Reseñas
Imaginando ¡Que viva México!
En su artículo de 2006, El nacimiento de ¡Que viva México! de Serguei Eisenstein: conjetura, Aurelio de los Reyes explora las influencias más plausibles que movilizaron a Eisenstein para rodar esta película en 1931, que dejó inacabada y que nunca llegó a editar. Su colaborador Grigori Aléksandrov montó una versión en 1979 a partir de los guiones de Eisenstein, con los cinco capítulos filmados de los seis previstos.
Si tuviéramos que destilar en el menor número de elementos posibles el abanico de influencias directas en el proyecto, podríamos listar los siguientes conjuntos:
Apoyo político y financiero, Upton Sinclair, apoyo que, según aclara Aurelio de los Reyes en una entrevista, el propio Eisenstein dilapidó por su indisciplina.
Perspectiva antropológica, de Anita Brenner, en su libro Idols behind Altars (1929). Ensayo antropológico apoyado con fotografías de la propia Benner. Sin embargo, para la contraportada incluyó una fotografía de Edward Weston.
Eisenstein comenzó a alimentar una pasión desmedida por México, casi una obsesión. Aurelio de los Reyes cree que tanto él como Anita Brenner sufrían del mal mexicano.
Nueva perspectiva cinematográfica, Robert Flaherty, el cineasta que realizó el primer reportaje: Nanook el esquimal.
Pintura y arte, Diego Rivera y Orozco
Fotografía, tal vez de Tina Modotti…
… y por supuesto, la revolución mexicana y sus vicisitudes (cadáveres de cristeros colgados de cables de la luz eléctrica, fotografía que Eisenstein conoció).
Mural de Diego Rivera
Diego Rivera y Frida Kahlo en una manifestación (Fotografía de Tina Modotti)
Rivera (¿es esto un picado cinematográfico?)
Tina Modotti
La pulquería de Que viva México.
Eisenstein tomó de Brenner la idea de construir la película como un mural.
Sin embargo, el mismo Eisenstein propuso el símil de sarape mexicano para su película.
Las listas multicolor del sarape serían algo así como un flysch, con todos los estratos geológicos a la vista, una construcción rítmica y musical a partir de contrastes violentos.
Brenner le dio algo más que una pista para estructurar el film, le dio un hilo conductor: México, en el fondo y en la forma, seguía siendo azteca, tolteca o zapoteca.
Un reportaje antropológico puede parecer desde luego un sarape, pero, si hemos de creer a Silvie Pierre, Eisenstein concebía una película como todo orgánico, casi como organismo vivo. De lo que se trata es de formar imágenes en la sensibilidad y en la inteligencia del espectador. Y Eisenstein consideraba la imagen como célula de montaje. El montaje, según él, consumiría imágenes igual que el motor consume carburante.
¿Qué celebra la peregrinación de la Virgen de Guadalupe, el cristianismo o el matriarcado ancestral?
¿Y el toreo?
¿la vida, la muerte, la sexualidad?
¿Qué representa ¡Que viva México! Es un paso decisivo en la teoría eisensteiniana. ¡Que viva México! sería su primera película sonora. Pues bien, frente a la defensa intransigente del montaje corto como esencia del cine de sus primeros años, Eisenstein habló del sonido como un equivalente del montaje, que podía asumir las funciones de transmisión del ritmo. En ¡Que viva México! hay también composiciones en profundidad, es decir, que el montaje no es ya el procedimiento del cine y se significa con una única imagen, como propugnaba Kulechov.
Mural de Orozco
Presentación de la novia al hacendado: el toro imponente.
Residuos del derecho de pernada en profundidad de campo.
Recursos estilísticos al servicio del mensaje político. Las imágenes enuncian justamente lo que denuncian.
Veamos un caso paradigmático, que resultó el anticipo de otra teoría posterior, la de Roman Jakobson, quien privilegia para el cine, por encima de cualquier otro tropo, la metonimia.
De un certero disparo de la hija del hacendado, el hermano de Sebastián es herido de muerte…
… y su cuerpo inerte se hace uno con el maguey.
Pero inmediatamente la propia joven es abatida de un disparo de los escasos campesinos que se han levantado en armas.
La segunda imagen nos muestra su canotier rodando entre los magueys.
Como el balón y el globo de M, el vampiro de Dusseldorf, significa simbólicamente la ausencia, la muerte. Lo mismo que el monóculo colgando del Acorazado Potemkin, significa la ausencia del Dr. Smirnof.
Pero, inmediatamente, el contexto que otorga cada película en concreto, permite ampliar las connotaciones posibles. En Potemkin la escena anterior era que unos marineros tiraban por la borda al Dr. Smirnof. De esta forma, el monóculo se transforma simbólicamente en la caída del régimen y de la clase que este representa. Podemos equiparar aquí igualmente el canotier con el derrocamiento de la clase terrateniente mexicana. El sombrero funcionaría así como sinécdoque, la parte por el todo.
Lo mismo el maguey.
Veíamos a los hermanos libando la pulpa del ágave. Ese néctar es el que se convertirá en pulque. La cadena significante permite toda una articulación ideológica eisensteiniana. El cadáver del campesino se hace uno con el maguey, es su propia sangre la que se transforma en jugo que otro campesino absorberá para enriquecer al patrón. Es la cadena de la explotación.
Pero la rueda de connotaciones no se detiene nunca. Es también la misma cadena de renacimiento y muerte que representa Quetzalcóalt, la serpiente emplumada. La misma fusión de vida y muerte que veíamos a propósito del toreo. Oposiciones binarias y unión de contrarios
El idiolecto eisensteiniano
Para Adolfo Best Maugard, que colaboró con Eisenstein en el rodaje de ¡Que viva México!, el triángulo era la forma básica de México, desde las pirámides y los volcanes hasta los sombreros. Como arquetipo connota además verdad.
Pero, ¿se podría pensar que para Eisenstein el triángulo es desde siempre la figura expresiva del pathos?
Acorazado Potemkin
Bibliografía consultada:
El nacimiento de ¡Que viva México! de Serguei Eisenstein: conjetura, Aurelio de los Reyes, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 2006.
VVAA, Contribuciones al análisis semiológico del film, Fernando Torres Editor, 1976.
Christian Metz, Essais sur la signification au cinéma, Klincksieck, 2013.
Últimas imágenes revolucionarias: entrevista con Aurelio de los Reyes, Sebastião Guilherme Albano, Universidade Federal do Rio Grande do Norte (UFRN), Brasil, 2024.
https://revistas.uma.es/index.php/fotocinema/article/view/19085/20339