Críticas

Recuerdo de vidas frustradas

Memorias de un caracol

Memoir of a Snail. Adam Elliot. Australia, 2024.

Memorias de un caracol aficheDrama de humor negro en stop motion, con toda la riqueza de un trabajo asentado en el detalle psicológico. Grace y Gilbert conforman una pareja de hermanos criados en la tragedia. La madre muere al nacer la niña y el padre queda parapléjico en un accidente de tránsito; muere unos años después. Los mellizos son dados en adopción, Grace a una familia ausente, mientras que Gilbert es entregado a un hogar protestante. Grace irá creciendo en medio de la soledad y su particular inclinación a coleccionar caracoles, junto con otras manías y un marcado trastorno por acumulación en medio del vacío existencial.

El guion comienza con Grace y su amiga Pinky en el lecho de muerte, para rápidamente derivar en un extenso flashback donde accedemos al relato del pasado; sobre el final, la historia se retoma hacia el desenlace en el presente.

Está nominada al Óscar en la categoría animación, y competirá con las favoritas, Robot Salvaje (Chris Sanders) y Flow (Gints Zilbalodis); además de Intensamente 2 (Kelsey Mann) y Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas (Nick Park, Merlin Crossingham). Un trabajo serio y profundo, más bien destinado a adultos, que nada tiene para envidiar a los demás títulos.

La metáfora del caracol alude al aislamiento, Grace se retrae en su casa rodeada de animales y objetos inútiles que van en aumento. Una forma de sentirse acompañada ante la soledad que experimenta por la pérdida de su familia y sus escasos recursos para el relacionamiento social. En su infancia es víctima de bullying en tiempos donde no era reconocido como tal (años 70), no era abordado desde lo pedagógico, debía resolverse por la propia cuenta o padecerlo. Gilbert intervendrá en su defensa.

Memorias de un caracol fotograma

La gracia por el ridículo en la desgracia, así podríamos calificar la atmósfera que hace posible el control de la angustia en el relato. Los hermanos padecen, desde el humor de las imágenes, en las propias ocurrencias reflejadas por la picardía y cinismo de los rostros, además de jamás bajar los brazos ante la adversidad, sobre todo en el caso de Gilbert y su rebeldía frente a la educación opresiva. Su identificación con lo satánico es la venganza hacia una familia que pretende disciplinarlo contra su voluntad.

Lo forzoso orienta valoraciones que contemplan la relación humana; lo austero deviene estilo de vida aprendido y condicionado. Grace nació en una familia pobre, se acostumbró a jugar con caracoles y aprendió a valorar la consecución del bienestar espiritual por sobre lo material. No obstante, la cleptomanía se desarrolla como respuesta al sinsentido de una soledad necesitada de ocupar el vacío en el hogar. La casa es el símbolo del interior de Grace que debe ser llenado con un afecto inexistente. Su vulnerabilidad proviene de las condiciones de llegada al mundo en la experiencia de un mayor estado de indefensión: nacimiento prematuro y operación del labio.

Memorias de un caracol plano

La vida va continuado su rumbo, aparecen personas que ofrecen un soporte, pero también desengaños que denotan la ingenuidad de quien no acostumbra a relacionarse en profundidad. De todas formas, el relato desde el presente denota una gran facilidad para comprender las situaciones después que ocurren. Lo inevitable del aprendizaje, por el dolor en la experiencia, insinúa la necesidad de no detenerse en el pasado, seguir avanzando hacia adelante como lo hace el caracol. El caparazón no es solo un escondite, sino la carga que debemos asumir en el trayecto; destino que nos asigna la vida. El caracol nace y debe convivir con ese elemento que lo acompaña para servirle de protección, a la vez que enlentece su camino. La idea es de proceso lento, un avanzar constante y sostenido donde la aceleración es incompatible con el aprendizaje en los sistemas vitales. No se refiere a la sabiduría que se adquiere, en tanto cantidades de conocimiento por la experiencia, sino al avance obtenido a partir de su procesamiento. No se trata de hacer muchas cosas a alta velocidad, sino de aprender de la mejor forma según las características propias.

Pinky es la contracara de Grace, representa la posibilidad de una multiplicidad de experiencias, pero desde una fórmula asentada en una historia que desconocemos, solo nos llega la idea de un gran aprovechamiento de oportunidades canalizadas por una sabiduría al servicio de ideales con centro en la solidaridad. La edad parece necesaria.

Memorias de un caracol escena

Gilbert es el individuo arriesgado en la canalización de sus limitados intereses, el protector de su hermana. No en vano es aficionado al fuego. Expresa su rebeldía en la resistencia frente a métodos educativos que denotan la hipocresía de quienes utilizan la religión para controlar mediante la imposición de pautas autoritarias de convivencia. De niño aprende su papel al pie de la letra, cuando debe donar sangre para la operación de su hermana.

Ken es el aprovechador “patológico” que utiliza a los demás para satisfacer sus necesidades personales, su afición por la gordura se asocia a la ingenuidad de Grace, quien termina engordando a niveles extremos, antes de ser consciente de la situación.

Grace y Gilbert son los opuestos: el miedo a la libertad y la rebeldía ante la opresión. El temor y la audacia frente a la vida. Las mismas condiciones promueven diferente asunción de roles en función de la peculiaridad de los lugares ocupados.

La aparatosidad del stop motion, en su versión claymation (muñecos de arcilla), contribuye a una exageración en la lentitud de movimiento, reafirma los momentos humorísticos y de fuertes emociones. Nos quedamos más tiempo en las lágrimas, pero también nos reímos desde lo inesperado en la exageración de los gestos trabajados con mucho detalle.

Elliot trabajó durante 8 años en la confección de esta película, algo característico en los filmes de esta naturaleza. Con un presupuesto de 4.350.000 dólares, debió economizar movimientos, es por eso que las piernas no se ven cuando los muñecos caminan. La voz en off se explica por lo costoso del movimiento de los labios.

Los conmovedores sucesos se basan en vivencias propias del autor. En fin, que más decir, una cinta que vale la pena ver, de cara a un sistema de premiaciones que esperemos sepa valorar adecuadamente la profundidad de su mensaje.

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Ficha técnica:

Memorias de un caracol (Memoir of a Snail),  Australia, 2024.

Dirección: Adam Elliot
Duración: 94 minutos
Guion: Adam Elliot
Producción: Arenamedia, Snails Pace Films. Distribuidora: Madman Entertainment
Fotografía: Animación, Gerald Thompson
Música: Elena Kats-Chernin
Reparto: Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee, Eric Bana, Magda Szubanski, Dominique Pinon, Tony Armstrong, Paul Capsis, Jacki Weaver,

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