Críticas

La biblia digital

Desconectada

Missing. Nicholas D. Johnson, Will Merrick. EUA, 2023.

Desconectada aficheInadvertida sátira criminal con visos creativos esparcidos a ritmo vertiginoso y  puestas en escena acordes a la era digital: múltiples accesos a pantallas, pantallas y más pantallas. La investigación, con varios giros, nos muestra la incidencia en el mundo de hoy desde un monitor.

La madre de June emprende un viaje a Colombia con su pareja, repentinamente, la pérdida del contacto desata una desenfrenada búsqueda por medio de canales digitales. El final depara una vuelta de tuerca interesante.

El mundo es de las redes sociales, la diversa gama de posibilidades auxiliares se presenta, desde la lejanía, al servicio de una globalización que torna familiares las relaciones. La posibilidad de crear realidades virtuales dentro de  una pantalla, lo falso se confunde con lo verdadero mediante el registro de imágenes que pueden significar tanto un truco como el recorte intencional de filmaciones sin el aval de la inmediatez del contacto presencial.

La sátira es parte de ese mundo virtual reafirmado en sí mismo, realidad de lo posible articulada con la diversión y el engaño. Lo criminal hace juego con la ilusión, “no vayas a creer todo lo que ocurre en las redes”. Se configura un espacio de manipulación donde existe un abanico de chances para todos los gustos, no se sabe de distancias, nunca sabemos si estamos cerca o lejos de la realidad.

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Un thriller tecnológico donde lo digital atempera la tensión, la reconduce hacia estadios tardíos con la firme intención de conservar un resultado estándar que realiza una transición hacia la parodia virtual para caernos de sorpresa. El efecto no es contundente, la expectativa del desenlace no cumple con la intensidad característica del género. Tampoco hay humor, solo la posibilidad de tomar en cuenta la tecnología y sus usos. El poder de la imposición,  los instrumentos copan la vida, un apego que nos permite incluir lo digital en todas las dimensiones de existencia. Como para no olvidarnos de los tiempos que corren.

Los conflictos intergeneracionales se diluyen en aras de un desasosiego que,  en medio de alternativas informáticas, nunca alcanza la cumbre; una especie de impasse abre paso a la eclosión, viraje al rescate de presencias que creíamos definitivamente ausentes. La trama es eso, una prospectiva que deja caer un as desde la manga. Es la virtud del producto en su más significativa veta creativa.

No estamos frente a grandes actuaciones, se refleja lo estándar del género en componentes dramáticos que navegan de manera entrecortada entre interrupciones al acceso digital.  La fuga, del contacto directo con hechos y personas, tan solo es momentánea. Solo el final nos trae una secuencia dramática estable y continua, aunque de escasa intensidad, tanto por lo breve, como por la caída en lugares comunes esquemáticos, que volatilizan el género en cuanto a su eficacia como tal.

Una historia de engaños nos hace partícipes, lo inesperado se cuela, por fuera de lo dramático, para terminar de desarticular su eficacia. Al final, caemos en la cuenta, la farsa operó a nuestras espaldas, fuimos engañados dentro del engaño. La trampa nos participa porque va dirigida a nosotros, espectadores de un mundo en configuración; la informática al servicio de la vida, la vida al servicio de la informática. Un escenario dentro de otro, y el otro dentro del uno, lo disociado del fenómeno nos pone a depender de soluciones que apuntan a la inmediatez, resolución que, más allá de la gravedad de los hechos, no puede esperar.

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El clima emocional es esencial para un thriller, aunque no es lo que destaca. Sin embargo, asistimos a un “sinuoso” laberinto de hipotéticos sucesos en tiempo record virtual, las idas y venidas entretejen una trama solvente desde lo creativo, recién en el último tramo, nos permite desprendernos de la esfera digital. Es el momento de la resolución, somos alertados de lo que realmente está sucediendo. Entretanto, lo que tenemos es un laberinto informático incapaz de generar suficiente tensión en el espectador. No obstante esto, la película es narrada sin mayores complejidades, sabe entretener a pesar de los vaivenes.

Culto a la informática traslucido en realidades actuales, la dependencia digital se cuela en la vida para generar un mundo paralelo en relación o, mejor dicho, en traducción, los sucesos se avienen, de forma permanente, a una lógica de interdependencia que los filtra hacia sentidos variables, siempre en función de lo posible. La actualización llegará en la “realidad” de un desenlace que concretiza inimaginables respuestas. Las redes sociales, como herramienta, no sustituyen la realidad, pero tienen la última palabra, el remate así lo establece. Como camino de investigación pueden remitirnos a múltiples lugares, solo nos deshacemos de ellas en apariencia; al final, siempre tendrán la última palabra.

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La burla a los avatares del cine criminal, lo cibernético alberga respuestas que optan por trasladar lo horrendo de la realidad a un mundo capaz de oficiar de filtro mitigador, que potencie el distanciamiento previo otorgado por la cinta. El cine es representación, por tanto, lo criminal, como posibilidad, es mediado por una pantalla que nos permite experimentar la violencia de manera controlada. Desconectada, mediante una desconexión de segundo grado, nos desvincula, interpone un giro que establece un distanciamiento de segundo orden.

Lo satírico es conclusión fugaz que, sin estropear el entretenimiento, nos sitúa ante un punto de vista desarticulador; la noticia es que lo esperado no sucede, la regla no se cumple, el género se trastoca en un toque de humor cuasi-imperceptible,  aggiornado a la lógica de lo breve. Es el vértigo de la informática, la nueva forma de expresión nos avasalla en medio de rupturas inmediatas que resquebrajan un desenlace ya procesado en nuestra mente. No debemos descansar en lo esperable, la fugacidad del cambio siempre puede acarrear sorpresas.

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Ficha técnica:

Desconectada (Missing),  EUA, 2023.

Dirección: Nicholas D. Johnson, Will Merrick
Duración: 111 minutos
Guion: Nicholas D. Johnson, Will Merrick. Historia: Aneesh Chaganty, Sev Ohanian
Producción: Sony Pictures Entertainment (SPE), Stage 6 Films. Productor: Timur Bekmambetov. Distribuidora: Sony Pictures Entertainment (SPE)
Fotografía: Steven Holleran
Música: Julian Scherle
Reparto: Storm Reid, Nia Long, Amy Landecker, Ken Leung, Thomas Barbusca, Lisa Yamada, Joaquim de Almeida, Tim Griffin, Megan Suri, Tracy Vilar, Karina Noelle Castillo, Rick Chambers, Michael Segovia, Jameel Shivji, Daniel Henney, Ava Zaria Lee, Kimberly Cheng, Sharar Ali-Speakes, Lauren B. Mosley

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