Críticas

Hacia el fin de la aventura

Indiana Jones y el dial del destino

Indiana Jones and the Dial of Destiny. James Mangold. EUA, 2023.

Cartel de Indiana Jones y el dial del destinoEl viaje como descubrimiento ha sido uno de los temas universales de la literatura. El cine se ha nutrido de historias de viajeros que partieron en búsqueda de grandes tesoros y desafiantes enigmas a revelar. Hacer referencia al cine de aventura es pensar en muchas películas, pero principalmente, en la inolvidable Indiana Jones. Tal vez, la preferimos porque como decía Borges “a un caballero solo le interesan las causas perdidas”, y nuestro legendario aventurero así lo demostró. Sin duda, desde sus inicios y hasta el presente, nuestro héroe dio luz a los cimientos ocultos bajo la tierra o el agua, para preservar la historia de la humanidad y resguardarla como hicieron los templarios con el santo grial. La misión de Indiana fue la de excavar, hallar y sacar a la superficie las huellas de la vida, los rastros de las civilizaciones, el valor de los mitos y la importancia de las leyendas a lo largo del tiempo.

La saga creada por Steven Spielberg y George Lucas en la década del ochenta se nutrió de las novelas, el folletín, los seriales de los 30-40-50, del cine de épico y de aventuras clase B, como de la necesidad de llevar su pasión cinéfila y la fantasía a la gran pantalla. El talento de esa dupla creativa demostró rápidamente la capacidad de los nuevos directores de crear y narrar historias capaces de volver posible cualquier sueño y la instancia de seguir -por qué no- jugando a “salvar la historia” en manos de un arqueólogo y profesor llamado Henry James o Indy, según la dualidad que ejerza en su misión. Alguien capaz de deleitar a sus alumnos con sus conocimientos científico, luciendo un traje de sastre inglés, como de enfrentar con destreza a un ejército nazi o ruso en chaqueta de cuero, sombrero,  látigo en mano y un revólver, por si acaso.

El inicio extraordinario de Indiana Jones en busca del arca perdida (1981), fue seguida por Indiana Jones y el templo maldito (1984); Indiana Jones y la última cruzada (1989) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), bajo la dirección de Steven Spielberg. Luego de quince años, vuelve una secuela más de la saga que creíamos terminada en manos de sus creadores: Indiana Jones y el dial del destino (2023), dirigida por James Mangold.

Tras su estreno en el reciente Festival de Cannes, la quinta entrega generó altas expectativas y supuso algunas sorpresas y reapariciones que la conectan a sus antecesoras. Una de ellas, fue la participación de Harrison Ford a sus 80 años, poniéndose nuevamente en la piel del apasionado aventurero, junto a algunos personajes que vuelven a la gran pantalla. Otra modificación, no menos importante, fue el cambio en la dirección del proyecto en manos del realizador norteamericano James Mangold, reconocido por importantes películas como En la cuerda floja (2005), El tren de las 3:10 a Yuma (2007); Wolverine inmortal (2013); Logan (2017), entre otras. Mangold también coescribió el guion junto con John-Henry Butterworth, Jez Butterworth y David Koep. Y en esta oportunidad, la producción ejecutiva quedó en manos de Spielberg y Lucas. Por último, el gran compositor John Williams, un legendario de la industria hollywoodense, vuelve a dirigir la banda sonora, deleitándonos con los acordes de sus melodías.

Fotograma de Indiana Jones y el dial del destino

A modo de prólogo, la película comienza situándose en el final de la Segunda Guerra Mundial, con la imagen de Harrison Ford rejuvenecido gracias al uso del CGI y atrapado por el ejército nazi cuando fue en búsqueda de una espada sagrada. En compañía de su amigo, el arqueólogo Basil Shaw (Toby Jones), también apresado por los soldados, ambos terminan hallando la mitad del Antikythera, un instrumento creado por Arquímedes, que permite viajar en el tiempo. El objeto, que funcionará como el McGuffin hitchcockiano que motivará la acción, lo enfrentará con el físico Jürgen Voller (el talentoso actor danés Mads Mikkelsen), quien no parará hasta recuperar la pieza e ir tras la mitad faltante, la cual le otorgará la totalidad del poder.

De 1939, la película salta a 1969, en la ciudad de Nueva York. El contexto histórico está atravesado por la crisis sociopolítica que atraviesa la sociedad estadounidense. El conflicto de la guerra de Vietnam, el surgimiento de los movimientos contraculturales, el avance del black power y la llegada del hombre a la Luna. En ese marco, un primer plano nos revela a un Indy envejecido y solitario dentro de su humilde departamento. Hay papeles de divorcio en puerta y está pronto a jubilarse como profesor. Frente a ese panorama desalentador, dicta su última clase ante un reducido alumnado que desatiende los encantos que solía despertar en las jóvenes de entonces. En la clase se reencuentra con su ahijada, hija de su amigo Basil, Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge), convertida en una ambiciosa arqueóloga que desea conseguir el Antikythera, que había obsesionado a su padre hasta sus últimos días. A partir de allí, la intrépida e imparable Helena despertará en Indy al legendario aventurero que alberga en su interior, reviviendo una nueva (y última) aventura. Ambos irán tras el objeto codiciado también por los nazis, como no podía ser de otra manera.

