Críticas

La luz y la oscuridad

Aterrados

Demián Rugna. Argentina, 2018.

Es difícil encontrar buen cine de terror. Es más difícil aun encontrar películas latinoamericanas de este género que realmente produzcan algo que no sea risa o lástima. Por eso es que Aterrados (Demián Rugna, 2018) se ha convertido rápidamente en una de las favoritas de los amantes del terror, tanto en la Argentina, su país de origen, como en toda Latinoamérica y el mundo. Está considerada como una de las mejores cintas del género y ha sido elogiada por el uso adecuado del gore, tiene una función dramática clara y evita caer en los lugares comunes, proponiendo una narrativa que mantiene al espectador al borde de la expectativa. Su éxito ha llegado a los oídos del ganador del Oscar Guillermo del Toro, quien ha asegurado que se quiere encargar de su remake para Estados Unidos.

Este universo ubicado en un barrio de Buenos Aires tiene un excelente comienzo, una escena memorable que presenta el terror omnipresente que nos va a acompañar siempre: algo sucede en la casa de Juan (Agustín Rittano) y Clara (Natalia Señoriales), parece un ruido que va en las tuberías, son voces… ¿Es el vecino, Walter (Demián Salomón)? ¿Qué pasa en realidad? No es claro, lo único que vemos es la muerte de uno de los personajes de una forma violenta, sangrienta y sorprendente, pero más por lo grotesco. Y en el universo que nos plantean, es verosímil y funciona.

Walter también lo vive a su manera, está aterrado de las cosas extrañas que pasan en su casa, los objetos se mueven, él no puede dormir y ya no sabe qué hacer. Compra una cámara para grabarse durmiendo y lo ve. ¿Qué es? ¿De dónde viene? ¿Por qué a él? Y para rematar, el hijo de una vecina del lugar (Julieta Vallina) es atropellado por un bus, pero parece regresar a casa unos días después del entierro y se sienta a la mesa, aunque no es el mismo niño que ella crió…

Todos los eventos extraños son investigados por el Comisario Funes (Maxi Ghione), Mario Jano (Norberto Gonzalo), la doctora Albreck (Elvira Onetto) y el estadounidense Rosentok (George L. Lewis), quienes forman un equipo de investigación paranormal dispuesto a llegar a las últimas consecuencias, sin tener idea de lo que les espera.

Las tres historias tardan un poco en armarse y coincidir. El suspenso está manejado de forma muy efectiva, mesurado y calculado, además se apoya constantemente con la música (hecha por el mismo director y libretista, Rugna) y los efectos de sonido. También hacen su aparición los fuera de foco y los diferentes ángulos de cámara casi obligatorios del género, que logran colocar el miedo y la tensión en el espectador. La fotografía enriquece este ambiente tenebroso que nos proponen y así podemos ver claramente el gran trabajo de maquillaje y efectos especiales que tiene cada escena, es evidente que todo está cuidado al detalle.

Pero nada de esto serviría sin actuaciones verosímiles, algo que sobra en Aterrados. El reparto tiene intérpretes más conocidos y otros que menos, pero cada uno logra destacarse en escena y hacer su rol creíble para el espectador, especialmente Rittano, Gonzalo y Ottano. Su miedo traspasa la pantalla y llega hasta los huesos. Es evidente que Rugna ha hecho su tarea y ha visto los clásicos de Hitchcock como Psicosis (Psycho, 1960) y hasta la más terrorífica de todas, El Exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973), pues en su trabajo se ven los homenajes, la inspiración y el detalle con el que se construye cada escena, acá hay un trabajo profundo y muy bien logrado.

El monstruo, por su parte, logra ser aterrador, tanto en su aspecto físico como en sus movimientos. Sin embargo, nunca es claro el origen del mito, es decir, por qué pasa lo que pasa en este barrio, pero tampoco se siente necesaria una explicación al detalle. Solo se habla de dos realidades conviviendo en el mismo espacio, la luz y la oscuridad, una explicación que justifica todo el montaje y provee una herramienta increíble para provocar los saltos que produce esta cinta. El evitar explicar el mito no solo sirve para crear una secuela (que ya está en proceso), además siempre es bueno dejar al espectador queriendo un poco más. ¡Y claro que lo queremos!

Es muy satisfactorio ver este tipo de cine en nuestro idioma con tan buena calidad. Y hoy, gracias a las plataformas y a Internet, este tipo de contenidos se vuelve de más fácil acceso, pues la cinta no tuvo un estreno grandioso en salas ni recibió los reconocimientos que merecía. Es más, fue recibida con risas en el Festival de Sitges el año en que estuvo. Tal vez todo esto sucedió para convertirla en cinta de culto, como esas que antes se pasaban de mano a mano por recomendación de alguien que “sabía de cine”. Así como el mismísimo Steven Spielberg, quien le pidió al director mexicano Guillermo del Toro que le pasara una copia de esa cinta latina de la que tanto hablaba.

Según las noticias, Rugna ya se reunió con Del Toro, quien produciría la cinta, y se encuentran en Los Ángeles haciendo la adaptación de su película con ayuda de Sacha Gervasi, libretista que escribió La Terminal (The Terminal, Steven Spielberg, 2004). Mientras que llega el remake (si es que se llega a hacer) o la secuela, podemos disfrutar de una de las joyas del cine de terror latinoamericano en los últimos años, en su idioma original y como fue concebida.

Trailer:

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Ficha técnica:

Aterrados ,  Argentina, 2018.

Dirección: Demián Rugna
Duración: 87 minutos
Guion: Demián Rugna
Producción: Raimundo Bassano, Fernando Díaz, Andrea Kluger
Fotografía: Mariano Suárez
Música: Demián Rugna
Reparto: Maxi Ghione, Norberto Gonzalo, Elvira Onetto, George L. Lewis, Julieta Vallina, Demián Salomón, Agustín Rittano, Natalia Señoriales, Matías Rascovschi

2 respuestas a «Aterrados»

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