir.
Algo parecido ocurrió con Los ángeles de Charlie, dieron el salto inverso de las comedias cinematográficas: de la pantalla chica a la pantalla grande. Con una versión cinematográfica en 2000 (Los ángeles de Charlie, Charlie’s Angels), su secuela Los ángeles de Charlie: Al límite (Charlie’s Angels: Full Throttle, 2003) y su reboot homónimo en 2019, con un elenco renovado para las nuevas generaciones. Incluso contaron con un remake de la serie televisiva en 2011, que abarcó solo una temporada, ya que quedó al descubierto el desgaste de la fórmula.
Curiosamente, Como eliminar a su jefe y El club de las primeras esposas, que abordaron en su momento temáticas femeninas altamente reivindicativas, fueron dirigidas por hombres. Y esta impronta se ha mantenido hasta el presente siglo con obras similares, como La cosa más dulce (The Sweetest Thing, 2002) y No hay dos sin tres (The Other Woman, 2014), que cuentan con la actuación de Cameron Diaz como nueva sucesora para este tipo de género; o Malas madres (Bad Moms, 2016) y su secuela, El gran desmadre (A Bad Moms Christmas, 2017). Una excepción ha sido Tres mujeres y un plan (Mad Money, 2008), que fue el debut en la dirección de Callie Khouri, la guionista de Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991). Y en el caso de esta última, también cuenta con la participación de Diane Keaton, como parte de un trío de diversas edades y ascendencia. El testigo de que la comedia femenina sigue dando la pelea.
En el presente siglo, las comedias femeninas abandonan Nueva York, como centro neurálgico de irrupción femenina, junto al leitmotiv musical, que les dio un cierto prestigio cinematográfico en el siglo pasado. Estas obras han quedado relegadas al mero entretenimiento y a la repetición de sus patrones narrativos. Pero siempre dejan claro que, entre sonrisa y carcajada, en la interpretación moderna de las tres Gracias cinematográficas, ellas poseen el don de la transformación. Y no dotan a los hombres de genialidad, como se creía en la Antigüedad.
Qué gracia tan abundante la de las tres gracias femeninas
Muy buen artículo, y seguimos funcionando así . Siempre hubo protestas, siempre se trató de incluir pero era más difícil .
Gracias!
Si, estas mujeres se crecen en sus gracias con el tiempo.