Críticas

¡Hasta la (íntima) libertad!

Mi pastel favorito

کیک محبوب من. Maryam Moghaddam, Behtash Sanaeeha. Irán, Francia, Suecia, Alemania, 2024.

La definición de la libertad se inserta (y no solo) en el contexto de las posibilidades que se les otorgan a los ciudadanos. Libre es quien sabe que puede actuar de forma tal que pueda pasear por la calle abrazado a su pareja, sea quien sea. Libre es también quien puede decidir si llevar a cabo cierta acción y si optar por otras maneras de llegar a sus objetivos. Libre, por supuesto, son quienes no viven bajo una autoridad, religiosa y/o política, que les impida que su pelo vibre en el aire, sin que, por una absurda y ridícula cuestión de modestia (disfraz de la voluntad de pisar los derechos de las mujeres, tanto por parte de ciertos hombres como por parte del otro lado del sexo biológico humano) se vean punidas y llevadas a la cárcel. Y es que, problema aún más grave, libres son los que logran volver hacia un momento, en el cual las cosas, efectivamente, eran diferentes y se podía hablar con más tranquilidad y sin el temor a una celda en la que pasar una y más noches. Libres somos nosotros, la mayoría de quienes leen (y por supuesto quien escribe), y bien sería recordar que esta libertad no se puede vender por nada (sin olvidar, por supuesto, la necesidad de seguir las reglas de la racionalidad y de la lógica, para no caer en el caos de la falsa libertad).

Y es así como, en la vida de una mujer anciana, se desarrolla una voluntad de acercarse al acto mismo de ser feliz en cuanto libre de poder dejar paso a las necesidades humanas de encontrar un momento de interacción. Hombre y mujer, hay que decir, un dueto que se junta dentro de una sensación de casualidad y de viaje apenas fuera del borde de lo que está permitido. Nos sumergimos dentro de lo que está por debajo, y no solo detrás, de la apariencia, de lo que se puede mostrar en cuanto moral y religiosamente aceptable, ya que, en el entramado de una sociedad, se reverbera la necesaria sintonía de los espíritus afines. Y si de espíritus hablamos, hay que subrayar cómo la edad de los dos protagonistas es tal que les permite hablar de un pasado (mejor, más libre) y de un presente (peor, más autoritario) que se entremezclan con las necesidades de los cuerpos y de las psiques, o sea la búsqueda de alguien con quien compartir parte de nuestra vida.

Se construye, entonces, el lazo entre el espectador y la narración gracias a las vertientes de carácter universal que forman parte de la historia de la humanidad. Son, en otras palabras, elementos en los que nos reconocemos fácilmente, y el discurso que sale de las cuatro fronteras de la pantalla se despliega dentro de un diálogo sobre el valor mismo de la soledad tanto en lo mínimo de nuestro día a día (el personal dentro del universal) como en la imposibilidad de actuar como miembro libre dentro de la sociedad (el universal dentro del personal). Y es así que, leyendo por debajo de las imágenes que fluyen en la simplicidad de un Irán moderno y vacío, se nos presenta la profundidad de un análisis del ser humano, trayéndonos aquellos mecanismos de comportamiento con los cuales todos podemos relacionarnos. Es un espejo de la condición humana, entonces, que traspasa los límites nacionales y, en la aparente inmensidad temporal de cada uno de nosotros, nos muestra los engranajes que soportan nuestro mismo ser.

Hay películas que hay que ver, como si de un deber (¿kantiano?) se tratara. Y no, no como obligación, como algo que nos imponen, sino como necesidad intelectual, cultural, algo que va más allá de las normales estructuras en las que nos vemos (cuando abrimos bien los ojos) encerrados. Existe un mundo más grande, más vasto de lo que las grandes producciones internacionales  fingen ofrecernos, y es fundamental dejar abiertas las puertas de nuestra hambre artística (o tan solo de entertainment). Y, en este sinfín de diferentes modalidades de vivir, es posible que nos reconozcamos, que encontremos las mismas notas que reverberan en nuestros sentimientos, aspiraciones, necesidades profundamente íntimas y humanamente globales. Somos diferentes, por supuesto, y es así que, como dos personas que buscan una conexión sentimental en un país cuyo presente (y futuro) parece negativo, nos hacen dar cuenta de que el ser humano, en sus células, sigue teniendo los mismos patrones genéticos.

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Ficha técnica:

Mi pastel favorito (کیک محبوب من),  Irán, Francia, Suecia, Alemania, 2024.

Dirección: Maryam Moghaddam, Behtash Sanaeeha
Duración: 97 minutos
Guion: Maryam Moghaddam, Behtash Sanaeeha
Producción: Etienne de Ricaud, Peter Krupenin, Gholamreza Moosavi, Behtash Sanaeeha, Christopher Zitterbart
Fotografía: Mohammad Haddadi
Música: Henrik Nagy
Reparto: Lily Farhadpour, Esmail Mehrabi

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