Investigamos
Encierros físicos y mentales
Una de las experiencias más preciosas de la existencia humana es la de la libertad, que ciertamente tiene muchas definiciones y descripciones. Al hablar de ella, casi con seguridad aparecen los límites. Ellos asignan restricciones a la libertad, estableciendo barreras y normas físicas o mentales que dan lugar a zonas donde el movimiento es permitido y a zonas, normalmente externas, que son de acceso prohibido o restringido. Entonces aparecen unas relaciones de dependencia bajo las cuales se requieren permisos de movimiento. Fácilmente se da lugar a experiencias de victimización por parte de los individuos que están encerrados dentro de las fronteras, dando lugar a sensaciones de limitación, dolores y angustia, quejas y anhelos. Muy probablemente habrá personas que escuchan las quejas y que sienten la inclinación de abrir puertas, de romper fronteras, de invitar a la libertad. Igual será la probabilidad de que haya carceleros, jueces, agentes del orden, responsables de las fronteras, que pueden ser percibidos como victimarios y causantes de la esclavitud que se está observando. El conflicto y la lucha serán quizás el desenlace que busca desbaratar el nudo gordiano que se forma. O, alternativamente se podrán resolver los asuntos con inteligencia, sentido de las proporciones y ecuanimidad, llevando a que se experimente la capacidad individual como fuente de soluciones de conflicto. El encierro entonces se resuelve con negociaciones justas y persistentes.
Examinaré a continuación tres películas en las cuales el tema del encierro y de sus fronteras juega un papel importante. A través de ellos, se pueden observar distintas visiones y definiciones sobre la libertad, las limitaciones y la dependencia.
EL ENCIERRO COMO UNA OPCIÓN PERSONAL
Anchoress, Chris Newby, Reino Unido, 1993.
El título significa anacoreta. El filme parece tener bases reales y se refiere al caso de la joven Christine Carpenter, quien se sometió voluntariamente a volverse una anacoreta en un pueblo de Inglaterra en el siglo XIV. Con ello se dejó encerrar en una celda adyacente a la iglesia del pueblo. Los pobladores la consideraron como una mujer especial, una consejera espiritual y mística. Le daban comida y le hacían preguntas a través de una ventanita. La niña se inspiró en sus visiones sobre la Virgen María.
La joven se somete a este verdadero drama personal en el ambiente de dudas y de sueños típico de la adolescencia. Venía de un hogar pobre, dominado por una madre llena de creencias y actuó en parte ante el rechazo a tener que casarse por obligación. Su ambiente era de primitivismo religioso, donde la fe estaba basada en miedos, en la dependencia y el adoctrinamiento, siendo frecuentes las prácticas e interpretaciones mágicas.
Resulta de ello que la niña queda atrapada, de por vida, en un lugar estrecho e incómodo, pero con la posibilidad de contar con una ventana al mundo exterior. Por ella experimenta una mezcla de arbitrariedad, de crítica, de respeto y curiosidad por parte de los vecinos, con quienes se comunica con enigmas, viviendo una extraña realidad de visiones, sonidos y sueños. Inicialmente ella piensa que son presencias de la Virgen. Pero el encierro y sus duras realidades limitantes, tan fuera de lugar para una adolescente que despierta a la sexualidad, da lugar a que se vayan perdiendo las creencias místicas y con ello se desgasta la imagen de virgen inocente y pura, tanto entre las gentes como en la mente misma de la anacoreta. Eventualmente se llega a situaciones que no dejan de ser trágicas y absurdas.
Encerrarse física y mentalmente no es tema solamente de las épocas oscuras de la Europa medieval. En estos tiempos, con frecuencia, se dan los casos de jóvenes y niños que se encierran voluntariamente en especies de muros construidos por sistemas de creencias y narrativas. A través de ventanitas que se dejan abiertas, alguna comunicación mantienen con el mundo exterior y por ellas reciben alabanzas y críticas, a modo de los emoticones, los me gusta y los no me gusta de las redes sociales. A veces se convierten en influyentes personas que dan respuestas que pocos están dispuestos a cuestionar, admirados por la magia personal. Eventualmente estos personajes pueden experimentar la fatiga que da la necesidad de mantener la fama y puede que se den cuenta de que las señales que escuchan en sus encierros mentales son mucho más confusas de lo que su confiada seguridad interpretó en un principio. Otros encerramientos de la actualidad son los de las tribus modernas: drogas, hedonismo, extremismo social y ambiental.
Vale la pena examinar las ventajas reales de encerrarse y menospreciar el mundo exterior y la conveniencia de tener amplias comunicaciones, capacidad y criterios para dar y recibir con libertad.
