Críticas
La turbulenta ruta hacia el perdón
Aguas turbulentas
Otros títulos: Troubled Water.
DeUsynlige - De osynliga. Erik Poppe. Noruega-Suecia, 2008.
La turbulencia es uno de los fenómenos inevitables de la naturaleza. Ocurre cuando las fuerzas del movimiento y la agitación de las masas superan las restricciones de las conexiones que las unen y se desbocan aceleradamente, generando oscilaciones impredecibles y cambiantes en el tiempo. Tiene entonces la turbulencia dos aspectos: la libertad, ya que se desconectan las cosas, y su carácter aleatorio, que impide conocer con exactitud lo que va a suceder. Es en este doble aspecto, a la vez caótico y abierto, donde residen las grandes oportunidades de la turbulencia. Si se combinan con la creatividad, la intención y la inteligencia, estos aspectos pueden ser aprovechados para producir grandes cambios favorables en el mundo y en las personas. Pero si reinan el desconcierto y la confusión, la turbulencia puede dar origen a grandes retrocesos.
Una de las más bellas opciones humanas es la del perdón. En la etimología de esta palabra subyacen dos ideas: la de darse (don) y la hacerlo hasta las últimas consecuencias (per). El perdón es una decisión muy valiente, que surge como una débil semilla en medio de terribles turbulencias: sentimientos de culpa, sed y necesidad de justicia, tentación de la venganza, insistencias del dolor y de los recuerdos, abismos de miedo. Todo esto agita a las personas, generando desconexiones, divisiones, recriminaciones. Es en este ambiente en el cual se da el milagro del perdón.
Erik Poppe ha concebido Aguas turbulentas, una impresionante obra de arte, en compañía de un grupo de actores de gran calidad y una música llena de símbolos y de sugerencias. Para muchos espectadores este título trae reminiscencias de la bella canción “Bridge over Troubled Water”, de Simon y Garfunkel, pieza musical que, de hecho, está en la mente de Jan (Pål Sverre Valheim Hagen), el protagonista de la película, cuando la interpreta como organista de una iglesia en medio de sentimientos de culpa, de miedo y ligeros temores de esperanza y reconciliación. Esos versos le dicen:
Si la vida te trata mal / y pierdes fuerza y mora / no te acobardes. / Siempre tendrás / una mano que estrechar… / Si alguna lágrima / entristece tu sonrisa / y tus ojos, / si te falta paz…/ Cruza el puente sobre aguas turbulentas / y la encontrarás…
Poppe sugiere con su cinta que el puente sobre aguas turbulentas es ese artificio humano del amor y de la amistad, de la acogida inesperada que surge cuando se cruzan las miradas de las personas, cuando no se dejan desconcertar por las apariencias y se adentran hasta localizar la bondad interior. Pero no se trata de una obra de carácter moral o de naturaleza educativa. Posee una trama de absoluto suspenso que va entreteniendo y desafiando al espectador a través de claves respetuosas e inteligentes, que apenas se insinúan en bien diseñados fogonazos al pasado de los protagonistas. Poppe es un maestro de los tiempos recurrentes, que a través de las miradas y gestos de los personajes, nos permite viajar en círculos temporales por sus mentes, hasta que el espectador va experimentando una sensación de intimidad, trascendiendo las turbulencias de la interpretación, hasta acercarse a una sensación de verdad y de identificación con ellos. Queda la sensación de que el puente sobre aguas turbulentas se va cruzando a través de estos procesos de identificación, aceptando el suspenso como una realidad de la vida, como una llamada al descubrimiento del otro, como una posibilidad de mirar con mayor detalle las realidades humanas.
En estos tiempos de cuestionamiento de valores y de cierto cinismo en las actitudes religiosas, vale la pena considerar con nuevos ojos a las personas que se dedican al servicio comunitario, a través del cuidado de los anhelos espirituales y trascendentes de la personas. Aguas turbulentas se atreve con varias historias entretejidas, de servicio comprometido, protagonizadas por hombres y mujeres que le apuestan a la inocencia y a la confianza, más allá de las turbulencias del alma humana, pero que son seres reales, desmitificados. Una de ellas es la de Anna (Ellen Dorrit Petersen), la mujer pastor, mujer de Dios, madre soltera, llena de humanismo, cuya alma se insinúa tan bella como su mirada y su rostro; otra la de Agnes (Trine Dyrholm), una maestra, esposa, madre paciente, cuya conciencia de lo que significa el ser niño, acrecentada por sus turbulencias personales, resuelve los grandes enigmas de la trama. Ambas mujeres viven historias profundamente asociadas con los seres que las rodean, en continuo cuestionamiento entre sus valores y sus vidas, es decir, plenas de humanismo y de búsqueda. Es en esta forma que logran servir y transformarse, iluminando su entorno.
Dice la canción: Cruza el puente / sobre aguas turbulentas / y te aliviarás… Dice la película, entra en contacto con las turbulencias, siente su fuerza, no ha de faltar una mano amiga o la rama de algún árbol que te dará acogida, siempre y cuando tengas una intención hermosa en tu agitada navegación: la de salvar a otro, la de sentir a otro, la de compartir. Esa intención será una fuente inagotable de perdón.
Es bello este cine de Poppe, vale la pena dejarse llevar por las aguas de su historia, repletas de claves sobre las relaciones humanas, sobre la trascendencia, sobre la educación, el cuidado de las almas y la familia. Dejarse encantar por la calma y la ternura subyacentes que te educan y te hacen soñar y por los vericuetos turbulentos que apasionan, que entretienen y te llenan de suspenso. Esa es la maestría del cine bien hecho en acción.
Trailer
Ficha técnica:
Aguas turbulentas / Troubled Water (DeUsynlige - De osynliga), Noruega-Suecia, 2008.Dirección: Erik Poppe
Guion: Harald Rosenlow Eeg
Producción: Gjerdrum Finn, Stein B. Kvae, Erik Poppe
Fotografía: John Rosenlund
Música: Johan Soderqvist
Reparto: Pål Hagen Valheim Sverre, Ellen Dorrit Petersen, Trine Dyrholm, Angelou Garcia, Fredrik Grondahl, Trond Espen Seim.
Vi Aguas turbulentas y me parecio extraordinaria.
Me encanta el esspectsador imaginario, me gustaria seguir recibiendo sus correos