Investigamos
Judy Garland, una voz que no se apaga
Más allá del éxito, la fama y el talento, Frances Ethel Gumm -conocida como Judy Garland- expresó en una de sus anotaciones personales: “Cuando era una niña, lo que más quería, era ser amada por mis padres”.
Judy Garland es mundialmente conocida como quien llevó a la pantalla grande a Dorothy Gale, la niña adolescente huérfana que viajó desde Kansas por medio de un tornado al mundo fantástico de El mago de Oz. En compañía de sus amigos (el hombre de hojalata, el espantapájaros y el león), a quienes conoce allí, y su perro Totó, irán en búsqueda del mago con el fin de recibir ayuda para volver a su hogar y así ayudar a sus compañeros, quienes además deben enfrentarse a la bruja mala del Oeste, que trata de persuadirlos e impedirles el paso para llegar a destino. Serán ayudados por la bruja buena del Norte en lograr su cometido en esta aventura de fantasía, acompañados de las zapatillas de rubíes tan características.
Pero Judy Garland -Frances Ethel Gumm- además de haber sido una de las personalidades más famosas, también ha sido conocida por una prematura muerte, por lidiar con adicciones, varios matrimonios y divorcios, una hija famosa y un ícono para la cultura queer. Este último aspecto está relacionado, además, en la coincidencia de la fecha de su muerte con la sublevación en Stonewall.
Todas estas características se ven atravesadas, a su vez, por fragilidades y vulnerabilidades personales que, desde pequeña, han estado presentes en su vida, donde dichos fantasmas no parecen haberla abandonado hasta el momento de su muerte, a los 47 años, acompañada desde siempre con un talento indiscutible, su voz, su herramienta y un arma de doble filo.
Uno de los historiadores y reconocidos biógrafos de la actriz, Gerald Clarke, publica Get Happy: The Life of Judy Garland en el año 2000, donde rescata algunas anotaciones personales de la artista, que se vuelven insumos valiosos al momento de conocer aspectos no tan difundidos de quien le ha dado vida a Dorothy en el musical de El mago de Oz, dirigido por Victor Fleming y producido por Mervyn Le Roy.
Judy Garland nació el 10 de junio de 1922 en Minnesota, Estados Unidos, proveniente de una familia de tres hijas (Mary Jane, Jimmy y la pequeña Frances Ethel, que respondía al sobrenombre de “Babe”). Sus padres fueron Frank Gumm y Ethel Milne, siendo Judy, nombrada con la combinación de los nombres de ambos padres, Francis y Ethel, al que raramente respondía. Su madre, de inclinaciones artísticas y de oficio pianista, y su padre, relacionado con el teatro, ambos provenientes del vodevil, producen y crean The Gumm Sisters Kiddie Act con sus tres hijas, quienes brindan como protagonistas números musicales, siendo Frances Ethel -Judy- la más talentosa y prodigiosa con su voz, que ya a los dos años se subió a un escenario para cantar una versión de “Jingle Bells”. Paradójicamente, esta fue la niña que la pareja había considerado no tener, porque con sus dos primeras hijas ya enfrentaban dificultades económicas.
El grupo de hermanas, por un error de tipeo en algunas de las promociones de sus actuaciones, pasó de ser “Gumm Sisters” a “Garland Sisters”, apellido que se conservará para cuando la pequeña Ethel/Babe pase a llamarse Judy. Por diversos motivos, sus otras dos hermanas no continuaron con el grupo, si bien realizaron números musicales en algunos filmes, tampoco deseaban participar ni mantenían la vocación artística, así que los padres se inclinaron por la pequeña Babe para intentar mantener un contrato.
En varias ocasiones, el padre fue desalojado y obligado a mudarse de ciudad, a raíz de rumores y acusaciones por vincularse sexualmente con hombres jóvenes en el ámbito teatral, episodios que imponen la mudanza familiar a otras ciudades. Así mismo, la madre, en estas circunstancias, mantenía amoríos con otros hombres y se iba de la casa familiar, llevando a Judy a pasar noches en hoteles, dejándola sola por varias horas con el miedo subyacente del abandono de su madre, sin poder recurrir a su padre, quien sufría de depresión. Para ese entonces el matrimonio Gumm era notoriamente conflictivo y lejano entre sí.
En el transcurso de la infancia de Judy se hace presente el abuso de sustancias, tanto como para permanecer despierta como para dormir, promovidas por la madre, con el objetivo de que pudiera rendir más tiempo y con mayor energía en los ensayos, y así lograr para su hija un contrato con los grandes estudios de cine. Hecho que se concreta en 1935, tras varios años de intento. A los doce años, como Judy Garland, firma con un contrato con Metro Goldwyn Mayer (MGM), lo que le permite despegar en lo profesional. Ese año no solamente será recordado por el salto en su vida como artista, sino además por el fallecimiento de su padre, lo que la deja al entero cuidado de su madre, con quien la relación siempre fue distante y fría.
