Críticas

Caperucita

Strange Darling

JT Mollner. EUA, 2023.

La presencia femenina en el arte parece suponer, a veces, un rol secundario o, cuando es principal, fundamentalmente positivo. Si vamos a controlar la motivación, más allá de cuestiones que hoy en día lentamente están desapareciendo, quizás se deba a la necesidad de darle un matiz de “bondad” a la mujer por ser simplemente la protagonista de un cuento. Habría que controlar, esto sí, se efectivamente la mujer siempre ha tenido este rol ínfimo en la producción artística, y ya veríamos que en algunos casos la presencia con la que hemos empezado no se traduce en la subyugación de las que no tiene falo. Hay, si vamos a controlar, cierta presencia que va más allá de los estereotipos (de los cuales los hombres también, en la historia de las producciones artísticas, están achacados) y que comporta una lectura de la humanidad y de sus dos sexos como algo que va más allá de una división de roles, deberes y expectativas. La mujer en cuanto víctima, por ejemplo, es solo una de las posibles encarnaciones, e intentar traspasar las fronteras de lo esperado no puede sino ser un elemento de seriedad artística. Hay, en palabras más llanas, que reconocer que el mundo es mucho más complejo de lo que se supone.

Esta cuestión de los roles y de las expectativas sociales (y culturales) es lo que define, en parte, al producto fílmico de Mollner, quien nos presenta una situación inicial que nos lleva a poner en marcha una lectura determinada con la que analizar y recibir las informaciones que se nos vienen otorgando. Y es así que, efectivamente, se instaura una lección sobre el concepto de arquetipo y de estructura narrativa a los que estamos acostumbrados en cuanto consumidores de productos similares. No es una recriminación, por supuesto, sino una estrategia con la que el director y guionista logra jugar con nuestros mismos prejuicios, tanto cinematográficos como culturales. Una cultura, que quede claro, que nos lleva a tener determinadas claves de lectura según el contexto en el cual (y con el cual) las situaciones se nos vienen presentando y los detalles amontonando. Tenemos, efectivamente, una serie de patrones psicológicos que nos atan a una única visión de la cual nos parece imposible alejarnos ya que no nos damos cuenta de la complejidad real del mundo y de sus múltiples posibilidades.

Es entonces basándose en la cuestión de “¿qué está pasando realmente?” que el director juega también con la estructura temporal y nos propone una lectura de los eventos a través de una redistribución de los capítulos, pasando entonces de un flujo linear a uno en el cual nos movemos en el tiempo hacia atrás y hacia adelante. Un mecanismo, este, que no quiere ser un elemento cuya finalidad sería solo de carácter estético, sino que pone en marcha una serie de cuestiones de atención psicológica por parte del espectador, quien se da cuenta de que no todo parece ser lo que efectivamente es, hasta llegar a una serie de revelaciones que subrayan la necesidad de no dejarse llevar por las primeras impresiones. Y es así como el cuento se inserta en la tradición de los de hada donde la violencia de las palabras (y de las imágenes, en este caso) quiere instaurar una relación de carácter didáctico con el público, una modalidad (la más antigua, quizás) para ofrecer unas lecciones sobre la vida para que cada persona pueda crecer y aprender lo que el mundo efectivamente es y ofrece.

La cuestión principal de Strange Darling, desde un punto de vista técnico-narrativo, es entonces la deconstrucción del estereotipo de la final girl, un elemento al que estamos acostumbrados y que se ha ido sentando en la historia del cine de horror y terror. Y, sin embargo, la película es también un análisis de nuestras mismas expectativas en lo que a la apariencia se refiere, poniendo de manifiesto cómo la paridad de género, una vez se haya aceptado, tiene que reconocer que la idea de la damsel in distress no puede ni debe aplicarse a cualquier situación en la que esté presente una mujer. Todo lo contrario de la misoginia, entonces, ya que aquí se logra construir una estructura narrativa en la que el mal no siempre es de por sí parte integrante de un solo sexo. Y la violencia, la maldad y la psicopatía pueden, en consecuencia, formar parte de un discurso más amplio, en el cual el bien y su opuesto se desnudan de un teórico valor transcendental y se visten de uno de carácter más terrible: el de la banalidad de todos los días.

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Ficha técnica:

Strange Darling ,  EUA, 2023.

Dirección: JT Mollner
Duración: 96 minutos
Guion: JT Mollner
Producción: Bill Block, Steve Schneider, Roy Lee, Giovanni Ribisi
Fotografía: Giovanni Ribisi
Música: Craig DeLeon
Reparto: Willa Fitzgerald, Kyle Gallner, Barbara Hershey, Ed Begley Jr.

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