LA CAVERNA Y LOS UNIVERSOS PARALELOS
Time Trap, Mark Dennis, Ben Foster, EUA, 2017.
La caverna es una realidad física y conceptual que comprende muchos de los aspectos del encerramiento. Tiene sólidos muros por muchas partes, pero también algunas entradas y salidas, que a veces se pierden. He dicho en un escrito anterior, que desde tiempos inmemoriales esta estructura física es el escenario ideal para explorar, desde el punto de vista simbólico y didáctico, temas confusos, como son los que tiene que ver con la mente, la libertad, la creatividad, la búsqueda del conocimiento, el liderazgo y el viaje o la jornada de la vida.
En esta película se narra la historia de unos excursionistas que se quedan atrapados dentro de una caverna. Acude en su búsqueda un grupo de rescatistas. Todos ellos, de forma misteriosa, caen en una extraña trampa. Bajo las circunstancias de un encierro cada vez más crítico e incierto, las mentes de los protagonistas empiezan a especular, sienten que sus vidas se asoman peligrosamente a las puertas de la muerte cada vez que surge alguna amenaza: oscuridad, alimañas, hambre, claustrofobia, precipicios escondidos, caídas, agotamiento físico y mental, duendes y fantasmas, falta de aire, soledad, abandono, incomunicación. Esto se combina con riesgos mentales y colectivos: miedos, discusiones, acusaciones y culpas, recuerdos que atormentan, alucinaciones, manipulación, abandono, desespero. En este ambiente, el cine se presta para plantear posibles salidas, utilizando recursos narrativos y dramáticos, combinados con toques de humor y de comedia. Así la trama se dirige al desenlace, la luz al final del túnel. Se plantean alternativas para resolver las inquietantes incertidumbres.
Por una parte, siempre se cuenta con las naturales habilidades humanas, como es el caso del liderazgo para resolver situaciones y para tomar decisiones. Así brilla la esperanza. También la frustración, los dilemas y las inquietudes; surgen la rebeldía, las propuestas de cambio, las nuevas opciones y nuevos protagonistas. Importante es que aparezcan la creatividad y la imaginación con sus soluciones inesperadas, novedosas y sorprendentes. Bien aprovechadas, se da lugar a realces y variedades en la historia. Como se trata del cine, intervienen los espectadores, que se ponen en el lugar de los personajes, desarrollando empatías y antipatías, como en la vida real.
En el encerramiento de Time Trap se plantea la variedad generacional, impulsada por los jóvenes del grupo, inquietos y cuestionadores. Advertimos que el encierro desata crisis de comunicaciones cuyas soluciones convocan a la confianza y a la aceptación. En este caso particular, la caverna es un agujero que conecta el pasado lejano de la época de los cavernícolas, los nativos indígenas y los conquistadores, con el futuro de la ciencia ficción, aquel que lleva la humanidad a los viajes espaciales para evadir la destrucción del planeta. ¿No es interesante que el encierro de un grupo de seres humanos, a través del cine, nos lleve a universos paralelos, y a conexiones entre la esclavitud y la libertad? Es tal el juego creativo que puede llevar hasta la fuente de la eterna juventud, para convertir la tragedia en nueva vida. Es tema de cine creativo, pero como espectadores imaginarios siempre podremos encontrar claves y símbolos, disfrutando de los desenlaces y las respuestas que el filme ofrece para salir de las cavernas, innovadoras y sorprendentes.
SALIENDO DEL ENCIERRO CON LA OBSERVACIÓN
La ventana indiscreta, Alfred Hitchcock, EUA, 1954.
Esta película es un clásico del cine de suspenso. El protagonista es un fotógrafo profesional, que ha sufrido un accidente y se ve obligado a permanecer, en silla de ruedas, dentro de su apartamento. Vive en un edificio dotado de ventanales y balcones, que miran hacia un patio central. Es época de caluroso verano y los distintos habitantes del edificio mantienen abiertas sus ventanas y sus balcones. Es esta es la ocasión perfecta para que nuestro fotógrafo, atrapado como está en su silla de ruedas, saque su cámara y se dedique a observar detalladamente a los habitantes en sus distintas rutinas cotidianas. Lo hace de una manera curiosa y, naturalmente, va atribuyendo etiquetas y juicios a las distintas personas que observa, entrenado como está su ojo, para ver detalles y para la fotografía. Se trata de un pintoresco grupo de vecinos, que permite que la observación sea interesante.
