Guiones
Alien 3 – Eric Red
El concepto de malo, no en función narrativa (el antagonista, o lo que sea), sino en el ámbito de lo estético o, mejor, técnico (de la técnica de escribir), bien se puede aplicar a algunos productos que, de por sí, demuestran cierta incapacidad en relación con el correcto uso de los elementos y de los engranajes del medio de expresión. Se supone, teórica y banalmente, que estos productos irían a perecer antes de llegar a la gran pantalla, si de cine hablamos, y que, hablando de los pocos que sí se estrenan, se deben estos muchas veces a una coyuntura negativa nacida, quizás, por una serie de reglas que se refieren a la de Murphy y de Cipolla. Las películas malas, entonces, sí existen, pero su número, por una cuestión matemática, sería menor en relación con las mediocres (o apenas suficientes), lo cual nos lleva a pensar que si la mayoría de los espectadores ama gritar “worst movie ever” (como aprendemos de los Simpsons), la realidad es que muchas de estas worst movies no son, en realidad, verdaderamente malas, sino simplemente insuficientes. Sin embargo, los productos pésimos existen, y a veces nos toca enfrentarnos a ellos y sufrir durante una hora y media o algo más.
El de Eric Red, efectivamente, es un guion terrible, absurdo y al mismo tiempo incapaz de entrar en contacto con el mundo creado por O’Bannon y llevado a nuestras butacas por Scott y Cameron. Sería, el de este autor estadounidense, un intento de deshacerse de los protagonistas de las dos precuelas (de las que todavía nos preguntamos por qué hacer otras secuelas, ya que la duología funcionaba perfectamente –y la respuesta no tiene que ser “más dinero”, ya que el problema no es crear nuevas historia, sino continuar una que ya había llegado a su fin–), un intento que pone de manifiesto cierta falta de conocimiento del mundo del alienígena de Giger, ya que no basta con la presencia de esta criatura para que el producto final pueda definir parte de este universo y, por supuesto, tercera parte de una trilogía (que, a lo mejor, ya se intentaba acrecentar hacia los capítulos cuatro, cinco y mucho más). De todas formas, si el cambio de los protagonistas es tal que la variación resulta marcada, no por esto resulta forzoso afirmar que algo no funciona: el problema del guion de Red, efectivamente, es que se trata de algo mal escrito y peor estructurado.
No se entiende bien qué tipo de película hubiera podido nacer de estas ideas caóticas. La falta de una visión lineal y de una serie de elementos lógicos llevan a no poder tener una visión clara del arco narrativo que aquí se establece, y la presencia de personajes estereotipados y ridículos en sus caracterizaciones (de aquel ridículo negativo, que no nos hace reír) nos lleva a una incapacidad global en lo que a la interpretación y correcto análisis del universo de Alien atañe. La narración misma se define en una serie de viñetas que poco interés logran encender en el público: no se entiende bien, por ejemplo, como habría sido posible pasar del prólogo al contexto narrativo principal, ya que nunca se explica cómo habría sido posible que un alienígeno se encontrara en la nave espacial de Ripley y los otros tres supervivientes, ni cómo los soldados (entre los cuales un nuevo protagonista completamente insoportable) habrían podido sobrevivir y ser salvados. De allí, todo lo que deriva de esta voluntad narrativa se convierte en un conjunto de escenas gratuitas (en el sentido peor de la palabra) que llegan a las alturas de lo ridículo.
No mucho se puede salvar de este guion, entonces. Su lectura resulta muy pesada, y la falta de una claridad y de una visión precisa y capaz de entender lo que había hecho de Alien y Aliens dos obras de arte pone de manifiesto el entramado de incongruencias y de dolores de cabeza que este filme nos hubiera causado. Se salva, quizás, solo la idea de presentarnos una ciudad rural en medio del espacio infinito, una colonia de personajes que, como ya hemos dicho, resultan intolerables y vacíos (nos referimos a sus características) al mismo tiempo. Se supone, en consecuencia, que nada de lo que está en este guion tuvo la oportunidad de ser recreado, remoldeado y reestructurado en otras obras siguientes, como en realidad pasa en muchas ocasiones, sobre todo cuando se trata de secuelas (o precuelas) y los studios contratan a muchos escritores para que logren producir algo según no tanto los cánones de la serie en objeto (lo cual está a cargo, muchas veces, solo de la bondad del guionista), sino capaz de encajar en el juego de dar y recibir típico del acto de producir y recaudar. Un guion pésimo, entonces, que poco tiene que ver con los que Red produjo con los espectaculares Carretera al infierno (The Hitcher) y Los viajeros de la noche (Near Dark).