La entrada de Judy en los grandes estudios de MGM coincide con el auge de la industria, lo que significaba para muchas de las actrices contratadas pasar a ser propiedad de la empresa, no solo en el ámbito profesional, sino también personal, con arreglos precarios y la posibilidad de renovarse al cabo de algunos meses. En la cima del star-system, quienes aparecían en pantalla eran modelos para los espectadores, que se veían representados por estas figuras, siguiendo sus gestos y modas masivamente, no muy distinto a lo que sucede hoy, pero con otro alcance.
En su paso por los estudios de MGM, a Judy se le exigía alcanzar y mantener determinado peso, así como lograr mayor rendimiento por medio de medicamentos y anfetaminas, desde sus 13 años, lo que se suma a las demás adicciones a la medicina para dormir y rendir durante el día, otorgadas por la madre.
A comienzos del siglo XX, en torno a los inicios del cine como industria, se posibilita no solo una salida laboral para jóvenes promesas, sino sobre todo una salida para su grupo familiar. El vínculo de Judy con MGM producirá varios títulos reconocidos por la taquilla, rodando más de veinte películas, muchas de ellas acompañada por otro actor joven, Mickey Rooney, constituyéndose en la pareja adolescente del momento. Estos años le posibilitaron viajar, hacer giras y consolidarse como figura, por medio de un contrato que durará quince años, actuando en filmes musicales tales como Everybody Sings y Listen, Darling (1938), The Wizard of Oz (1939), For Me and My Gal, junto a Gene Kelly (1942), o Meet Me in St.Louis (1944), entre varios otros.
El estreno de The Wizard of Oz le abrió las puertas a premiaciones, un Oscar a la mejor banda sonora por “Over the Rainbow”, con críticas tales como “… Un brillo deslumbrante marca la versión en color de MGM de El mago de Oz”, afirmando el reconocimiento para una joven promesa con talento que se consolida. En la biografía citada, se afirma que Judy, desde pequeña, expresaba: “Algún día seré famosa”. Ese momento se concretaba, y además, se le otorgaba popularidad y cariño.
Pero la poca estabilidad de Judy en sus primeros años, sobre todo en cuanto a sus figuras de cuidado, afectó su desarrollo emocional, lo que tendrá sus efectos en la edad adulta, llevándola a varios intentos de suicidio, así como a momentos altos y bajos en su desarrollo artístico. Más allá de los éxitos o fracasos comerciales, como actriz se convierte en un sello indiscutible del cine sonoro, imposible de separarlo de su turbulenta vida emocional.
Hecho reflejado en sus compromisos con el contrato de MGM, ya que estos comportamientos impulsan la finalización de su contrato en la década de 1950, años en que Judy renacerá, esta vez literalmente, al protagonizar una versión de A Star is Born (1954), dirigida por George Cukor, lo que le da la posibilidad de interpretar nuevos roles y conseguir más nominaciones por su interpretación. Así mismo, desde los años 50 hasta su muerte, inicia una carrera como cantante en vivo y graba varios álbumes de estudio, tales como “Judy at Carnegie Hall” (1962) o el álbum homónimo “Judy”, en 1954, los cuales han sido premiados con estatuillas Grammy. Incluso llegó a tener su propio espectáculo, “The Judy Garland Show”, en 1963-1964, por medio de la cadena CBC, con muchos invitados especiales y famosos, que se presentaban junto con la anfitriona, brindando números musicales y de humor.
En el terreno afectivo, se casó cinco veces. De todas sus parejas se divorció, algunas ocuparon el lugar de managers para Judy, quien termina sus días sin dinero y sin bienes materiales. Con una de sus parejas, el director de cine Vincente Minelli, tuvo una hija famosa, Liza Minnelli, quien continuó su legado artístico.
El 22 de junio de 1969, Judy Garland fallece en Londres por sobredosis de barbitúricos. El mundo del cine sintió la pérdida de un ícono del cine y la música, con el talento inconmensurable de una estrella que desde pequeña se abrió camino en el difícil mundo del cine y del espectáculo, en una época que no contemplaba condiciones laborales acordes a la edad ni atención médica adecuada. Ha dejado un verdadero legado artístico. También ciertas reflexiones acerca del significado de alcanzar la fama, cuando esta no va acompañada de contención familiar ni de la propia industria.