El fotógrafo tiene una novia atractiva y una amiga que lo visitan con frecuencia. Él es un solterón ensimismado en su propia vida y esto se ha reforzado con las circunstancias de quedarse quieto en su silla de ruedas, mientras se recupera de su situación. Como he decidido examinar esta cinta desde el punto de vista de los encierros en el cine, planteo la existencia de tres factores que lo confinan dentro de encerramientos físicos y mentales. Por una parte, está restringido a vivir dentro de los espacios de un apartamento limitado, así es que el protagonista encuentra escapes a su situación a través de las ventanas que lo comunican con sus vecinos. Aunque no hay intervención de parte de estos, él sí que interviene penetrando en las vidas de los mismos, con su agudo sentido de la observación. Se advierte aquí la posibilidad que siempre tenemos de contar con espacios de observación que nos permitan escapar al encierro, cualesquiera que sean los muros que nos limitan. Otro factor de confinamiento es su situación física, al estar atado a una silla de ruedas, en un edificio de apartamento, situación que no facilita el que salga o que se desplace. Entonces este es un elemento restrictivo que permite poco movimiento. Pero, como fotógrafo que es, encuentra en su cámara, dotada de lentes variados y que maneja con habilidad profesional, la oportunidad para salir de su encierro y para desplazarse, mediante sus ojos, su curiosidad y su agudo sentido de la observación, en todas las direcciones, recogiendo información y registrándola fotográficamente. Entonces, el ser humano siempre puede contar con instrumentos para ampliar su visión y no quedarse atrapado dentro de espacios restringidos por objetos o por circunstancias. Un tercer elemento del confinamiento es el hecho de que en los en espacios que arman los seres humanos, como es el caso de los edificios, se generan fronteras claras; en general no son atravesadas por los vecinos. No es común en estas situaciones en el que haya visitas, o el que se conozcan las personas o que se comuniquen. De hecho, en general son extraños entre sí. Entonces hay una barrera de comunicaciones establecida por las definiciones mismas sociales, que hacen que los apartamentos seas unidades independientes, cuya comunicación va a ser en general hacia el mundo exterior y no hacia los vecinos (a pesar de contar con pasillos y con puertas interiores; pero son poco utilizadas por los habitantes). Para el caso del fotógrafo protagonista, aquí no hay movimientos en este sentido.
Entonces se produce una situación detonante que da lugar a romper los esquemas de los encierros voluntarios y forzados, situación que genera movimientos entre las fronteras, que lleva a la necesidad de escaparse de las limitaciones, para encontrar salidas. Resulta que, en uno de los apartamentos vecinos, advierte el protagonista que se han generado movimientos y ruidos. Los cuales, captados por su agudo y entrenado sentido de la observación, que dispone de atención total al estar inmovilizado, le convencen de que se ha cometido un crimen en ese apartamento. Allí vive una pareja y concluye el observador-fotógrafo que el hombre ha asesinado a su esposa, que la ha cortado en pedazos con una motosierra y con un cuchillo y que la ha empacado dentro de un baúl. Ha juntado elementos y circunstancias en su mente. Es evidente para él que se ha producido un crimen horrendo y que nadie se ha dado cuenta. Está seguro el criminal (si es que ha habido un crimen) de que puede escaparse impunemente del mismo porque, aunque las ventanas están abiertas, él ha sido cuidadoso de ocultar sus acciones al medio exterior. Pero no contaba con la habilidad de observación del fotógrafo que fue capaz de juntar distintos indicios para plantear la teoría de un crimen.
¿Qué ha pasado en realidad? Intervienen luego distintas personas en la acción y ante la clara decisión del fotógrafo y de su novia de investigar el asunto, se llega a una situación en la cual ella vence el encerramiento artificial que se da en los apartamentos, utilizando la escalera de incendios, para entrar al sitio y hacer sus pesquisas de aficionada de detective. Es una movida arriesgada y los riesgos son evidentes ya que han penetrado en el apartamento de un posible criminal. Entonces romper el encierro ha exigido espíritu de aventura, de búsqueda y de atrevimiento. Todo esto facilita que finalmente se aclaren las cosas generando una serie de eventos que no es del caso explicar acá, pero que dan lugar a que todo se sepa y a que se abran las fronteras de estos encierros artificiales.
Si no han visto la película es muy recomendable que lo hagan, porque es un verdadero clásico del cine de suspenso. Podremos apreciar así, cómo la magia de la observación es capaz de generar espacios abiertos en los misterios de la mente humana y de las relaciones entre las personas, venciendo restricciones y fronteras.
Trailers
Anchoress:
Time Trap:
La ventana indiscreta: