Investigamos 

Algol. La tragedia del poder
Carácter seminal y pionero

Cartel de Algol

No son muchos los que saben que Algol: La tragedia del poder (1920) fue la película que inspiró a Metrópolis (1927) y además creada por la misma productora alemana, que reprodujo el modelo porque la primera había sido prohibida por su capacidad de enardecer a las masas. Se trata de una excepcional obra muda del Expresionismo alemán, que nunca alcanzó la posición icónica de Metrópolis que antes bien mereció. Algol fue dirigida por Hans Werckmeister, tiene un sorprendente y adelantado guion de Hans Brennert y Friedel Köhne. Se observa en el cielo una estrella que desconcierta a los astrónomos porque parece desaparecer y aparecer, desde allí se proyecta un ente extraterrestre que atraviesa una pared de una mina mientras se convierte en un humanoide. Primer ejemplo de alienígena con capacidad de Biomímesis, un recurso exprimido hasta la saciedad en el cine de este subgénero de la Ciencia ficción. Este extraterrestre, que viene de esa estrella −en realidad planeta− de nombre Algol, le da al minero del carbón Robert Herne un artilugio para dominar el mundo, una especie de antena que capta una energía eterna que proviene de su planeta y que le permitirá a Herne crear una fábrica para suministrar energía eléctrica a la Tierra. Luego el alienígena reaparece desde su planeta nuevamente para arengar a los mineros del carbón para que abandonen las minas y no se dejen explotar.

La tragedia del poderHerne se obsesiona y a pesar de los ruegos de los dirigentes alemanes y de su propia familia para que regale la energía, él sigue tiranizando el mundo haciéndolos dependientes de su fuente de energía eléctrica, algo que nos recuerda al poder del corporativismo energético actual. Curiosa denominación las de sus fábricas, Bio-Central, así la llaman (Bios-Weerke), un concepto que impresiona en su modernidad, si bien, él solo acapara poder mediante esta eterna energía que se genera en un cuarto en donde fallece accidentalmente su esposa. El hijo de ambos se obsesiona con el poder del padre, con suplantarlo, pues esta es la condición que le impone su chantajista novia, quien, también inducida por el alienígena, le asegura que solo se entregará a él cuando sea el amo de cuanto posee su padre: el dominio del mundo. Advertido por los recientes desastres familiares, Herne logrará finalmente destruir la máquina y de su maléfica influencia. Curiosa coincidencia la del guion con algunos célebres casos de Ufología, como el del escritor estadounidense Howard Menger[1], quien afirmó haber sido contactado por alienígenas con cuya ayuda se podría construir un motor de excepcionales características que crearía energía sin ningún coste.

De la historia y su guion sorprende la variedad de tramas narrativas y la agilidad de su desarrollo, lo que era muy novedoso en la época, además de la reflexión que −recién terminada la I Guerra Mundial− se realiza acerca de los deseos de poder del ser humano, la ambición descontrolada, los amores desinteresados / condicionados, las clases sociales, la industrialización desmedida, el corporativismo global; inicio del cine social en contra de la explotación proletaria en la industria. El alienígena viene a probar al hombre ante el poder, el descontrolado síndrome de Hubris que se le desata, etc. El tratamiento de los personajes revela cierta modernidad y vigencia por cuanto se ofrece una compasiva mirada del trabajador explotado, de la tristeza de su esposa, al tiempo que la hija del dueño de la mina recibe sus privilegios al alcanzar la mayoría de edad, la crítica a las diferencias sociales extremas está clara −siete años antes de Metrópolis (1927)−.

Algol. La tragedia del poder

Todo ello hace más de un siglo, sin duda una obra pionera, enormemente adelantada y sorprendente. Y la ciencia ficción como pretexto para reflexionar acerca de las grandes cuestiones humanas sienta aquí sus bases para las mejores obras del futuro del género de cine de alienígenas.

La fotografía es responsabilidad de Hermann Kircheldorff  y, del más reconocido, Axel Graatkjaer, danés que sería también responsable de la fotografía de la película de Friedrich Wilhelm Murnau, Phantom (1922). Esta obra expresionista contiene todos los rasgos característicos de su luminosidad de fuertes oposiciones y contrastes entre luces y sombras que acentúan los relieves y las texturas, el uso simbólico de las sombras para expresar la deformación moral de los personajes, cuando el alienígena se presenta al protagonista, su rosto maquillado de blanco bajo la luz realmente inquieta. Conjuntamente, hallamos la deformidad de ciertos escenarios, además de ciertas geometrías magnificentes como recreación de arquitecturas interiores, lo que sería casi idénticamente reproducido en Metrópolis, según hemos adelantado. Maquillaje intenso el de todo el mundo en la fiesta bacanal del hijo, la expresividad de los bailes de varios personajes, y otros tratamientos son también propios de este movimiento artístico. Recordemos que nos hallamos en un momento de eclosión productiva del cine expresionista alemán, precisamente en 1920 aparecen también El gabinete del Doctor Caligari de Robert Wiene, El golem de Paul Wegener y Carl Boese, y De la mañana a la medianoche de Karl Heinz Martin, y dos años después, en 1922, aparecerían El doctor Mabuse de Fritz Lang, Nosferatu y Phantom de F.W. Murnau. No obstante, en Algol también aparecen muchos planos y escenas plenamente realistas que se alejan del Expresionismo.

