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Harold Rosson. Un pionero desconocido
Avalado por más de cien películas, nominado a cinco Oscars y un Globo de Oro y ganador de un Oscar honorífico, todavía no se explica la falta de documentación existente sobre un “animal” de la dirección de fotografía de todos los tiempos.
No cabe la menor duda de que la mayoría de la gente conoce o ha oído hablar de El mago de Oz, Lo que el viento se llevó, Cantando bajo la lluvia y El Dorado. Pero y de… ¿Harold Rosson? Tal vez, ni al uno por ciento de las personas a las que preguntes por estas películas sepan de quién se trata. Lo curioso es que fue tan importante como pionero en el cine de Hollywood. Él nunca pensó que ocupando un puesto de oficinista en una empresa de la Bolsa terminaría trabajando, en 1916, en la Metro Pictures. Todo esto fue posible a que sus tres hermanos, uno director y los otros dos actores, lo llevaran a Vitagraph Studios a trabajar como extra y ocupar varios puestos menores hasta convertirse en director de fotografía.
Durante sus cincuenta y dos años como profesional de cámara, en 1918 fue el único año en el que no realizó ningún proyecto fílmico, debido a su alistamiento en el ejército de los Estados Unidos para participar en la Primera Guerra Mundial. Después de su desmilitarización, en el mes de noviembre de ese mismo año, regresó para trabajar en la película de Marion Davies The Dark Star, contratado por la Davis Company. En 1920, la actriz Mary Pickford lo empleó para que trabajase al lado de su hermano y director de cine Jack Pickford. Durante esa década Harold fue adquiriendo experiencia detrás de la cámara, comenzó a desarrollar inquietudes fotográficas y perfeccionó su oficio en la Paramount Pictures, donde colaboró con directores como Allan Dwan, Victor Fleming y Josef von Sternberg, hasta llegar a los años treinta, que le hicieron convertirse en uno de los mejores camarógrafos de Hollywood. Antes de cambiar de empresa cinematográfica, entre 1924 y 1926, estuvo casado fugazmente y se divorció de la actriz Nina Byron.
La fotografía en el cine es la base de cualquier película. No es de extrañar que deba existir una figura que se encargue de ello y sea el máximo responsable de dibujar en las imágenes los deseos del director y de conseguir la estética deseada para una película. En eso se convirtió Harold Rosson, y llegó a ser el mejor y quizás siga siendo uno de los mejores, lo que es seguro es que el paso que dio sirvió para iniciar el cine del color de nuestros días.
En 1930, después del Octubre Negro del 29, comenzó La Gran Depresión en Estados Unidos. Esta fuerte crisis financiera duró desde 1929 hasta 1939, justo el mismo tiempo en que Harold daba un considerable salto, convirtiéndose en el director principal de fotografía de la Metro-Goldwyn-Mayer (1930-1953), ayudando a definir el aspecto brillante y glamuroso de las películas del estudio. Su estilo se destacó por sus sutiles contrastes, iluminación imaginativa y ricas texturas, y fue igual de brillante en blanco y negro que en color. Llegado este momento es donde radica su importancia en el cine. Lo premian con un Oscar Honorífico de la Academia, compartido con W. Howard Greene, por su trabajo pionero en la fotografía en color por la película El jardín de Alá (1936). Esta técnica consistía en que la cámara registraba las imágenes en color rojo y verde azulado de forma simultánea a través de una única lente, usando un divisor de haz de luz y filtros de color para grabar las imágenes apiladas una encima de la otra.
En aquellos años, la vida sentimental de Harold era muy distinta a su vida profesional. Volvió a casarse nuevamente con una actriz, Jean Harlow, la rubia platino original de la pantalla en ese tiempo. Se conocieron mientras filmaban Mademoiselle Dynamite en 1933, y Jean fue quien le propuso matrimonio a Harold durante el rodaje de Bombshell en ese mismo año. No pasó mucho tiempo de la relación conyugal y Harlow acusó a Rosson de ser «grosero, irritable y tener mal humor». Terminaron separándose en mayo de 1934 y divorciándose en marzo del 35. Harold parecía más centrado en su trabajo que en complacer los mandatos de su nueva esposa. No obstante, en octubre de 1936, Rosson se casó con la socialité Yvonne Crellin en Beverly Hills. Ella pertenecía a la clase acomodada y se dedicaba a participar en actividades benéficas, de caridad y relaciones sociales propios de la clase alta de California. Este fue el último matrimonio de Harold Rosson, terminaron divorciándose en junio de 1945. Su duración estuvo proporcionalmente relacionada con el tiempo que pasaban juntos, que al parecer no era demasiado debido a los compromisos que Yvonne destinaba a sus actos benéficos y sociales, y por otro lado la pasión que Harold tenía por su profesión.
Llegó 1939, entre medias de su nuevo matrimonio, donde dio el verdadero salto final al color. Fueron cuarenta y una películas a lo largo de toda la década de los años 30 en las que Rosson trabajó antes de llegar a realizar, en ese año, El mago de Oz. De este film se comenta que es la primera película en color de la historia, aunque anteriormente, en 1934, se usó el Technicolor en una película de acción real, para verse por primera vez en un número musical de una película de la Metro-Goldwyn-Mayer, titulada The Cat and the Fiddle. Finalmente, donde comenzó su auténtico desarrollo fue en El mago de Oz, con Rosson como director de fotografía, pero… ¿por qué se filmó en parte en blanco y negro y en parte en color? La respuesta a esta importante cuestión es que fue una decisión creativa. En 1939, las películas de cine estaban en plena transición al Technicolor, y aunque al principio hubo entusiasmo por esta tecnología, cuando llegó la Gran Depresión, la mayoría de los estudios pensaron que el coste era prohibitivo, mientras que las películas de Rosson no abandonaron esta tecnología, en esos años de crisis económica.
Todo este avance duró hasta que llegó Eastman Kodak, quién introdujo su primer negativo de película de cine en color de 35mm, en 1950, y el Technicolor inició su decadencia. Rosson aplicó esta nueva técnica, pero con la aparición de la tecnología de Kodak y la paulatina desaparición del sistema de tres colores, Technicolor decidió dar un paso hacia delante y presentar su cámara estereoscópica para películas en 3D, en marzo de 1953. Con ella llegaría la pantalla panorámica y el sistema Technirama, en 1957.
Después de una larga y exitosa carrera en Hollywood, con más de cien películas a sus espaldas, Rosson se jubiló en 1958, pero tras una llamada de su amigo Howard Hawks dejó brevemente su retiro para colaborar con él en El Dorado (1966), protagonizada por John Wayne.
Con el mencionado film, Harold Rosson dio por finalizada su carrera como director de fotografía. Pasó sus últimos años en su casa de Palm Beach, Florida. El 6 de septiembre de 1988 fue enterrado en el cementerio Hollywood Forever.