Críticas

Una apología de los principios

Lazos de vida

One Life. James Hawes. Reino Unido, 2023.

Volker BertelmannAntesala de la Segunda Guerra Mundial, el preámbulo anuncia lo que vendrá en un in crescendo reforzado por la música de Volker Beltelmann, para un filme que narra el rescate de 669 niños (en su mayoría judíos) refugiados en Praga ante la amenaza nazi. Un joven corredor de bolsa británico, Nicholas Winton, se pondrá en campaña de cara a un rescate que lo marcará a fuego durante el resto de su vida.

Otra gran actuación de Anthony Hopkins en la interpretación de un Nicky anciano y sus intentos de hacer trascender una historia que sirva de enseñanza a la población, pero siempre exenta de halagos y reconocimientos, demostración de valores antepuestos a cualquier interés personal.

Winton vivió 106 años, y la cinta que recrea su reencuentro con los rescatados puede encontrarse en YouTube para cotejar la veracidad de los hechos y su concordancia en el tramo correspondiente de la película de Jawe.  El trabajo de Winton pasó inadvertido durante mucho tiempo, hasta que fue noticia en 1988, al ser invitado al programa de la BBC, That´s Life. Allí se produce el reencuentro.

La labor de Hopkins es maravillosa en la austeridad de un héroe longevo que transita el inconformismo de no haber podido salvar más niños. Equilibrio emocional que se sostiene en la parquedad del afable contacto con su esposa Grete (Lena Olin). Ella se convierte en sostén de la precaria estabilidad con la que Hopkins nos contamina durante toda la cinta. El inconformismo va alcanzando el cenit de una situación demandante que Nicky no registra.

El filme se cuida de poner sentimientos en boca de Hopkins, el flashback es explicativo, en su rol de relato paralelo significa la dificultad expresiva de un Nicky salvado desde la explicación por las imágenes. Cuando el recurso se disipa, el llanto irrumpe al borde de la piscina vacía, momento cumbre que inicia la sensibilización del espectador, difícil contener las lágrimas. Es el mérito de un recorrido empático que eclosiona en el epílogo de una historia alusiva a la pérdida de vidas inocentes desde cualquier posible clase de implicancia. Niños que, en el bien decir de un guion sencillo y sin saturaciones, son expuestos desde la ingenuidad de quien no conoce más tragedia que la vinculada a la protección y el bienestar de un hogar de clase media: “Muchos de estos niños crecieron pensando que lo peor que les podía pasar era practicar el piano”.

Volker Bertelmann

Asistimos a un silencioso acto humanitario que brega por el combate a la notoriedad, reconocimiento  que el flashback se encargará de reflotar con sus cortes en el tiempo. Johnny Flynn es la entereza de un joven Nicholas Winton apoyado por su madre, Babette Winton, interpretada por la actriz británica Helena Bonham Carter.

Discreta apología de la gente común en el contraste de un corredor de bolsa comprometido en causas distanciadas del mundo acomodado de clase media. La sociedad británica es exaltada en valores morales posibles en su ejercicio concreto. Una visión optimista de la gente y sus naturales acciones solidarias, incluso hasta la televisión logra resarcirse en la buena obra. La paradoja está en la utilidad del programa que se supone frívolo, para luego constituirse en instrumento de reconocimiento y reencuentro.

Todos ideales cumplidos, tan solo puestos en duda por la indagatoria de un incrédulo rabino, escena donde plano y contraplano se suceden para intercalar el rostro persuasivo de Nicky y su historia en defensa del cosmopolitismo: el ser europeo supera raza y religión.

El personaje desarrolla un esquema convincente en la interpretación de Johnny Flyn, a quien la sobriedad del discurso le sienta muy bien. Un canto a la esperanza de lo posible se eleva como recordatorio de un pasado lejano, pero desenvuelto en extremas condiciones difíciles de imaginar. La cinta pretende ser un mensaje de esperanza, de confianza en las potencialidades humanas. Más allá de presunciones, la gente común es capaz de comprometerse. El pasado oficia de ayuda memoria a los distraídos por incredulidad y escepticismo. Algo que se apodera de un sentido común, estructurado en la lógica cultural que arropa la defensa del patrimonio propio; absoluto desinterés por las condiciones de vida del prójimo.

Lazos de vida escena

La película es emotiva sin ser melodramática ni efectista, es más el despliegue de gestiones que el tratamiento directo y desgastante de incidencias donde el uso de la violencia intenta generar dramatismo y, por sobre todas las cosas, ese espíritu de eterna condena al nazismo. Winton oficia de gestor, puente entre Praga y Londres, no acompaña a los niños en el tren, pero su obra pasa a ser determinante, única vía de escape para los refugiados. Apela a un Hopkins austero; controla las emociones, sumido en la preocupación que los recuerdos le imponen, hasta desembocar en momentos de desborde incontenible, encuentro con quienes se autodenominarían los niños de Winton. Una progresión sobria y moderada descarta el melodrama para asignar realismo en el contagio, difícil no ser presa del impacto que la cinta nos reserva hacia el final.

La piscina no purifica; la constatación de vidas completas, posibilitadas por la acción de un solo hombre, será la certeza que irrumpe, el permiso para la absolución.

Rememoramos una escena donde Nicholas va a nadar, la cámara toma sus lentes en el piso, luego él se sumerge, tenemos un flashback donde los nazis realizan una persecución en las calles, para culminar con Winton emergiendo de las aguas como si estuviese saliendo de la evocación. La idea transita desde lo percibido en el pasado hasta lo recordado en el presente, mediada por el intento de evadirse en una inmersión que genera el efecto contrario. Nos habla a las claras de la imposibilidad de encontrar refugio ante el peso de los hechos.

Lazos de vida plano

El contraste viene dado por la escena final, donde la piscina forma parte del reencuentro, abre paso al disfrute de otros niños; el pasado reconoce su importancia en el presente, las nuevas generaciones anuncian su condición de posibilidad en el rescate de sus abuelos. Es el cierre, la validación, la relevancia en el ejercicio de los principios. Winton es absuelto de su propia conciencia.

Ejercicio de sensibilización austero, progresión desencadenante de emociones al ritmo de la excelencia de un Hopkins magnífico, pieza clave de una obra directa que, sin exageraciones banales, sabe apuntar al corazón del espectador.

 

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Ficha técnica:

Lazos de vida (One Life),  Reino Unido, 2023.

Dirección: James Hawes
Duración: 110 minutos
Guion: Lucinda Coxon, Nick Drake. Biografía sobre: Nicholas Winton. Libro: Barbara Winton
Producción: BBC Film, MBK Productions, See-Saw Films, Cross City Films, Filmnation Entertainment
Fotografía: Zac Nicholson
Música: Volker Bertelmann
Reparto: Anthony Hopkins, Johnny Flyn, Helena Bonham Carter, Romola Garai, Lena Olin, Alex Sharp, Jonathan Pryce, Ziggy Heath, Marthe Keller, Samantha Spiro, Adrian Rowlins, Emily Laing, Angus Kennedy

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