Críticas
Viaje a ciegas por algunos terrenos poco explorados por el cine
A ciegas
Bird Box. Susanne Bier. EUA, 2018.
Son relativamente frecuentes en el cine las historias apocalípticas, aquellas que se refieren a los inevitables momentos en que la humanidad se debe enfrentar a su destrucción. Aparecen fuerzas extrañas, casi invencibles, que van destruyendo los tejidos de la sociedad, especialmente los que tienen que ver con la familia, las comunidades, las amistades, el trabajo. Sin que nadie sepa realmente qué es lo que está pasando, las fuerzas destructoras se van regando como una epidemia, infectando, acabando con las certezas y las reservas físicas, emocionales y mentales de las personas, hasta que se riega el sentimiento de que no hay nada qué hacer, de que es mejor rendirse y dejarse llevar. Pero no todos caen derrotados. En algún lugar brota la resistencia y se da origen a grupos de valientes o de desesperados o de inteligentes, que son capaces de ver, de darse cuenta de que no es inevitable la catástrofe, que las fuerzas dañinas tienen elementos de debilidad y que pueden ser vencidas. Los grupos resistentes agrupan las distintas fortalezas heroicas que tienen los seres humanos y que se despiertan con frecuencia en momentos de desastres: valentía, recursividad, solidaridad, generosidad, confianza, espíritu de servicio, liderazgo, atención y conciencia expandidas, compasión, empatía y otros que no dejan de sorprender. También se unen a ellos, por conveniencia, por azar o por malicia, personas egoístas, miedosas, insensibles, conflictivas y atormentadas por sus propias historias personales, que se vuelven un lastre para el grupo de valientes resistentes y una amenaza para su supervivencia en las circunstancias tan difíciles que están ocurriendo.
Entonces se va tejiendo la trama en cuatros escenarios: el ambiente donde se da el crecimiento y el desarrollo de los grupos resistentes bajo circunstancias casi imposibles, originando momentos de alta tensión donde la supervivencia es milagrosa y heroica; el espacio de contacto de los grupos con los demás seres humanos, que van como corderos al matadero sin saber lo que está pasando y que se resisten a hacer parte de una posible liberación, en general porque no creen, o porque piensan que es inútil o porque al ser infectados, ya son aliados de la destrucción; el espacio donde operan las fuerzas apocalípticas, sean estas inteligentes y capaces de actuar deliberadamente o sean manifestaciones irracionales de principios ocultos, espacio que se deja bastante insinuado en las películas, ya que la incertidumbre sobre las fuerzas dañinas crea la necesaria tensión e interés en los espectadores y permite que la trama se resuelva de forma dosificada. Un cuarto espacio corresponde a una zona protegida, en la cual no pueden actuar las fuerzas dañinas; desde ese espacio surgen inspiraciones para la resistencia y claves que ayudan a resolver las situaciones, de manera, que eventualmente las fuerzas son derrotadas, al menos de momento, sin que la destrucción haya sido total, quedando vivas y surgiendo de las cenizas de la destrucción las semillas de los sobrevivientes para que todo continúe, con esa resiliencia que lograron tener las personas y los grupo heroicos, para recuperarse frente a la adversidad y para continuar proyectándose hacia un futuro, quizás más seguro, ahora que las fuerzas han sido vencidas.
Este preámbulo me sirve de base para referirme a la película Bird Box: a ciegas, una producción no seriada del sistema de películas en línea Netflix, no exhibida regularmente en salas de cine, que ha contado con grandes audiencias. En ella la humanidad entera se ve sometida a una extraña situación. Las personas enloquecen cuando ven algo, que súbitamente aparece, y adquieren, al verlo, tendencia al suicidio. Esto conduce a una masiva ola de tragedias en todo el mundo, las calles se llenan de vehículos destrozados, los lugares públicos son abandonados. Las personas que se dan cuenta de lo que está pasando se encierran en sus casas, con las ventanas y las puertas bloqueadas, para no verse obligadas a ver el fenómeno y a enloquecer y perecer. Nunca se nos permite ver a los espectadores de qué se trata, ni hay explicaciones, excepto por algún bosquejo que alguien ha dibujado. Por alguna extraña razón, algunas hordas de personas desquiciadas no se suicidan, sino que se convierten en aliadas del fenómeno y buscan arrastrar a otros a ver, sugiriéndoles que es algo emocionante de contemplar, que vale la pena atestiguarlo; o físicamente, obligándolos a abrir sus ojos. Como se aprecia, se nos presenta un ambiente apocalíptico bien complejo de manejar, porque el solo hecho de ver, algo completamente necesario y natural, conduce a un trágico suicidio.
Sandra Bullock es la protagonista. Es una excelente actriz, cuyo estilo se ajusta bastante bien a su papel de sobreviviente que es capaz de vencer grandes dificultades a base de persistencia y capacidad para la observación. Solo que acá se trata de observación auditiva, ya que para sobrevivir no debe mirar. Por ello se mantiene a ciegas, cubiertos sus ojos por una venda, abierta su mirada mental por su inteligencia, su fe y sus conversaciones en voz alta, con las cuales ella se refuerza a sí misma y nos cuenta qué es lo que está sintiendo. La película narra cinco años de su vida, llena de tensiones y de aventuras, siempre al filo del precipicio, mediante frecuentes movimientos de la historia entre el presente y el pasado, los cuales contribuyen a responder las preguntas de los espectadores, sin que se lleguen a aclarar todos los asuntos, manteniendo así la curiosidad hasta el final mismo.
Un aspecto central del filme es un viaje de la protagonista con sus dos hijos, ambos nacidos en el mismo día, como consecuencia inesperada de la aparición de la epidemia hace cinco años. Los tres viajan a ciegas en un bote de remos por un río, en busca de un escape definitivo. Es un río hermoso, pero siempre aparece en tonalidades oscuras. Esta es una ocasión para la saga de aventuras más creativa de la cinta, donde esta entra, se podría decir a ciegas, en terrenos poco explorados por el cine, en los cuales realmente nadie sabe qué va a pasar. Lo interesante es que esa sensación es adecuadamente transmitida por los tres, algo que es natural en dos niños que viajan asustados con sus ojos cubiertos, pero que exigió disciplina y fuerza expresiva de parte de la protagonista.
En cuanto al asunto Bird Box (la jaula de los pájaros), este se emplea como elemento conductor que aparece intencionalmente en la cinta y que le da otro toque novedoso. Eso me lleva a señalar que hay en esta película suficientes aspectos que dan coherencia y sentido a la trama y la hacen atractiva e interesante, si removemos las vendas que a veces condicionan nuestra visión.
Trailer
Ficha técnica:
A ciegas (Bird Box), EUA, 2018.Dirección: Susanne Bier
Duración: 124 minutos
Guion: Eric Heisserer. Basada en “Bird Box”, de Josh Malerman
Producción: Chris Morgan, Barbara Muschietti, Scott Stuber, Clayton Townsend
Fotografía: Salvatore Totino
Música: Trent Reznor
Reparto: Sandra Bullock, Trevante Rhodes, Sarah Paulson, John Malkovich, Tom Hollander, Jacki Weaver
A mi me pareció un larguísimo rafting matizado con un poco de cine catástrofe, no vale nada
Muyyyy mala, aburre