Guardianes de la Galaxia Vol. 3

Todos los fanáticos de Marvel saben desde hace tiempo que Guardianes de la Galaxia Vol. 3 (Guardians of the Galaxy Vol. 3, James Gunn, 2023) es la última cinta del grupo, como se dio a conocer. Lo hemos visto ya con otros personajes y en otras cintas de este gran universo que se extiende hasta las series de televisión. Pero quizás ninguno de los cierres ha sido tan bien recibido por críticos, espectadores y hasta por PETA como esta película, quizás la última de Gunn para Marvel, pues ahora es el copresidente y codirector ejecutivo de DC Studios, la competencia, donde va a dirigir la próxima entrega de Superman. Esta cinta superó las expectativas en su fin de semana de estreno y para finales de mayo de 2023 había sobrepasado los 600 millones de dólares de taquilla global.  ¿Y por qué hasta la asociación de derechos de los animales PETA alaba esta película de esa manera?

Para empezar, es el esperado regreso de los antihéroes renegados que sacudieron al universo Marvel con la misma formula del Volumen 1 y el Volumen 2: un guion lleno de humor, personajes torpes y entrañables, grandes escenas de acción y una banda sonora que apela a la nostalgia de Peter Quill (Chris Pratt), el ya reconocido y querido Star-Lord, cuya fuente musical sigue siendo el rock de los años 70 y 80, con excepciones en esta ocasión que incluyen a Radiohead, Beastie Boys y Florence and The Machine, entre otros. Se preguntarán ustedes que si es la misma fórmula ¿para qué volvieron? Pues faltaba contar una historia.

El mismo Gunn, en entrevistas, ha revelado que tenía una profunda necesidad de contar la historia de Rocket Racoon (Bradley Cooper), el adorado mapache del que no se sabía su origen. Pues acá entra el premio que le dio PETA a la cinta: fue nombrada la mejor película del año en cuanto al tema de los derechos de los animales, por su exposición sin filtros de la crueldad que sufren estos en los laboratorios de pruebas. Rocket, como se sabía desde la primera cinta, es un mapache que fue víctima de experimentos y se escapó de un laboratorio, pero en eso se había quedado.

Su historia de origen es, simplemente, devastadora, podría apostar que no quedó un ojo seco en la función en la que estuve. A punta de flashbacks vemos a Rocket bebé y que poco a poco se convierte en un número más de los crueles experimentos que se realizan en animales para mejorar y antropomorfizar las especies, todo para crear una Contra-Tierra. Mientras está enjaulado, el joven Rocket se hace amigo de sus compañeros de celda, otros animales sometidos a horribles experimentos como él: Lylla la nutria (Linda Cardellini), Teefs la foca (Asim Chaudhry) y Floor el conejo (Mikaela Hoover).

A pesar de que todo fue hecho por computadores, como es casi todo hoy en día, la ilusión se mezcla con la realidad y nos hace sentir el dolor de todos. Las escenas de estos personajes pasan de la emoción a la crueldad en segundos, manipulando las emociones del espectador a su parecer. Esa era la ficha que faltaba en este rompecabezas, ahora es totalmente clara y entendemos a Rocket Racoon: ha sido marcado de por vida, no solo con un número en su piel que le recalca que ha sido víctima de experimentos, su mente está llena de recuerdos dolorosos que le dan la fuerza para seguir.

Para algunas personas, esta es la principal falla del Volumen 3: consideran como una continua explotación de violencia animal que puede afectar más de la cuenta. Para mí, es lo que el arte tendría que ser, un reflejo de la realidad que vivimos y que, muchas veces, no vemos. Es una madurez en la historia y en la narrativa, es una sacudida de silla que nos invita a ponernos en los zapatos de los que no tienen voz que han sido víctimas de todos los humanos que juegan a ser dioses. Pero también nos habla sobre encontrar el lugar en el mundo, el aprender a perdonar y perdonarnos, la importancia de expresar las emociones y muchas otras lecciones más que a veces hacen falta en el mundo caótico al que llamamos realidad.

Considero que la verdadera falla de Guardianes de la Galaxia Vol. 3 son los enemigos. Por un lado está Adam Warlock (Will Poulter), que vive estrellándose y jugando al torpe, hasta el punto de fastidiar. Y por otro lado está el Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), que se siente muy parecido a Thanos, el gran villano de Vengadores: Infinity War (Avengers: Infinity War, 2018), un megalómano super poderoso y casi invencible, que cae en lo genérico y predecible.  Sin embargo, las situaciones y el humor hacen que estos detalles pasen a segundo plano, porque esta es una de esas películas para disfrutar en las salas de cine con la pantalla gigante.

Para muchos fans, entre los que me incluyo, esta es la mejor cinta de la trilogía. Es evidente que fue creada como una película para despedirse del público y de los personajes con altura y amor; aunque tiene sus fallos, logra apelar a la nostalgia de los que hemos seguido esta saga con devoción. Es una manipulación de sentimientos, por supuesto. Pero, ¿qué película no lo es? ¿No es el propósito principal del cine emocionarnos hasta las lágrimas y querer volver a vivir la misma historia una y otra vez? Eso hace que unas pocas películas se conviertan en mis favoritas y que al volverlas a ver las siga disfrutando. Guardianes de la Galaxia Vol. 3 puede caer fácilmente en esa categoría, así como ya están sus antecesoras. Con esto se cierra otra era de Marvel, se recupera la esperanza casi perdida gracias a las últimas películas de la Fase 5 y surge una pregunta, ¿cómo será la segunda generación de Guardianes? Porque ya se sabe quiénes son, en las escenas postcréditos los verán. Pero yo me quedo con Star-Lord y su grupo de desadaptados.

Trailer: