Bridget Jones: Loca por él

¡Daniel Cleaver (Hugh Grant) está vivo! ¿Cómo es eso posible, si Bridget Jones (Renée Zellweger) asistió a su funeral la última vez que la vimos? ¿Y por qué cuida de los hijos que Bridget tuvo con Mark Darcy (Colin Firth)? ¿Es esta una Bridget Jones de un universo paralelo? Pues no, es el comienzo de Bridget Jones: Loca por él (Bridget Jones: Mad About The Boy, Michael Morris, 2025), la más reciente entrega de la historia de la periodista británica más divertida y sus relaciones sentimentales. Esto se ha convertido más en una telenovela, donde los muertos reviven y el drama nunca para, pero, ¡¿como no seguir amando a Bridget?! Pues, yo sí lo hago.

Llámenlo placer culposo, puro amor al cine y sus comedias románticas, fidelidad a la “saga” y a sus intérpretes… El hecho es que siempre es bueno tener este tipo de cintas en cartelera, que refresquen las opciones en medio de la pesada campaña de los premios Oscar 2025 y que nos asegure un rato de diversión. ¡Y sí que lo logra! Aunque en esta entrega, la cinta se aleja de lo que nos ha ofrecido siempre y se adentrara en un drama muy interesante: la viudez.

Así es, la nueva Bridget es una madre soltera. Todo esto le cambia el tono radicalmente a una historia que ha sido, principalmente, una comedia romántica. Ahora vemos la evolución de una mujer que lleva cuatro años en un duelo que tiene que terminar cuando recuerda las palabras que su padre le dijo antes de morir: «No es suficiente sobrevivir, hay que vivir.»

Y ese es el preludio de la nueva cinta de Bridget Jones, que justamente ahí arranca con los créditos y la clásica escena de ella cantando una canción, esta vez es «Modern Love» del siempre genial David Bowie. Y ahora se le suman sus hijos, haciéndola una secuencia que apela al pasado pero que se para en el nuevo presente de la protagonista: es la misma que siempre hemos querido, pero distinta. El fantasma de su esposo está presente siempre y lo vemos, acompañándola en sus fantasías, así como las voces de toda la gente que ella quiere, que le dan consejos según sus opiniones y formas de ver la vida. Y al final, lo que ella tiene que hacer es vivir, como mejor le parezca.

Su universo ha cambiado, ahora es conocida como «la señora Darcy» por el señor Walliker (Chiwetel Ejiofor), profesor del colegio de sus hijos, y se ha dedicado a ser ama de casa, pero antes de volverse una desesperada más, su vida tiene que cambiar. Y lo hará. La vieja Bridget está a punto de regresar, o casi, porque ahora incluye sus aventuras en Tinder, su regreso a la producción de televisión y citas con el nuevo objeto del deseo: Roxster (Leo Woodall), un chico menor de 30 años que la enloquece, como dice el título de esta cinta. ¿Y está bien lo que hace? ¿O está mal? ¿Es una “cougar” ahora? ¿Lo que necesita es colágeno para reiniciar su vida sexual? ¿Esa es la chispa que le falta a sus monótonos días?

Bridget lleva al espectador en sus aventuras, como siempre lo ha hecho, pero, así como la vida, hay buenos y malos momentos que ahora están más claramente diferenciados, y esta es la fortaleza más grande la cinta. Ahora está la madurez sentimental presente en la tristeza de estar sin el padre de sus hijos y lo difícil que es seguir existiendo sin él. «Con todo el amor, y con todo el dolor«, como dice la propia Bridget, soltando y aprendiendo cada día a sobrevivir.

¿Quién iba a pensar que la misma Bridget loca de hace 24 años hoy nos iba a arrancar lágrimas de tristeza en su proceso del duelo? Su momento de honestidad y aceptación es doloroso, orgánico y efectivo, Zellweger demuestra por qué tiene dos Premios Oscar y muchos otros reconocimientos por su trabajo, y también por qué regreso a los zapatos de Bridget. Me hizo pensar mucho en And Just Like That…, la «secuela» de la serie de Sexo en Nueva York (Sex & the City, 1998-2004), pero mucho mejor contada, por supuesto. Acá está clara la madurez de la edad de Bridget, su sabiduría y su dolor no cambian a la mujer divertida y arriesgada que todos conocimos, y en eso radica el mensaje más bonito de la cinta: la vida sigue, con y sin la gente que queremos.

Y todos podemos aprender a hacerlo, por no decir que “debemos”, antes de que el dolor nos consuma. Nunca sabremos qué sorpresas nos esperan en el camino, pero para resolverlo hay que continuar y dejarse sorprender. Y no nos basta con solo dejarnos llevar por la vida como veletas al viento, hay que tomar las riendas y las decisiones de por dónde queremos ir, así resulte un fracaso. La vida solo se vive viviendo, cayéndose y volviéndose a levantar, las veces que sea, aunque cada vez que tocamos el suelo sea más difícil recuperarse.

Producida por la compañía americana Peacock, la mismísima Renée Zellweger y Helen Fielding, la autora del libro original, fue lanzada en simultáneo en salas de cine y plataforma en Estados Unidos, una arriesgada apuesta en la era de las plataformas que le quitan el público al cine. Fielding se refirió a esta estrategia en una entrevista, asegurando que se imaginaba a los espectadores de esta cinta “muy cómodos en casa” compartiendo y disfrutando para San Valentín (día de su estreno en Estados Unidos).

El riesgo valió la pena: para el cierre de esta edición, la cinta había recogido más de 65 millones de dólares en taquilla mundial (con un presupuesto de 50 millones), y tanto las críticas como los fanáticos de Bridget la han recibido con brazos abiertos, algunos hasta la han llamado la Vengadores: Endgame (Avengers: Endgame, Anthony Russo & Joe Russo, 2019) del universo Bridget, por el cierre que ofrece al personaje y su mundo.

Y es verdad, se siente como una despedida, pero nunca debemos decir nunca en el cine, ya hemos visto las mejores y las peores películas regresar a la pantalla grande, y hasta cosas que parecían imposibles. Bridget Jones se ha despedido con altura y alimentando nuestra nostalgia, pero fácilmente podría continuar, todas nuestras vidas tienen muchos días por contar, y la de ella también. Buen viento y buena mar, querida Bridget.

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