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Robin Hood, Ivanhoe y el rey Arturo
El cine, como expresión artística, se ha inspirado desde sus comienzos hasta la actualidad en los personajes míticos de la historia de la humanidad. Las obras literarias y el saber popular han logrado traer al siglo XX y XXI a estos personajes, porque en ellos se ven encarnados virtudes y valores que en nuestra época parecen permanecer ocultos, siendo esenciales en el ser humano. La lealtad, la amistad, el valor, el sacrificio y el amor siempre están, aunque escasamente, en un mundo de mezquindades, abusos de poder, traiciones y sometimientos siempre vigentes y en abundancia.
En cualquier momento histórico se habría podido afirmar: “Hoy más que nunca estos personajes tienen algo para decir”, y esto es precisamente lo que trataremos de vislumbrar a continuación: ¿Qué descubrió el cine en ellos? Tomaré algunos films como ejemplos de la historia del cine, para poder ver qué ha pasado con estos personajes en sus diversos tratamientos en la pantalla. Elegiré un orden cronológico, ya que de esta manera podré ver cómo el cine ha sido siempre una expresión artística de la humanidad y acompaña, a veces, adelantándose a los tiempos, los cambios producidos en ella.
Robin Hood es un personaje célebre por sus hechos y hazañas, que la imaginación de los narradores y poetas ha engrandecido a través de sus baladas, que hoy nos suministran los elementos para reconstruir esta leyenda anónima. Vivió hacia la segunda mitad del siglo XII, bajo el reinado de Ricardo Corazón de León. La fatalidad lo hizo jefe de una banda de sajones armados rebeldes a la conquista normanda, los cuales vivían refugiados en el bosque de Sherwood, teatro de sus aventuras. Estas bandas eran consideradas por los normandos “fuera de la ley”, porque asaltaban sus castillos y desvalijaban a sus aliados y sus ricas abadías. Los forajidos que vivían en Sherwood cometían estos desmanes porque resistían la conquista de los normandos, quienes se habían adueñado de sus campos de cultivo y de sus ciudades, y, sobre todo, en revancha por su mal trato y por las injusticias contra su pueblo. Estos bandidos eran admirados por los desposeídos, los pobres y los siervos sajones que veían en ellos a sus vengadores y los convirtieron en héroes.
La historia de Robin Hood nació inspirada en las leyendas populares y la primera mención escrita se encuentra en un texto de William Langland, de 1377, Pedro el Labrador, pero no será hasta el siglo XVI cuando se haga popular a través de las baladas que lo incluían como caballero, primero, y luego como un personaje de la nobleza.
En Robin Hood (Allan Dwan, 1922) se puede observar cómo, en plena época del cine mudo, el personaje fue llevado a la pantalla para entretener, divertir y hacerle sentir al espectador, mediante una mirada burlona y graciosa, la venganza propia del personaje literario hacia el autoritarismo del príncipe Juan Sin Tierra, usurpador del trono legítimo de su hermano, el rey Ricardo Corazón de León, quien en esos tiempos comandaba una de las cruzadas a Tierra Santa. Douglas Fairbanks no solo fue el protagonista, sino también fue su productor. Recurrió a los malabares en las alturas del castillo real, a deslizarse por enormes cortinados, a saltar desde las ventanas, trepar a los árboles y luchar contra soldados reales, mediante empujones y patadas, sin el derramamiento de una sola gota de sangre, haciendo uso de sus dotes de artista circense cada vez que la situación se lo permitió, manteniendo de esta manera la atención del público durante toda su proyección, alrededor de los 117 minutos. Este Robin Hood picaresco y divertido lejos está de sentir el dolor del destierro y de sufrir la ausencia de su amada, él siempre “cae bien parado”, brindándole a los espectadores toda la confianza y seguridad sobre el personaje del héroe literario.
El personaje de Robin Hood tiene diversas versiones cinematográficas además de la producida por Fairbanks. Quizás la más recordada de la historia del cine es la versión de Michael Curtiz, llamada Robin de los Bosques (The Adventures of Robin Hood, 1938). En 1973, dejando a un lado cualquier pretensión de realismo, ya que sus personajes animados son animales del bosque, se estrena Robin Hood de Walt Disney, dirigida por Wolfgang Reitherman, protagonizada por un simpático zorro. El regreso de Robin Hood (Robin and Marian, Richard Lester, 1976) no sigue fielmente la leyenda y es protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn. Más tarde, en 1991, con Robin Hood: Príncipe de los Ladrones (Robin Hood: Prince of Thieves, Kevin Reynolds), Kevin Costner recuperó el mito del cine de aventuras. En 1991 llega Robin Hood, el Magnífico (Robin Hood, John Irvin), realizada para televisión y protagonizada por Patrick Bergin. La versión que satirizó el universo de la Edad Media fue Las locas, locas aventuras de Robin Hood(Robin Hood: Men in Tights, Mel Brooks, 1993), la más irreverente de las aventuras del justiciero británico, una parodia del héroe con Cary Elwes como Robin y su pandilla de inútiles secuaces.
La última versión de Robin Hood fue dirigida por Ridley Scott, y tiene un giro totalmente inesperado. Lejos de encontrarnos con el mítico personaje de los bosques de Sherwood, lo seguimos en una etapa previa a su refugio en el bosque como fugitivo de la justicia. Es decir, Scott nos presenta la historia de cómo ha llegado a convertirse en héroe, y el film termina en el momento en que la historia se hace mito. Robin Hood (Russell Crowe) y Lady Marian (Cate Blanchett) están muy lejos de ser los idealizados. Ella trabaja en el campo y en la casa, codo a codo con los empleados de su suegro. Él es un excelente arquero del ejército del rey Ricardo, que, de regreso de la Cruzada al norte de África, deserta. El destino lo encuentra ayudando a morir a un caballero, y, al intentar cumplirle un último deseo, conoce al padre y a la esposa del recién muerto. Allí, en el pueblo de Nottingham, se ve envuelto en una misión heroica.
El personaje que encarna Russell Crowe es el de un hombre que perdió a sus padres de niño y ha sufrido por esta causa, sin otra profesión que la de un arquero que lucha por mantenerse con vida, lo encontramos ubicado en los últimos escalones de la sociedad: jugador, pendenciero, impostor y ladrón. Pero, más allá de estas terribles cualidades, tiene una gran capacidad de reconocer la amistad y la justicia. Por este motivo decide quedarse a ayudar a los habitantes de Nottingham hasta el punto de ser un fugitivo de la ley y vivir escondido en el bosque.
Si nos detenemos a observar a los personajes interpretados por Douglas Fairbanks y por Russell Crowe, encontraremos que, más allá de las diferencias físicas y de época, hay un elemento comparable entre uno y otro, que surge espontáneamente: comparten los ideales. Para algunos observadores, estos héroes van evolucionando; para otros, se van desdibujando. Hay algo que es inamovible: cada época descubre en el personaje mítico aquello que lo identifica y lo inspira hacia algo más noble que su propia realidad.
En 1952 llegó a las salas de cine Ivanhoe (Richard Thorpe), una coproducción anglo estadounidense con Robert Taylor en el rol principal, acompañado por Elizabeth Taylor, Joan Fontaine, George Sanders y Finlay Currie, entre otros. El film,realizado a mediados del siglo XX, cuenta las aventuras de un héroe valiente, capaz de defender a su rey y a su pueblo, pero está caracterizado como un héroe humano, capaz de sentir el dolor. Sin embargo, el film no deja de tener algunos pasajes cómicos, algo que sigue remitiendo a las versiones que lo precedieron, en los cuales sus personajes eran picarescos.
El drama de Ivanhoe consiste en el destierro que sufre y en la búsqueda del paradero del verdadero heredero de la corona de Inglaterra. El reencuentro con su amada, Lady Rowena (Joan Fontaine), es postergado, una y otra vez, hasta que logran pasar el resto de su vida juntos.
La novela histórica, escrita por Sir Walter Scott en 1819, está ambientada en la Inglaterra del siglo XII y narra la epopeya vivida por el joven y valeroso caballero Wilfred de Ivanhoe, hijo de un anciano caudillo sajón, llamado Cedric de Rotherwood. Por ese entonces, Inglaterra estaba dominada por los normandos, siendo el deseo de todos los sajones y del propio Cedric que el rey normando, Ricardo Corazón de León, uniera para siempre a sajones y normandos en un solo reino. Pero, como el rey Ricardo fue hecho prisionero por el archiduque de Austria, esto se desvanece. Cedric cree que casando a su pupila, Lady Rowena, con Athelstane, el último sajón de sangre real, se puede lograr restaurar en el trono a la estirpe sajona. Pero su plan se complica cuando conoce los amoríos de su hijo Ivanhoe con la dama, por lo que se ve obligado a tomar la decisión de desheredarlo. Invanhoe parte hacia la Cruzada a Tierra Santa, que lleva a cabo el rey Ricardo Corazón de León. Tras regresar de la Cruzada, Ivanhoe participa en un torneo de caballeros en Ashby de la Zouche y oculta su identidad, haciéndose llamar Caballero Desheredado, venciendo a todos sus oponentes.
Ivanhoe es un ciudadano valeroso, dispuesto a sacrificarse por el bien de su país. En él están personificados valores como la lealtad a su rey, la fidelidad a su amada y el amor por su padre, aunque este le haya dado la espalda durante los años de su ausencia. Las cualidades de este héroe solitario, capaz de despertar el valor entre sus semejantes, comenzó a inspirar nuevas historias en los estudios de Hollywood hacia los años cincuenta. Había finalizado la Segunda Guerra Mundial, con los horrores sufridos por regímenes y personajes dictatoriales, así que los ideales de libertad, de justicia y de amor llegaban hasta los confines del mundo como mensajes de esperanza desde las pantallas de cine.
En 1953 llega a la pantalla cinematográfica la historia del rey Arturo, bajo el título Los caballeros del rey Arturo, dirigida por Richard Thorpe, y seguida por diversas versiones que lo tenían de protagonista: en 1954, El caballero negro (Tay Garnett) y El Príncipe Valiente (Henry Hathaway); en 1967, Camelot (Joshua Logan); en 1974, Lancelot du Lac (Robert Bresson); en 1975, Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, también conocida como Monty Python y el Santo Grial (Terry Gilliam y Terry Jones); en 1981, Excalibur (John Boorman); en 1995, El primer caballero, también conocida como Lancelot (Jerry Zucker); en 2004, El rey Arturo: La verdadera historia que inspiró la leyenda (Antoine Fuqua); y por último, en 2007, La última legión (Doug Lefler).
También se realizaron películas para la televisión y miniseries: Arturo de Bretaña, serie británica de HTV (1972-1973); Merlín (1998), filme de Hallmark Entertainment; Las brumas de Avalón (2003), miniserie de TNT; Kaamelott (en 2005-2009), serie francesa de M6; Merlín, también conocida como Las aventuras de Merlín (2008), serie de BBC One.
En la vida del rey Arturo también se inspiraron los dibujos animados: en 1963 fue realizado el film Merlín el encantador, también conocida como La espada en la piedra, una película animada de Walt Disney Pictures. En 1966, Arthur! and the Square Knights of the Round Table, una serie animada australiana. En 1979 fue realizado un animé, Arturo, de Toei Animation. En 1992, apareció la serie animada de Golden Films, C&D, El rey Arturo y los caballeros de la justicia, de Entertainment y Bohbot Entertainment. En 1998, la Warner realizó La espada mágica, en busca de Camelot, una película animada. Otra serie animada fue Los desastres del rey Arturo, rodada en 2005 por la televisión británica. En 2006, Fate/stay night, un animé de Type-Moon y Studio DEEN, y, finalmente, en 2010, Fate/Zero, animé de Type-Moon.
El Rey Arturo (Antoine Fuqua, 2004) es representado por Clive Owen, quien realiza un personaje diferente a los anteriores. Esta versión es más humana y mantiene la concepción heroica de la vida, por ello logra sobresalir del común de los guerreros, transformándose en el ídolo natural de su nación. El rey Arturo es un destacado personaje de la literatura anglo-francesa, que representa al hombre probo, al buen monarca, al “deber ser”, tanto en la guerra como en la paz. Chrétien de Troyes añadió otros elementos esenciales a la leyenda popular, entre ellos, a Lancelot y al Santo Grial. De todas las versiones que existen, quizá la más leída sea La muerte de Arturo, escrita por Thomas Malory, que es, según L. D. Benson, “la única obra literaria inglesa escrita entre Chaucer (autor de Los Cuentos de Canterbury) y Shakespeare, que aún hoy en día es leída con renovado fervor y placer”. Esta obra ha sido también una de las más influyentes en las adaptaciones cinematográficas.
Owen representa a un personaje que, habiendo nacido en libertad, luchó al lado de sus súbditos guerreros, no solamente como jefe, sino también como amigo y líder. Para esta versión, los productores del film indagaron en la historia, basándose en los datos más verídicos que encontraron. Arturo es un defensor de las causas justas, cree en Roma con gran idealismo, pero esta Roma en la que él creyó toda su vida ya no existe como tal, sino que está en decadencia. Sin embargo, aquellos nobles valores de la época clásica viven en Arturo y él rige su vida, fiel a ellos, con la capacidad de alcanzar su propia felicidad, buscando la de los demás. Fines como el bien supremo y el bien común son los que lo llevarán a luchar día tras día. Primero será por Roma, después por la libertad de sus compañeros, luego por un niño romano y, por último, por la unión y la construcción de su nación.
El rey Arturo lleva consigo lo mejor de la época clásica, del mundo romano y de los nuevos aires que se imponen cuando el Imperio Romano llega a su fin. Este hombre de carne y hueso, que sufre, que reza al Dios cristiano, que ofrece su vida por la de sus amigos y que lucha, arriesgándose por causas que no son las suyas, es el que hace posible que el personaje mítico mantenga aún hoy su vigencia.
destaca los valores que las películas y sus historias pretenden realzar: la lealtad, el coraje, el desinterés, la benevolencia y el amor. La fidelidad y la amistad también están incluidas junto con la heroica benignidad y la fe, por encima de todo.
Las críticas a este escenario, al elenco y al productor, son completas y merecen ser leídas por los espectadores.
Así es Gisela. Las leyendas y sus personajes se mantienen y se renuevan en el tiempo. Aunque en reiteradas ocasiones las historias y sus personajes (quienes para muchos pueblos se los considera héroes naconales) son cambiados sin nungun respeto puramente para satisfacer a cierto público y así obtener algún rédito económico.
Felicitaciones.
Muy buen trabajo.
Felicitaciones Gisela, muy interesante el artículo. Me gusto mucho la versión protagonizada por Clive Owen, aunque dista mucho de las versiones más tradicionales, creo que esta bien construida, siendo muy interesante el tránsito personal del protagonista. Me resulta entrañable la versión de Disney, es perfecta para disfrutarla como niño junto con los hijos
pero… cuales son los ideales y valores???