Críticas

Repetita juvant (¿sed continuata secant?)

Alien: Romulus

Fede Álvarez. EUA, 2024.

En los tiempos presentes habría que preguntarse si la copia de una obra de arte hecha por la inteligencia artificial (palabra quizás errada, ya que no se trata de inteligencia porque hasta ahora los programas no saben pensar, véase Searle y la lengua china) habría que elogiarla o más simplemente definirla como simple curiosidad. Es que, efectivamente, una duda de este tipo se asoma una y más veces en la cuestión de las series de cine y de televisión, como también en el machacado mundo de los superhéroes, donde todo cambia para que todo siga igual (me refiero, con estas palabras, a aquel Lampedusa de Il gattopardo). La repetición de unos mismos patrones significarían volver a suministrar al público hambriento la misma comida para que así se sacie; una idea, de por sí, que podría parecer buena, ya que todos amamos comer lo que nos gusta, pero que olvida la difícil faena de la saciedad del gusto, cuando, después de saborear la misma delicia, caemos en el ingrato ennui de quienes dicen “algo diferente, esta vez, por favor” (y muchas veces no lo reciben).

La película de Álvarez y Sayagues parece seguir con la idea de que si algo funciona quizás lo mejor sea no cambiarlo. Efectivamente el mundo de Alien se compone de cuatro películas, dos de excelsa calidad, una suficiente y una pésima (se podría hablar de “mal francés”, horrible broma), cada cual intentando ir más allá en la historia. Y hay que notar que las primeras tres (las que podríamos llamar de la trilogía de Ripley, siendo la cuarta una pesadilla de clonaciones) habían intentado ofrecer variaciones para que el producto final pudiera ser algo “diferente” : terror la primera, acción la segunda, depresión la tercera. Scott, hace algunos años, había decidido ir más allá gracias al hecho de volver al pasado, y había propuesto los sabores amargos de un par de películas tan visualmente espectaculares como fracasadas narrativamente. No tuvo mucha fortuna y la supuesta trilogía de los prequels es ahora, en 2024, una obra inacabada (y quizás a nadie le interese que termine). Blomkamp, otro director de ciencia ficción, había empezado a escribir un guión para seguir con la historia de Ripley (cómo, no se sabe, a lo mejor descartando los capítulos 3 y 4), pero él tampoco tuvo suerte.

Con Romulus se intenta volver otra vez al pasado, insertando esta vez el juego narrativo entre la primera y la segunda entrega, las dos más taquilleras y amadas. Encontramos los detalles que nos indican que estamos en el mundo de O’Bannon, como Weyland y la tecnología futurista-retró, y nos sumergimos en una obra que quiere ser, rotunda y llanamente, una película de terror en el espacio. Nuevos personajes, entonces, que desde cierto punto de vista logran construir una narración con cierto grado de (superficial) profundidad. Los primeros treinta minutos nos regalan cierta novedad y saben abrirle paso a un world y character-building de buen nivel. Suben nuestras expectativas y sentimos una sensación de bienestar en lo que al arte de contar (y de que nos cuenten) una historia se refiere. Algo que, desafortunadamente, se derrumba después de casi una hora de filme, ya que todo lo que sigue no es nada más que algo que ya conocemos, ya hemos visto, ya hemos experimentado (hasta el body horror final, que si bien tiene una cara más horrorífica, ya lo habíamos visto en la pésima cuarta entrega).

La cuestión con la que hemos empezado esta pequeña crítica vuelve a asomarse. ¿Repetir los mismos patrones y ofrecer una obra de por sí de alta calidad tiene sentido si, al fin y al cabo, solo asistimos a algo que ya hemos podido ver? Romulus es, efectivamente, una película muy buena si la analizamos como obra singular, sin embargo es la presencia dentro de un universo (el de O’Bannon) que nos hace preguntar si tiene sentido volver a experimentar el miedo de la primera entrega, la de Scott, con muy pocas variaciones. ¿Qué valor hay en repetir las mismas acciones según el lema if it ain’t broken don’t fix it? Se parece, esto sí, a la precuela de Predator, y como ella resulta ser placentera, si bien no logramos darnos bien cuenta del porqué de su existencia. Y quizás la cuestión se sitúe exactamente aquí : ni el alienígena de Giger ni el de Winston habían sido creados para engendrar secuelas y esto, a lo mejor, es el secreto del porqué podría resultar tan difícil proponer al público algo nuevo. Perfecta dentro de su estructura, no será imposible que les resulte un poco aburrida a quienes ya conocen el mundo de Weyland-Yutani.

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Ficha técnica:

Alien: Romulus ,  EUA, 2024.

Dirección: Fede Álvarez
Duración: 119 minutos
Guion: Fede Álvarez, Rodo Sayagues
Producción: Ridley Scott, Michael Pruss, Walter Hill
Fotografía: Galo Olivares
Música: Benjamin Wallfisch
Reparto: Cailee Spaeny, David Jonsson, Archie Renaux, Isabela Merced, Spike Fearn, Aileen Wu, Ian Holm

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