A fondo
La obsesión de Rudolf
Rudolf observa desde el balcón de la fiesta. Está escena resume el relato clásico sobre el protagonista de La zona de interés (Jonathan Glazer, 2024). Según Todovov es un personaje verdadero: es lo que parece y parece lo que es.
El tema principal de la película es el exterminio judío, aprovechando la mente de un militar psicópata para sumergirnos en su obsesión a través de su vida profesional compaginada con la vida familiar. A raíz de este argumento nace una serie de subtemas coherentemente relacionados entre sí, que nos presentan conceptos, valores e ideologías diversas, de las que podemos sacar nuestras propias conclusiones, pudiéndolas trasladar a nuestro tiempo actual. Es cierto que este tipo de argumento está muy manido, pero en su defensa, y como contrapunto hasta lo visto en el cine, la narración está enfocada desde un inaudito punto de vista: la escucha. La muerte transcurre en lo audible. Nuestros oídos se convierten en nuestra vista. Se nos impide ver el otro lado. Todo queda expuesto a la imaginación del espectador.
Por medio de Rudolf, personaje pragmático, que a lo largo de la película habita en los tres posibles estados narrativos definidos por Propp, como son la virtualidad, la actualización y la realización, desgranaré aquellos temas subyacentes que aparecen en su entorno.
Al inicio se nos muestra al comandante Rudolf Hoss -no confundir con Rudolf Hess lugarteniente de Hitler- como un hombre de familia, tranquilo y sosegado, algo que en el transcurso de la película no corresponde con su verdadera personalidad. Rudolf es un personaje reservado, callado y solitario. Sumiso y autoritario a la vez. Innovador y exterminador. No exterioriza sus sentimientos. Como buen militar de las SS, que se precie, tiene suprimida la piedad y la compasión en su lenguaje.
La primera muestra de su obsesión se centra en la escena que tiene lugar en su casa en una reunión con empresarios, para optimizar los crematorios y su aumento de exterminio. Podemos observar como el ángulo de la cámara forma un ligero contrapicado, en busca de un enmascarado dramatismo existente en el diálogo para continuar con un picado cenital como función expresiva y mostrarnos la funcionalidad del sistema del que hablan. En esta escena observamos como Rudolf trasmite ese complejo de superioridad militar al reunirse descalzo ante los empresarios, los cuales están con zapatos. Al mismo tiempo nos sugiere que podría ser innovador, pero no es el creador del método, ya que sale a relucir su falta de conocimientos en base a sus gestos corporales en los planos. En la realidad, Hoss fue un mediocre alumno en la academia militar.
En la siguiente escena, que transcurre en el porche de la casa de Rudolf, vemos a la clase militar donde identificamos los valores de lealtad, disciplina, compañerismo, honestidad y jerarquía, en la que es felicitado por su cumpleaños por diferentes rangos del ejército de las SS. A lo largo de todo el filme veremos la pulcritud de los trajes grises con el que se visten todos los militares.
Su pasión por los caballos y la naturaleza, otro trazo de veracidad sobre su figura, nos presenta esa insistente falta de sentimientos de Rudolf, absorto al dolor y a los gritos. Dicha escena, que se desarrolla en el bosque colindante a campo de concentración, no solo le inculca a su hijo mayor la afición por montar a caballo y el cantar de los pájaros, sino la abstracción de ignorar el maltrato a los judíos, esa facultad de hacerlos invisibles a sus ojos y a sus oídos.
Respecto al subtema del sexo, el deseo carnal en el matrimonio nos lo revelan de desde la religión cristiana. Solo consumarlo para su principal fin, únicamente para procrear. Duermen en camas separadas y han formado una familia numerosa. Tal vez estas ausencias de afecto tengan su origen en la formación militar o en la educación adquirida en aquellos años de su infancia en la Alemania conservadora. A lo largo del filme podremos intuir relaciones sexuales de la pareja fuera del matrimonio. Esto ahondaría en otros subtemas más: violación, abuso de poder, supervivencia e insatisfacción.