Algol. La tragedia del poderEl reparto incluye al excepcional actor suizo, Emil Jannings, quien hallaría su cumbre interpretativa en la afamada obra de Josef von Sternberg, El ángel azul (1933), junto a la gran Dietrich, y protagonizaría la aclamada Fausto (1926) de Murnau, también trabajó para Lubitsch. Marchó a Hollywood y en la primera edición de los Óscar, en 1929, fue el primero en obtener este galardón al mejor actor. El reparto también incluye a Hans Adalbert Schlettow, que alcanzaría una gran proyección por su trabajo en las famosas películas de Fritz Lang de su serie Los Nibelungos I y II (1924); John Gottowt, quien trabajaría igualmente para Murnau en Nosferatu (1922), y sería asesinado por los nazis por ser judío en 1942. Las actrices y sus interpretaciones también son transcendentales, por su parte la actriz Hanna Ralph también trabajaría en sendos filmes de Murnau, y Erna Morena trabajaría el mismo año en la expresionista De la mañana a la medianoche, y  también, lamentablemente, en la película antisemita de propaganda nazi, El judío Suss (1944), y en La luz que mata (1921) de Murnau.

De la puesta en escena, además de los elementos comentados, sobresale especialmente la variedad de escenarios, en ocasiones con inclusión de breves filmaciones documentales de fábricas de la época, para ilustrar el hacinamiento en las fábricas, la explotación del trabajador y del minero. Curioso que este alienígena salga y se oculte en la pared de una mina, algo que será reproducido en el clásico de 1953 tenido por el AFI como uno de los mejores 10 filmes de Ciencia ficción de la historia, It came from outspace / Vinieron del espacio. También resultan atractivos ciertos pasillos con formas geométricas, los interiores de la casa del protagonista cuando ya se ha enriquecido, también las salidas a la naturaleza o los sensuales aposentos donde el hijo trata de convencer a su novia de que se le entregue al fin, la casita de campo de su vieja amiga de juventud, la salas de juntas donde se reúnen los dirigentes, las escenificaciones de los tumultos de obreros, excelentes, la variedad y representación de los escenarios es rica para la época. Los vestuarios, por otra parte, al contrastarse las clases sociales, permite ofrecer desde los harapos del pobre minero, el mono de trabajo del maquinista de la fábrica, las humildes ropas de las amas de casas, de las trabajadoras, los caros trajes de la hija del propietario inicial de la fábrica, del amanerado y coqueto hijo, los varoniles trajes de los dirigentes, los exóticos de los danzantes, etc. El vestuario es múltiple.

De la realización, nos agradan esos primeros planos típicamente expresionistas captando el pavor de los personajes bajo sus espesos maquillajes níveos, así como los planos generales y de conjunto mostrando las protestas de los trabajadores; recordemos que estos son los primeros planos recogidos en la historia del cine que se ocupen de realizar una crítica a la explotación de las clases trabajadoras. A pesar de la alternancia de tratamientos, que oscilan entre las iluminaciones y escenarios realistas y los expresionistas, este vaivén de usos se realiza de forma coherente, adaptándose a los contenidos, y con gran sutileza.

En conclusión, se observa el fuerte carácter seminal y pionero que en distintos planos posee Algol: la tragedia del poder, de su reparto emergerán algunos de los actores y actrices más representativos de los inicios del cine alemán e internacional, nunca antes se había reflexionado en el cine acerca de temas sociales laborales; hay reflexión articulando todas las isotopías narrativas, es novedosa y pionera en el hecho de incluir y saber desenvolver distintas tramas; y presenta una obra fílmica con extraterrestre que nos sirve para cuestionar la naturaleza humana en su sesgo más bajo. Una obra mejor, más profunda y con más Arte, que la mayoría de las películas que se encuentran hoy en cartelera más de un siglo después.

 

[1] Howard Menger, From Outer Space To You, Pyramid Books, 19591, 1967, y The High Bridge Incident Howard Menger Studio, 1991.

Comparte este contenido:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.