Rodada entre Nueva York, Tánger, Sicilia y Grecia, el relato combina varios géneros que buscan el impacto en el espectador a través de altas dosis de acción, persecuciones, viajes en el tiempo, emoción y un sinnúmero de peleas por el poder. Sin embargo, lo hace sin el ritmo creciente de las antecesoras y con una abundancia de efectos especiales  que se prolongan durante 154 minutos, siendo la más larga de la saga.

El dial del destino funciona como el hipertexto, ineludiblemente dialoga con el resto de la saga (hipotexto). Su interrelación nos lleva a resaltar la diferencia más notoria: el clima de nostalgia que atraviesa la película. Una y otra vez, se enfatiza el presente del héroe que dejamos de ver hace más de una década, y que dejó de ser lo que era con el paso del tiempo. La mirada de Mangold sobre Indy recuerda al tratamiento sobre el personaje de Wolverine en Logan, al abordar el tema de la vejez y el legado a las nuevas generaciones. A medida que avanza la historia, subyace la sensación de despedida que se transmite desde el guion, la puesta en escena y hasta en boca de su protagonista, al expresar lo que aspira en esta etapa de su vida. Es ejemplificadora la escena en Grecia, frente a Arquímedes.

Con relación al elenco, la dupla con la actriz de Fleabag (2016), Phoebe Waller-Bridge como compañera de aventuras resulta desbalanceada –en virtud de sus roles–, intensa y contraria a los propósitos que siempre impulsaron a Indy éticamente. Helena solo desea vender las piezas para obtener dinero y fama, mientras que Indiana preserva el valor histórico de los objetos para compartirlo con el mundo. Alguien dijo que “sin códigos compartidos, difícil se vuelve la aventura”; por ende, el vínculo entre ambos no logra la química que percibíamos junto a su querida Marion (Karen Allen) en El arca perdida y en El reino de la calavera de cristal. De forma contraria, la acertada elección de su rival, el villano y despiadado Dr. Voller, interpretado por Mads Mikkelsen (Otra ronda, 2020; Polar, 2019;Casino Royal, 2006) despierta en Indy toda su lucha y oposición férrea contra el nazismo, como él mismo expresa: “Nazis. I hate those guys”.

Harrison Ford en Indiana Jones y el dial del destino

Analizando su conjunto, si algo caracterizó a Indiana Jones como al resto de los personajes creados por Spielberg, es su capacidad de maravillarse con aquello que logran o encuentran, superando grandes desafíos. Un rasgo que funciona como motor de la acción y de sus deseos. En esta nueva entrega, el realizador no muestra a su protagonista de esa manera, ni enfatiza aquel rasgo tan vívido de sus gestos o de la sombra proyectada, que apenas asoma. El situarlo con tanto realismo y a fines de los sesenta, parece alejarlo de su capacidad de asombro teñida de recuerdos. Indy no parece encajar en el aquí y ahora, es más bien un ser anacrónico que está desencantado. En una de las escenas, en la que huye al galope a través del túnel del metro de Manhattan, la acción se vuelve algo forzada y no logra traducir aquel sentimiento épico que expresaban las escenas de persecución del resto de la franquicia, donde él corría a cielo abierto por el desierto.

En El dial del destino, Mangold demuestra su ductilidad para llevar adelante una propuesta de gran espectacularidad que, si bien entretiene, el resultado final  no termina de estar a la altura de las anteriores, ni justifica la necesidad de seguir prologando la saga ad infinitum. Indiana Jones, el legendario aventurero de Spielberg y Lucas que nos brindó historias divertidas, épicas y maravillosas, ya estaba inmortalizado en la historia del cine y en el interior de cada uno de nosotros. Para qué más.

 

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Ficha técnica:

Indiana Jones y el dial del destino (Indiana Jones and the Dial of Destiny),  EUA, 2023.

Dirección: James Mangold
Duración: 154 minutos
Guion: James Mangold, Jez Butterworth, John-Henry Butterworth, David Koepp
Producción: Steven Spielberg y George Lucas
Fotografía: Phedon Papamichael
Música: John Williams
Reparto: Harrison Ford, Phoebe Waller-Bridge y Mads Mikkelsen, Antonio Banderas, John Rhys-Davies, Shaunette Renée Wilson, Thomas Kretschmann, Toby Jones, Boyd Holbrook, Olivier Richters, Ethann Isidore, Martin McDougall y Alaa Safi

Una respuesta a «Indiana Jones y el dial del destino»

  1. Buen y muy detallado análisis crítico de la película. Todas los bloques de persecuciones de la pelicula situados en diferentes geografías resultan demasiado largos. Sorprende la muy breve participación de Antonio Banderas que parece haber sido reducida en el montaje final..

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