Críticas
Gente buena
Aurora
José Luis Arzuaga. Colombia, 2022.
El tema de la inmigración latina en Estados Unidos, especialmente en la ciudad de Nueva York es terreno fértil para múltiples historias, bastante cercanas al corazón de los espectadores latinoamericanos, muchos de los cuales tienen familiares o conocidos que han vivido la aventura de asentarse en esa ciudad. Son muchos los que han llegado sin permiso de residencia, como turistas, decididos a conseguir un trabajo, ahorrar, enviar giros a sus familiares, progresar a base de esfuerzo y de entrega hasta lograr estabilizar sus situaciones de residencia de alguna manera. Otros emigraron como estudiantes y profesionales o con algún trabajo y llegaron con mayor facilidad a convertirse en residentes o en ciudadanos del país. Con frecuencia se establece una cadena de inmigraciones de familiares y de amigos hasta llegar al punto en que porcentajes significativos de las familias quedan partidas en dos. En mi propia familia he sido testigo cercano de estos procesos, con historias notables, quizás menos aventureras que la que se nos cuenta en Aurora, pero definitivamente dignas de ser contadas y registradas. Es que las aventuras y las sagas de los inmigrantes y de sus familias constituyen la base de buena parte de la historia de la humanidad.
El nombre de mujer Aurora me parece muy hermoso y significativo, con sus evocaciones de amanecer y de nuevo día, luminoso y esperanzador, que aparece, transcurrida la noche, esa noche con todas sus connotaciones de oscuridad, descanso o cesación de actividad, reposo y sueño reparador o inquietud y pesadillas. También diversión, sexo amoroso o tiempo de locura, drogas y perdición o profunda reflexión y meditación renovadora.
Es Aurora una joven colombiana que se dedica a su trabajo, que es bueno y que transcurre en un almacén de modas, que le permite vivir decentemente y enviar dinero a Colombia para cubrir las situaciones de salud y de sostenimiento de su madre. Tiene su amigo, que parece ser también buena gente. Todo va bien, en la senda correcta. Hasta que se derrumban todas sus circunstancias personales, familiares, de trabajo, y de amor, bajo el influjo de las inesperadas oleadas de un destino que es bastante común en la vida de muchas personas: mentiras, engaños, traición, falta de recursos, desempleo, miedos, discusiones y venganzas.
Es esa una terrible noche para Aurora. Poco a poco, sin embargo, entra a operar un mecanismo de sutiles oportunidades, que parecen apenas como gotas de agua en un inmenso desierto. Ángeles de luz que susurran en la conciencia para que la mente se abra hacia el bien que realmente pulula en estas enormes metrópolis y que hace posible que las personas salgan adelante cuando nada parece posible. Entonces empieza la sencilla epopeya de Aurora que hace que ella se descubra a sí misma como lo que es: un ser potente y libre, una continuidad de amaneceres.
Es preciosa la película, nos lleva a recorrer la populosa Nueva York, con su metro elevado y subterráneo, sus barrios, sus museos icónicos, su Parque Central; las calles llenas de movimiento y de negocios. Espacios que el viviente migrante recorre casi siempre sin darse cuenta de los secretos de iluminación y de cultura que contienen, ansioso como está de recorrer su rutina diaria de trabajo, comida, desplazamiento, descanso, nostalgia y comunicaciones con la tierra del lejano país; cuando no se trata de hacer parte de cadenas de criminalidad, prostitución o ilegalidad, menos rutinarias, pero bastante más alejadas de cualquier luz humanista y creativa.
Aurora tiene la fortuna de caer en la tutela amorosa de seres que inspiran y tiene la sabiduría de ver más allá de las limitaciones que la agobian. La película muestra estos avatares y sus relapsos con buen detalle, con sentido de intriga y de incertidumbre, de modo que el personaje viaja en los límites del abismo, pero de manera realista, que todos podemos entender y sentir como cercana y posible.
Al final la película es una digna forma de tratar el tema de la inmigración latina en Nueva York, destacando muchas de las tensiones que se sufren y de los asuntos que dominan y atraen la atención que deben manejar las personas migrantes: lejanía, soledad, problemas del idioma, amenaza de las consecuencias de la ilegalidad. Y destacando también la presencia de tanta gente buena que mitiga las negras noches de la maldad, la superficialidad, la tristeza y la depresión.
Tráiler:
Ficha técnica:
Aurora , Colombia, 2022.Dirección: José Luis Arzuaga
Duración: 98 minutos
Guion: José Luis Arzuaga
Producción: Oasis Films, Wideangle Films
Fotografía: Hugo Colace
Música: Santiago Parra, Lukas Jaramillo
Reparto: Majida Issa, Claudio Cataño, Danielle Kennedy, Victoria Hernández, Tatiana Ariza