Críticas
Demonios dentro
The Offering
Otros títulos: Ofrenda al demonio.
Oliver Park. EUA, 2022.
Parece que el filón de las posesiones demoniacas no se acaba nunca. este subgénero siempre encuentra formas de supervivencia en las mutaciones de los horrores que atenazan nuestras pantallas, aunque bien es cierto que, por lo general, deja más engendros fílmicos que películas memorables.
El referente claro es El Exorcista, mil veces imitada, nunca igualada. El pistoletazo de salida de este palo del terror establecía unas normas que pocas veces se han alterado, como escritas en piedra. Variaciones sobre el mismo tema o descarados plagios son la tónica general del constante enfrentamiento entre las fuerzas de la oscuridad y el bien, representado, como no, en forma de abnegados soldados de Dios. Así con dosis ingentes de proselitismo y maniqueo posicionamiento espiritual, el espectáculo demoniaco sobrevive atacando al espectador en un miedo primario y atávico, anclado en las cuestiones de fe como algo cultural, que se resiste a desaparecer incluso en un mundo tan terrenal como el del siglo XXI.
The Offering (Oliver Park, 2022) es el último eslabón de esta larga cadena fílmica, y seguro que no será el último. Quizá, lo peor que se puede decir de la película de Oliver Park es que, a pesar de sus buenos mimbres, no aporta nada significativo al género. Intenta desplegar personalidad propia, y de hecho consigue remarcables hallazgos en sus formas, gracias a la potente mirada de un director que, al menos, muestra cariño y respeto por su material. Park no es el típico mercenario que va en piloto automático de salto en salto por los clichés propios de las posesiones. Da la sensación de que conoce las limitaciones de la apuesta y, con modestia, acepta esas fronteras, desde las que ofrece bastante personalidad, a pesar de estar muy lejos de un resultado original.
De esa falta de novedades surgen los grandes problemas de The Offering, con un espectador avezado en estas lindes demoníacas que puede encontrar predecible el desarrollo de la película. Aunque esto es una evidencia, no es menos cierto que Park sabe sacar provecho de su propio talento y un puñado de herramientas que dejan mejor poso al público por encima de la mayoría de los subproductos de terror que invaden los cines y plataformas.
Park concibe el espacio como gran pilar de su narración. La gran parte de la acción ocurre entre las cuatro paredes de la enorme casa que se descubre como una protagonista más, en la que cada rincón tiene un motivo. Park no renuncia a la inmediatez del susto inesperado, pero prima el fuego lento, la construcción de ambientes. A lo mejor no llegan a ser terroríficos, pero sí que dotan de atmósfera malsana e inquietante a todo el metraje. Personalmente, prefiero esa cadencia incómoda repleta de promesas que el sobresalto constante a base de trucos mil veces vividos como audiencia.
La casa muta con la película, de la intimidad de una familia en pleno reencuentro, testigo de los turbios secretos de los protagonistas, pasando por salones multitudinarios en celebraciones y ritos, tan importantes en la película, a la decadencia física que representa el poder destructor del mal que sumerge sus raíces en lo profundo de los protagonistas; personas normales con sus propios demonios internos, han de hacer frente a otros, extirpados de los rincones ocultos del folclore y el mito.
Esos personajes principales son la siguiente gran baza de Park, que usa el primordial argumento de introducir de forma dramática el elemento paranormal en vidas totalmente anodinas. Historias pequeñas de pérdida y búsqueda de redención, de errores y expiación, del común de los mortales confrontando el pasado. El retorno al hogar del hijo pródigo llevado a cotas de infortunio espeluznante, atrapados en el fuego cruzado de entes que escapan del raciocinio y la lógica.
Si bien no hay caras especialmente conocidas en el reparto, hay un loable esfuerzo por representar en la pantalla esta dualidad entre lo mundano y lo diabólico por parte de los intérpretes. No son actuaciones memorables, y en ciertos momentos quedan algo forzadas las reacciones ante lo imposible, en los bordes incluso del cliché. Pero la reconocible cotidianeidad de la que hacen gala consigue que nos resulten cercanos y creíbles, y que sintamos cierta empatía cuando lo terrible encuentra la grieta por la que colarse en sus vidas.
Otro de los lugares comunes de este tipo de películas es el entorno cristiano en el que se desarrollan los eventos. Sin embargo, Park decide poner sus ojos en otras tradiciones, que dotan de cierto exotismo al conjunto. El mal encuentra acomodo para la ocasión en la comunidad judía ortodoxa, con toda su rica colección de creencias, ritos y, cómo no mitos y supersticiones. Aunque pasa bastante por encima, es tremendamente interesante el trasfondo ocultista de esta religión. Al final, como en todas las películas de este tipo, y con independencia de las creencias representadas, el mensaje acerca de romper las leyes naturales de Dios y sus nefastas consecuencias sobrevuela el espíritu de la producción.
En general, The Offering es un buen espectáculo rodado con intuición, apoyada sobre un notable aspecto visual, gracias a un director respetuoso que no juega a ser el más listo de la clase. Tenemos un comienzo prometedor, que se ve lastrado por cambios de ritmo que rompen la dinámica ascendente del horror. Eso sí, el último acto es todo un despliegue con momentos realmente remarcables, rubricado con un final de los que dejan sobrecogido. Quizá algunos flecos deslucen esos buenos compases finales, porque algunas decisiones quedan en manos del buen juicio del espectador para elegir si obedecen la lógica interna del film o es simple precipitación para cerrar la función.
Con sus cosas, The Offering aprueba, porque apuesta por la identidad renunciando a la novedad. Queda un poco por debajo de otro ejemplo de enfrentamiento con lo fantasmal en la misma comunidad ortodoxa, la muy interesante The vigil (Keith Thomas, 2019), que maneja de forma más seca y efectiva piezas muy parecidas a las que componen la obra de Park. Pequeña joya a descubrir, forma un buen dúo con The Offering.
Ficha técnica:
The Offering / Ofrenda al demonio , EUA, 2022.Dirección: Oliver Park
Duración: 93 minutos
Guion: Hank Hoffman
Producción: Millennium Media
Fotografía: Lorenzo Senatore
Música: Christopher Young
Reparto: Nick Blood, Emily Wiseman, Paul Kaye, Allan Corduner, Jonathan Yunger, Velizar Binev, Daniel Ben Zenou, Nathan Cooper, Sofia Weldon, Boyan Anev, Yonko Dimitrov, Jodie Jacobs