Algo relacionado cuando Rudolf no viste con el uniforme militar, es la ropa blanca e inmaculada que lleva puesta. Es una evidente simbología hacía la pureza de su raza aria. Durante toda la película aparece varias veces con ese mismo traje blanco que hasta le hace parecer una buena persona, más tolerante y paciente.
Las dos escenas fundamentales donde radica la ideología y valores de la clase militar, que se ven reflejadas en el personaje de Rudolf, son las siguientes:
La primera es la reunión que tiene en el cuartel con altos mandos para explicar el complejo exterminio de los judíos húngaros. El filme vuelve a iluminar el interior del edificio haciendo relucir el blanco de las paredes, ventanas y suelos, recordándonos la pureza de su raza, constante simbólica en diversas escenas. La secuencia inicial, antes de la reunión, son planos sucesivos que intercalan el interior de la sala y el pasillo donde están llegando los militares. Con ellos siguen incidiendo en valores adquiridos de la clase militar, la puntualidad, el orden, el rigor y el control, no existe espacio para la improvisación, ni el error. La voz out inicia esta escena jugando de forma paralela con la llegada de los altos mandos. Una vez dentro de la sala de reuniones, la cámara nos recibe con un picado cenital como uno de los registros personales de la película cuando se habla del método de exterminio. Después continua con varios planos americanos y planos medios mientras transcurre la reunión, consiguiendo irradiar en las imágenes la fuerza de los uniformes y, de este modo, no deja de aportar gran verosimilitud histórica al filme.
Por fin llegamos a la secuencia que lo aúna todo bajo el personaje de Rudolf. Comienza con uno de los característicos puntos de unión entre secuencias a los que el director recurre en la película, la voz over. En el inicio nos volvemos a encontrar con la brillante cruz blanca del ejército alemán, una esvástica de hielo, que deja en la oscuridad a todo aquel que está a su lado. Nuevo regreso a la pureza de la raíz de un pueblo, esta vez con un mayor mensaje debido a que es de hielo y no se derrite: “No podrán con nuestra nación”. A partir de este momento continua con varios planos generales cortos usándolos para mostrarnos la grandeza del palacio donde se está celebrando la fiesta con la noble burguesía y alta clase militar, siguiendo por las diferentes estancias del lugar a Rudolf. A este, le va acompañando el sonido del ambiente: el ruido de la vajilla, de zapatos, voces y risas de la gente, y la música clásica de la velada. No obstante, vuelve a mostrarnos al mismo solitario, tímido y reservado Hoss de todo el filme. La diferencia radica en que ha conseguido su objetivo y todo nos lo va contar la cámara en los siguientes planos. De repente llega el momento del ascenso cuando va a subir al balcón del piso superior. Primero el objetivo de la cámara le realiza un picado, después le va haciendo planos generales cortos según transita por cada planta en su ascensión y antes de llegar al balcón termina con un ligero contrapicado. Finalmente culmina con su llegada al último piso donde observa a toda la gente que está en el salón de la planta baja. Al llegar a lo más alto el sonido enmudece. El silencio del ambiente se rompe de nuevo con una voz over seguido de un contrapicado y después de un picado cenital para que el diálogo ponga la guinda a la obsesión de Rudolf: “me quedé absorto pensando como los gasearía a todos en el salón. Sería complejo en logística debido a sus altos techos”. ¡Magnifico!, no se puede esperar menos de un psicópata.
La evolución del personaje es clara y notoria, consigue el “hacer transformador” de Greimas, tras el regreso final a la casa donde reside su familia. Él es el mejor exterminador, lo trasladan en contra de su voluntad y logra el objetivo que le encomiendan para regresar a su hogar, que es su fin, su propósito.
En resumen, el vestuario, la iluminación, el montaje, el diálogo y la documentación son tan verosímiles y ceñidas a la realidad de lo sucedido que hace de la película un filme realmente histórico.
Nota: Hasta las cenizas que remueve el jardinero tienen su sentido histórico. La respuesta está en una orden de Himmler a Hoss.