Críticas
Una psicosis macabra
Smile 2
Otros títulos: Sonríe 2.
Parker Finn. EUA, Canadá, 2024.
Es raro que las segundas partes sean mejores que la primera. Hay contadas excepciones, por supuesto. Si hay una continuación es porque hubo un cierto éxito y los estudios quieren seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro, otorgándoles más presupuesto para explotar una posible franquicia. Para mí, Smile (Parker Finn, 2022) no fue la gran cosa, pero la taquilla le favoreció enormemente (con 17 millones de presupuesto, recolectó 217 millones en taquilla del mundo entero). Con más del doble de presupuesto, Smile 2 (Parker Finn, 2024) es la apuesta para Halloween de Paramount Pictures. En su fin de semana de estreno, la cinta ya superó la primera parte y ha recibido excelentes comentarios. Y, a veces, como en este caso, la secuela supera a la original.
Desde la primera escena vemos que esta nueva entrega cuenta con más presupuesto para contar la historia, tanto en efectos como en escenografía, y mejores momentos de esos que hacen saltar de la silla. Esta apertura de la cinta se trata de un plano secuencia bien logrado, emocionante y bien hecho, con acción, ntensión y un cierre dramático que presenta el título de la cinta de una forma creativa y macabra, recordándonos en esos poco minutos cómo funciona la dinámica de esta extraña «maldición», o como se le quiera llamar: una semana después de presenciar este evento sobrenatural, la mente los lleva a la locura a través de alucinaciones, y además es contagiosa para los que presencian los minutos finales de la vida de la víctima. Y esto no es spoiler, pues estamos hablando de una secuela.
En esta ocasión nos enfocamos en la vida privada de Skye (una fantástica Naomi Scott), una estrella del pop adolescente (mezcla de Miley Cyrus, Britney Spears, Amy Winehouse y hasta Lady Gaga) que está haciendo un retorno triunfal después de un turbio pasado de drogas y alcohol. Tiene, como muchos de estos artistas jóvenes, una mamá controladora y ambiciosa, una mujer que ha «sacrificado» su vida para hacer de su hija lo que es, e interpretada a la perfección por Rosemary DeWitt. Skye es perseguida por esta extraña maldición, mientras entendemos que el miedo es universal, sin importar qué clase de persona seas. Ni una super estrella del pop, con todo el dinero que pueda tener, logra escapar de sus demonios internos y de la tortura psicológica que produce este extraño “padecimiento”, que la lleva a una psicosis macabra de las que todos somos testigos.
El terror psicológico está potenciado con cada escena donde uno ya no sabe qué es real y qué no, lo que me recordó a Oculus: el espejo del mal (Oculus, Mike Flanagan, 2013), que termina en una escena de body horror, que recuerda más recientemente a La Sustancia (The Substance, Coraline Fargeat, 2024) y nos sugiere una tercera parte, más caótica y explosiva que lo que hasta ahora hemos visto, sin olvidarse de dar un cierre claro a una segunda parte muy bien lograda.
En esta ocasión, como ya no hay que ahondar en el origen de este raro “virus”, la cinta se demora presentándonos al personaje principal, para que todos podamos entenderla mejor y aprender a quererla, a pesar de ser una persona con una vida tan alejada del espectador común. Y para esto se usan los flashbacks del momento en que su vida cambió, que están muy bien construidos, claustrofóbicos y aterradores, con la presencia de Ray Nicholson (hijo del legendario Jack Nicholson), quién además es idéntico a su papá y tiene una sonrisa aterradora, perfecta para esta cinta. Los personajes son más humanos y verosímiles, a pesar de estar a millones de dólares de distancia del espectador común, y todo está fortalecido con unas excelentes actuaciones de todos, un reparto muy bien seleccionado.
Es evidente que el doble de presupuesto se supo aprovechar en cada instante de la película. Se ve una propuesta audiovisual, con maquillaje y efectos especiales verosímiles (aún no logran que la sangre se vea real), es claro que tratan de innovar y logran supera a su antecesora. Las transiciones de tiempo están bien logradas y son recursivas, los planos y movimientos de cámara rápidos realmente transmiten tensión y miedo, o al menos así se sintió en la sala en la que la vi. Sin olvidar, claro, esos planos generales lentos tan típicos del género, apoyados en la música del chileno Cristóbal Tapia De Veer, produciendo el escalofrío y tensión necesarias para no quitar los ojos de la pantalla. Además, hay canciones y coreografías originales para la estrella del pop ficticia que interpreta Scott. Se la jugaron toda, y valió la pena.
Smile 2 conserva la estructura de la cinta anterior, así que no hay muchas sorpresas ni se está inventando nada nuevo. Es más, yo diría que ni hace falta ver la primera parte, pues esta cinta explica lo necesario del misterio que rodea esta historia. Lo que sí es claro es que hay un mejor trabajo de guion, lo que se ve reflejado en la profundidad a la protagonista y sus conflictos personales. Y además, la elección de la actriz principal es lo que se roba todas las miradas y aplausos.
Naomi Scott finalmente se aleja de los remakes que medio la dieron a conocer – Power Rangers de Dean Israelite (2017), Aladdín de Guy Ritchie (2019), y la terrible Ángeles de Charlie de Elizabeth Banks (2019) –, para demostrar un gran rango en pantalla: canta, baila, grita, se asusta y pone a sufrir al espectador. Lleva todo el peso de la historia en sus hombros y lo lleva a buen puerto, sorprendiendo a este fanático de películas de terror que siempre busca algo que lo saque de lo mismo de siempre. No pensé decir esto, pero espero con ansias una nueva entrega.
Tráiler:
Ficha técnica:
Smile 2 / Sonríe 2 , EUA, Canadá, 2024.Dirección: Parker Finn
Duración: 127 minutos
Guion: Parker Finn
Producción: Parker Finn, Marty Bowen, Jonathan Fass, Wyck Godfrey, Isaac Klausner, Robert Salerno
Fotografía: Charlie Sarroff
Música: Cristóbal Tapia De Veer
Reparto: Naomi Scott, Rosemarie DeWitt, Lukas Gage, Miles Gutierrez-Riley, Peter Jacobson, Ray Nicholson, Dylan Gelula, Raúl Castillo, Kyle Gallner