Críticas
Lingŭa
Oldboy
올드보이. Park Chan-wook. Corea del Sur, 2003.
Mala tempora, se podría decir. Cuestión de que, efectivamente, la mayoría del público (quienes permiten que se les vendan billetes) supone que el movimiento del papel dibujado hacia la pantalla solo se basa en la traducción al lenguaje visual de los (muchas veces poco interesantes) superhéroes (y lo digo rodeado de un numero bastante alto de libros de estos personajes, más bien como razón de carácter histórico). Mala tempora ya que la realidad es que el mundo comiquero, del arte de las novelas gráficas (o, como prefiere Moore, de los tebeos, traducción esta que bien se sintoniza con el original inglés proletario de comics) más amplitud y profundidad tiene, más alcance, más vastedad de horizonte(s), ya que, como en el caso de la literatura en prosa, la de los balloons tiene una red de diferentes identidades, propuestas y temáticas. Sobre todo, se podría decir, en el underground americano, en el europeo (que bien se une a las escuelas sudamericanas) y en el asiático, del cual proviene, obviamente, Oldboy.
Es la necesidad de saber quién ha hecho qué, de saber la razón que lleva a una persona a ser encerrada durante mucho (demasiado) tiempo en una cárcel que es un simple piso (pero sí, la televisión puede ayudar a no enloquecer). La detonación de la pregunta principal, de la necesidad de encontrar la respuesta, se une así al espíritu de venganza, creando un lienzo sobre el cual se va dibujando el problema de una sensación de malestar de la que no parece posible deshacerse. Y es que, efectivamente, esta sensación se debe a lo que el protagonista mismo se pregunta : ¿qué he hecho yo para merecer esto? Y si parece no haber una respuesta clara, una visión precisa, esto aumenta la necesidad de encontrar, ver y aceptar una culpa que no puede sino ser, completa y precisamente, un acto de remisión de los pecados dentro de un juicio basado en un crimen real. O, más sencillamente, todo parece indicar, en el sendero trazado por la historia, que la cárcel no habría sido nada más que un castigo sádico.
Y es la venganza de arriba la que parece abrir paso a una consideración sobre lo que hace que el hombre sea lo que es. Venganza de quién, podríamos preguntarnos, en el juego entre protagonista y antagonista, sin saber bien qué está pasando. Una oscuridad que lentamente se deja despojar, proponiendo un cuadro más limpio sobre el cual se nos pide que pongamos los ojos y emitamos un juicio final. Porque, por supuesto, la cuestión, más allá de misterios y venganzas, puede también resolverse en la necesidad de saber hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar lo complicadas que pueden ser la relaciones humanas. Difícil desatarse de pensamientos culturales, morales, éticos, sin aceptar que a veces nuestros mismos pecados son los que nos permiten seguir hacia delante en las relaciones interpersonales, en especial manera, las sentimentales. Y, dicho sea, para que quede claro, el juicio puede caer en la dificultad de aceptar lo inaceptable, hasta la absurdidad de perder cualquier posibilidad de comunicar lo que tendría que ser rechazado.
Podría parecer poco lógico o racional lo que se acaba de leer. Y es así que tiene que ser, ya que el torbellino de sensaciones que una obra maestra como esta nos suscita se basa no solo en un elemento general estético de óptimo nivel, sino en la absurdidad de lo que se nos ofrece como estructura tanto narrativa como temática. Habría que cerrar los ojos y temblar, una vez llegados a los últimos y terribles minutos. La presencia de la violencia, entonces, se distribuye no solo en las imágenes, sino también en la voluntad de proponer algo que, efectivamente, nos provoca cierta incomodidad moral y social dentro de nuestras mismas entrañas. Algo que, afirmémoslo, nos lleva a reconocer en Oldboy la presencia de un andamiaje que sostiene una obra que va más allá de lo cult y que se inserta en la consagración de lo verdaderamente artístico. Obra de arte, en otras palabras, que nos habla de sensaciones, de voluntad de venganza y de sadismo hasta provocar cierto dolor sublime.
Ficha técnica:
Oldboy (올드보이), Corea del Sur, 2003.Dirección: Park Chan-wook
Duración: 120 minutos
Guion: Hwang Jo-yun, Lim Jun-hyung, Park Chan-wook
Producción: Lim Seung-yong
Fotografía: Chung Chung-hoon
Música: Jo Yeong-wook
Reparto: Choi Min-sik, Yoo Ji-tae, Kang Hye-jung