Críticas

El subalterno parpadea

Parpadea dos veces

Otros títulos: Parpadea dos veces si estoy en peligro.

Blink Twice. Zoë Kravitz. EUA, 2024.

Una de las cuestiones que forman parte de las estructuras narrativas en lo que a su temática se refiere es la venganza. Mejor dicho, vengarse significaría lograr superar una injusticia a través de lo que se define como retribución. Y, efectivamente, la cuestión de la venganza se inserta en la necesidad humana de ver el bien luchar en contra del y vencer al mal, ya que esto llevaría a una supuesta justicia universal. Parece que se trata de algo típico de los animales más evolucionados, ya que “lo correcto” es algo que los simios mismos comprenden si bien desde un punto de vista más elemental. Vengarse, obviamente, ha formado parte de nuestra cultura desde tiempos ancestrales, y buena parte de la literatura se basa en este concepto, como podemos ver en la cuestión de querer ir a una ciudad, destruirla y recuperar a una mujer por el simple hecho de que había sido secuestrada (mejor dicho, ella se había enamorado de otro hombre): así es como, efectivamente, se puede resumir la primera epopeya (o casi) de la cultura occidental, con sus griegos y su caballo.

Es en la sensación que esta película se basa en la casi mayoría de sus noventa minutos. Sensación, se entiende, en cuanto modalidad de percepción del mundo externo a través no de una lectura lógica, racional, sino de un instinto que nos dice que algo no está funcionando bien. Y, por supuesto, el desarrollo de este malestar psicológico que nos presenta la película implica una lectura del mundo desde un punto de vista típicamente negativo, pesimista : el hombre es malo por naturaleza y el poder quizás corrompa o, mejor dicho, lleve a la superficie el mal que se esconde dentro de una persona. Se nos propone así un misterio que nos muestra cómo lo que vemos no es siempre lo que es, una dualidad que se instaura en la ya conocida pareja de ser y parecer; no siempre la realidad es tan simple como se presenta, e investigar por debajo de la superficie podría provocar un choque entre lo que pensamos que el mundo es y lo que, efectivamente, es.

La película se basa, inteligentemente, en la creación de diferentes niveles de lectura y nos invita a pasar unos día en una isla, metáfora de un mundo (el de los ricos, el de los que piensan estar más allá de las leyes humanas) que se separa de la realidad de la gente común. Una visión, esta, que podría resultar un poco aburrida, obvia, pero que en la estructura narrativa y en el juego metafórico funciona perfectamente, sobre todo cuando logra enlazar lo ficticio de la pantalla con lo real de nuestro mundo (¿acaso ya nos hemos olvidado de Epstein?), sin caer en un torbellino de teorías conspirativas. Y es que, además de hablar de la cuestión de quién tiene cierto poder y quién no, otro punto fundamental es la voluntad por parte de Kravitz y de Feigenbaum de presentar un discurso de género sin por esto dejarse llevar por una visión ideológica pesada. Todo lo contrario, hay que afirmar, ya que la condición de la mujer se instaura dentro del ya citado concepto de venganza y nos propone una visión en la que todos (por lo menos los que tenemos cierta humanidad) podemos reconocernos.

Terror psicológico y vendetta, además de cuestión de poder, de apariencia y de realidad, son entonces los temas que esta película nos ofrece. Y, como en el caso de las piezas de teatro inglesas de la época de Shakespeare, hay bastante sangre, bastante violencia física. Es, por esta razón, también una película sobre el trauma, sobre el hecho de ser víctimas, y de cómo es posible superar este impasse y lograr convertirnos en personas activas y no pasivas. No es, por supuesto, un cuento realista, naturalista, pero sí funciona en cuanto metáfora, construcción de carácter totalmente ficticio que intenta utilizar elementos de la realidad para así moldear un cuento capaz de hablarnos tanto directa como subrepticiamente. Hay que preguntarse, más allá de los esquemas narrativos y de sus engranajes, hasta qué punto lo que se nos presenta tiene su relación con la realidad. La relación entre amo y esclavo sigue vigente hoy (a lo mejor siempre va a serlo), y las noticias que nos llegan, una vez que hemos logrado deshacernos del océano de teorías conspirativas (no, los políticos no beben la sangre de niños), nos pintan un mundo en el cual el poder está, a veces, en mano de personas horribles. La venganza, entonces, cuando se tiñe de retribución no puede ser, aún si solo fílmica, otra cosa que aquella sensación de que la justicia humana quizás no sea solo algo de carácter teórico.

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Ficha técnica:

Parpadea dos veces  /  Parpadea dos veces si estoy en peligro (Blink Twice),  EUA, 2024.

Dirección: Zoë Kravitz
Duración: 102 minutos
Guion: Zoë Kravitz, E.T. Feigenbaum
Producción: Bruce Cohen, Tiffany Persons, Garret Levitz, Zoë Kravitz, Channing Tatum
Fotografía: Adam Newport-Berra
Música: Chanda Dancy
Reparto: Naomi Ackie, Channing Tatum, Christian Slater, Simon Rex, Adria Arjona, Kyle MacLachlan, Haley Joel Osment, Geena Davis, Alia Shawkat

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