Una ventana al futuro

El flashforward, prolepsis en castellano, es un recurso narrativo usado tanto en la literatura como en el cine para insertar un salto hacia adelante en el tiempo dentro del presente de la narración. Su opuesto es el flashback o analepsis, que nos presenta acontecimientos pasados que nos ayudan a comprender la historia presente.

Sin embargo, en los relatos cinematográficos, la anticipación al futuro es más escasa que los saltos al pasado. Pero se adapta mejor a determinados géneros dramáticos como el terror, el thriller y la ciencia ficción. O incluso, combinados entre sí en una misma obra, como el pasado fin de siglo se atrevió a mostrar. Y es en este tiempo donde proliferan los mejores ejemplos de flashforward, marcando obras que hoy consideramos de culto, como El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980), Uno de los nuestros (Goodfellas, Martin Scorsese, 1992), 12 monos (12 Monkeys, Terry Gilliam, 1995), Corre Lola, corre (Run, Lola, Run, Tom Tykwer, 1998) y Matrix Reloaded (Lilly y Lana Wachowski, 2003). Siendo la primera y la última película, antecedente y consecuencia del uso cinematográfico de esta visión del futuro en la última década del siglo pasado.

El mejor momento para anticiparnos al futuro

Estos saltos al futuro se prefieren ubicar al comienzo de la narración, tal como inicia Gabriel García Márquez su libro Crónica de una muerte anunciada (1981). Así, cinematográficamente, se presentan como una escena de anticipación a la historia que se va a desarrollar. El flashforward se coloca a la cabecera del relato y se inserta entre los títulos iniciales como en el caso de Uno de los nuestros, 12 monos y Matrix Reloaded.

Curiosamente, y coincidiendo con el ejemplo literario de García Márquez, las tres escenas citadas de flashforward presentan un suceso violento que concluye con la muerte de uno de los personajes claves en la historia. Persecuciones, huidas, enfrentamientos armados, disparos, sangre y muerte, es la constante de las tres.

Pero, puede haber excepciones en esta colocación del flashforward dentro de la narración cinematográfica, como el caso antecesor de El resplandor.  Desplazándose de la cabecera a una de las secuencias iniciales de la trama. El niño Danny Torrance (Danny Lloyd) nos anticipa, con sus visiones, tres situaciones que ocurrirán en el extraño Hotel Overlook: la presencia de las difuntas gemelas, la irreal imagen de las puertas de los ascensores inundadas de sangre y una extraña palabra escrita al revés en una puerta. Es de notar que estas visiones son reiteradas dentro de la narración. Primero se presentan como planos inconexos unidos violentamente por cortes, y luego van desarrollándose hasta que concluimos su significado en el presente de la trama, funcionando como un juego de pistas que deja Stanley Kubrick al espectador.

Así, la reiteración del primer flashforward dentro de la trama cinematográfica también va a ocurrir en obras posteriores como 12 monos y Matrix Reloaded. Aportando, con extensión de los planos y nuevos puntos de vista, una mayor información con lo que podemos anticiparnos y completar la información al momento del desenlace de la historia. Un juego ya desarrollado por Kubrick para crear en el espectador intriga y ansia de conocimiento por descubrir la verdad de los hechos.

En el caso de Uno de los nuestros, sin bien Martin Scorsese presenta antes de iniciar su relato lineal un flashforward, su desarrollo en la historia se ubicará, excepcionalmente, en un tiempo medio de la narración. Pero será un acontecimiento capital que anticipará la desintegración final el trío protagónico de Henry Hill, James Conway y Tommy DeVito (Ray Liotta, Robert De Niro y Joe Pesci, respectivamente).

Por otra parte, y como excepción, Corre Lola, corre emplea el flashforward como un recurso externo del relato cinematográfico expuesto. Los acontecimientos futuros mostrados no tienen ninguna relación con la pareja protagónica, sino con personajes circunstanciales. Lola (Franka Potente), en sus tres opciones de recorrido, se topa con distintas personas, algunas, una sola vez y otras, incluso las tres veces. Así, por medio de planos fijos, a modo de instantáneas fotográficas disparadas por la luz de un flash, observamos cómo este encuentro fortuito les afectará el futuro: bien con una próxima historia de amor, una muerte inminente o algún giro de la fortuna, por citar algunos casos. Estas fotografías de múltiples futuros, que no veremos desarrollar en la película, son solo posibles ramificaciones secundarias de la trama principal. Una muestra visual de cómo las decisiones que toma Lola, por más nimias que sean, afectarán a su entorno.

La fotografía del futuro, como imagen congelada, es también una forma que usó previamente Martin Scorsese. Si bien la escena de su flashforward inicial es plena de movimiento y acción, en el último plano, la cámara pasa de un plano medio a un primer plano para centrarse en el rostro de Henry Hill y, finalmente, congelar el cuadro, donde una voz en off se cuela para poner de manifiesto su motivación principal: Desde niño quería ser gánster”.

Casandra o el don de la profecía

En la mitología griega, a Casandra se le concede el don de la profecía. Pero esto le causa un profundo dolor y frustración, ya que nadie creerá en sus predicciones. Por lo que este mito está profundamente relacionado con la visión del flashforward, ya que incluso en Matrix Reloaded es mencionado.

Las encarnaciones de la sacerdotisa de Apolo en estas obras cinematográficas mutan a género masculino. Pero, igualmente, sus profetas quedan marginados de cambiar el curso de la historia. Por lo que sus visiones son obviadas o difíciles de creer y, muchas veces, es el espectador el único con el que se comparte este conocimiento del futuro.

Ocurre así con los flashforward de Danny Torrance en El resplandor y el de Henry Hill en Uno de los nuestros. En el caso del primero conocemos los peligros inminentes que le esperan en el nuevo hogar, sin poder él hacer nada, ya que está a merced de las decisiones de los adultos. Mientras que en el segundo logramos la confirmación de una peligrosa y mortal vocación. Sin embargo, en 12 monos y en Matrix Reloaded, nuestros protagonistas comparten su conocimiento del futuro con sus parejas amorosas. Y aunque ellas pueden tener reticencias, sus vidas están implicadas, en ambos casos, en estas profecías futuras.

La excepción sigue siendo Corre Lola, corre, donde nuestra protagonista parece contagiar, sin distinguir género ni condición, con un toque de este don a varios personajes. Pero, a diferencia de los profetas anteriores, que bien visualizan el futuro soñando o despiertos,  los personajes de Corre Lola, corre no son conscientes de que este hecho fortuito pueda cambiar sus vidas. Pero como espectadores somos testigos excepcionales y mudos de estos giros que puede tener su porvenir, fuera de la trama cinematográfica.

La clarividencia de la mirada

El futuro se presenta con otra luz, con una coloración distinta al presente de la narración cinematográfica. Aunque luego comprobemos que la imagen era correcta, es una forma de acentuar el salto temporal. La luz nocturna y/o la iluminación de los espacios interiores, donde se pierde la noción del tiempo solar, parecen ser las predilectas del futuro, como lo comprobamos en El resplandor, Uno de los nuestros, 12 monos y Matrix Reloaded.

Las premoniciones de Danny poseen una luz interior y artificial en contraste con la luz natural, aunque interior, de su casa. La soledad nocturna de una carretera contrasta con la luz crepuscular de un animado barrio urbano que contempla Henry Hill. La luz blanca, casi enceguecedora, del aeropuerto como un no lugar, contrasta con las penumbras interiores en las que despierta James Col (Bruce Willis), el protagonista de 12 monos. Mientras que la noche eterna de Matrix y sus luces de neón contrastan con la luz interior tenue en la que despierta Neo (Keanu Reeves).

En Corre Lola, corre, todas las imágenes proyectadas de los distintos futuros alternativos tienen una unicidad en su escasa profundidad de campo y su apariencia de antiguas fotografías con colores estallados. Postales de lugares imprecisos para contrastar con el presente de Lola, que circula por espacios abiertos de la ciudad de Berlín, con profundidad de campo y luz natural.

La transición entre el flashforward y la línea de tiempo presente también es señalada activamente por la cámara, registrando movimientos que producirán cambios de escala en los planos que anteceden o preceden al salto temporal.

En El resplandor, Kubrick pasa del plano medio de Danny, que habla frente al espejo, a un primer plano del niño reflejado en el espejo para anticipar su primer flashforward. Metafóricamente, entramos en la mente de nuestro joven protagonista para conocer sus premoniciones. Algo similar ocurre en Corre Lola, corre, ya que cada vez que ella se topa con algún personaje al que afectará el curso de su vida, la cámara desvía su atención de la protagonista para centrarse en primeros planos de estos casuales personajes que en breve nos mostrarán su fotográfico futuro.

Esta transición de escala de plano también será usada en sentido contrario, a modo de salir del flashforward, en Uno de los nuestros. Pasados los créditos pertinentes, y como continuación de la escena preliminar, nos impacta un primerísimo primer plano de un ojo, para descubrir luego el perfil preadolescente de Hill, cuya voz en off continúa como enlace de la narración del preliminar: “Para mí ser gánster era mejor que ser presidente de los Estados Unidos”.

Aparte del señalamiento previo o posterior de la cámara, la mirada y su recorrido, tanto dentro del flashforward como posterior, será un indicador del salto temporal. Como el primer o primerísimo primer plano de James Cole (Bruce Willis) y el recorrido de su mirada infantil ante los hechos violentos que contempla. Son, a la vez, la conexión con los ojos adultos del protagonista, que se abren repentinamente en indicativos planos cerrados en las dos primeras ocasiones, para marcar el final del flashforward y continuar en la línea narrativa de la película.  Esta composición de final de una premonición será repetida en Matrix Reloaded, con Neo que se despierta de su visión de futuro, junto a su inseparable Trinity (Carrie-Anne Moss). Sin embargo, como uno de los planos finales de esta premonición repetitiva, vemos la mirada desesperada de Trinity a la cámara fija, en una mortal caída, que a pesar de que pasa de un primer plano a un plano entero, como espectadores nos centramos en esos ojos que claman auxilio.

El futuro ya está escrito

El futuro, aunque mostrado brevemente en los flashforward internos, ya son un hecho consumado en el presente de la narración y es imposible cambiarlos, tal como lo demuestran estas obras cinematográficas. Aunque nuestros protagonistas tengan conocimiento del devenir de sus actos con sus dones proféticos, el futuro no nos sorprende con un nuevo giro.  Sin embargo, es de tomar en cuenta que estas visiones anticipadas son subjetivas y la línea de la narración nos completará la información. El futuro cinematográfico siempre se reserva algunas cartas que no muestra hasta su debido momento.

Así, llegado el instante predicho, y lamentándonos como espectadores, comprobamos que el joven de James Cole contempla en el aeropuerto su propia muerte de adulto, a pesar de sus esfuerzos por cambiar los acontecimientos. Mientras que Henry Hill participa en el ocultamiento de la muerte de un capo de la mafia, por secundar a su inseparable Tommy DeVito, lo que lo llevará en caída libre a convertirse en todo lo contrario de lo que soñó: ser testigo protegido de la policía al denunciar a su antigua familia criminal y convertirse en un “don nadie”, por lo que Scorsese nos imparte también una lección moral.

Como otra cara de la moneda, Danny y su madre, que tememos sean víctimas mortales de los fenómenos paranormales del misterioso hotel o de un padre (Jack Nicholson) completamente desquiciado por el influjo del lugar, logran escapar a último momento. Aunque la víctima mortal sea el jefe de cocina, Dick Hallorann (Scatman Crothers), con el que Danny comparte el don de “el resplandor”. Algo similar ocurre con Trinity, suponemos por el montaje del flashforward, entre el plano de su caída y luego el plano del cuerpo que impacta en el auto, que es ella la que cae mortalmente y pierde la vida. Pero será su perseguidor el que morirá, ya que ella es salvada en el último instante por Neo.

En el caso de Corre Lola, corre, con sus varios flashforward externos que se desprenden de la línea de narración presente, la decisión de los futuros de los personajes queda en las manos inconscientes de Lola. Ella, sin saberlo, lanza una moneda que puede caer cara o cruz. Y el espectador las recoge cada vez, llegando a comparar las alternativas de vida de sus casuales protagonistas.

Así, el flashforward, lejos de funcionar como un recurso explicativo, como sí lo hace su opuesto flashback, es una pequeña muestra del futuro bien definida que entrega el autor cinematográfico al espectador para que se implique activamente en la narración y componga el presente en todas sus dimensiones.