Muestras, Festivales y Premios
ANIMAC 2012: Masterclass y Retrospectiva de Suzie Templeton
The essence of animation is bring life.
Suzie Templeton
Suzie Templeton ha sido la invitada de honor en la Mostra Internacional de Cinema d’Animació de Catalunya de este año. El certamen, que celebra su edición anual en Lleida desde 1996, contó en su programa del día de la clausura, con una Masterclass y una retrospectiva de su filmografía en la que se iban a proyectar sus tres cortos: Stanley, Dog y Peter and the Wolf.
La Masterclass tuvo lugar en el conjunto histórico de la Seu Vella, en la sala Casa de la Volta, un entorno idóneo, que empapaba al evento de una textura predominantemente ocre, proporcionando cierta intimidad entre la artista y sus seguidores. La clase magistral fue planteada a modo de entrevista, y Suzie Templeton, quien acudió a Lleida acompañada de su madre, su hija y sus marionetas, respondió desde una humildad sincera, con amabilidad, repasando con detalle su biografía profesional.
Templeton comenzó diciendo que inicialmente no tenía nada claro cuál iba a ser su futuro, y la animación no se encontraba en sus planes iniciales. Estudió la carrera de biología y la compaginó con el trabajo en un café, en el que se daban cita numerosas personas relacionadas con el arte. La recuerda como una de las épocas más inspiradoras, puesto que este trabajo le permitió conocer personas muy interesantes con habilidades artísticas que ella empezaba a sentir que debía desarrollar en lo personal.
El rumbo hacia la animación vino de la mano de su madre, quien le enseñó una fotografía de Gromit y Wallace, y automáticamente supo qué era lo que deseaba hacer: crear marionetas para darles vida. Se encontraba en esos momentos en la India, dando clases de inglés en un refugio de mujeres, y desde allí cursó la solicitud de ingreso en el grado de animación de la University of Creative Art en Farnham.
Inicialmente, su petición fue rechazada por uno de los directores de la Academia, quien consideró que Suzane no disponía del talento necesario para cursar animación. Su solicitud fue directamente a la lista de reservas. Finalmente, fue aceptada, tras la insistencia de otro de los directores.
Encontró la teoría tan complicada, que le resultaba muy difícil poner en práctica sus habilidades manuales. Esto se reflejó en su primer corto, Stanley, ya que no lograba darle movilidad a sus marionetas. Confesó que el resultado fue ese, puesto que no disponía de los conocimientos necesarios para aportarles mayor animación.
I didn’t know how to move it, and for this, they don’t walk
Realizó un editing de dos minutos para presentar su primer corto, y éste tuvo mucho éxito. Se le preguntó por qué había reducido su metraje para la exposición en la Universidad. El público se quedó con ganas de más. Lamentó en ese momento haber realizado ese corte y se sorprendió al ver respuesta positiva del público.
Ya en el Royal College of Art realizó su segundo cortometraje, Dog. Compaginaba, por esa época, los estudios con el trabajo nocturno en una oficina. El rodaje del corto se realizó en un subterráneo, donde ni siquiera podía sintonizar una emisora de radio. Una amiga le dejó una cassette de Tom Waits, y Suzane comenta que escuchaba su música una y otra vez. “The spirit of that music is on Dog”. Recuerda esos momentos como caóticos y confusos, puesto que se encontraba profundamente sumida en el proceso complejo y completo de la realización de este nuevo proyecto.
Su objetivo primordial seguía siendo insuflar vida a sus marionetas, y por aquella época todavía se consideraba a sí misma una persona sin las habilidades necesarias para otorgar movilidad a las mismas. Consideró que la base de su vitalidad, radicaba en el tratamiento de sus ojos. A pesar de no estar vivas, de alguna manera lo estaban.
They are still, but still alive
Nos encontramos ya en la época en la que Suzane conoció el éxito internacional. No tenía experiencia como directora y confiesa que el mayor reto fue aprender a comunicarse con los demás, el saber transmitir sus ideas a su equipo. Un alumno de producción le planteó la oportunidad de escribir y dirigir la historia de Peter and the Wolf, basada en la partitura de Sergei Prokofiev.
Inicialmente, la idea fue concebida para la proyección de unas imágenes, cuya exhibición habría de ser necesariamente con el acompañamiento de una orquesta en directo. Este proyecto le llevó cinco años. Diversos problemas, básicamente de financiación, la condujeron a los estudios Se-Ma-For de Polonia. Las texturas del país, el equipo técnico y el ambiente en general fueron muy propicios para el desarrollo y creación de la historia y sus personajes.
Durante el primer año, Peter and the Wolf únicamente se exhibió con el acompañamiento de una orquesta en directo. Así lo deseaba el productor. Finalmente el corto llegó a exhibirse en las salas, y su éxito fue tal, que le permitió recibir varios premios en festivales, y el Oscar en 2008.
Llega el turno de preguntas del público, y Suzane nos relata que sus experiencias creadoras han sido diferentes cada vez. Se confiesa una persona caótica y desorganizada, sin un método en concreto, aunque sí desearía tenerlo. Se siente todavía sin experiencia, ya que sólo ha realizado tres cortos, los dos primeros todavía siendo alumna de animación.
Sobre la inspiración de las marionetas fue más concreta, desvelando que éstas en su mayor parte, se inspiraban en personas reales. En el caso de Stanley, la inspiración le vino al ver el rostro de un actor en televisión. En el de Peter, Suzane se dedicó a pintar aquello que deseaba plasmar. Fue en Rusia donde conoció al que sería su Peter. Se trataba de un niño que se encontraba jugando. Pidió permiso para realizarle unas fotografías. Para crear la marioneta de la mujer de Stanley, se inspiró en su propia imagen reflejada en el espejo.
Recuerda que el trabajo en equipo no fue fácil, y es la primera en culparse de una posible defectuosa falta de capacidad para comunicar, para que el equipo capte la idea que quiere crear. En ocasiones, el resultado le resultaba asombroso, puesto que afirmaba que éste superaba sus expectativas e ideas iniciales, pero en otras, debía estar preparada para redefinir el resultado obtenido.
La fase de la animación resultaba ser siempre la más complicada, y es donde uno debe aprender a trabajar con accidentes, con errores, y saber aceptar las diferencias entre el resultado y la idea inicial para aprender a reconducirlas.
Rememora a modo de anécdota, la desesperación que le producía, en sus dos primeros cortos, su falta de experiencia en la animación y su incapacidad para insuflarles esa sensación de vitalidad que requieren los cortometrajes. Desesperada, escribió a la compañía de Jim Henson, planteando sus cuestiones acerca del tratamiento del látex, manifestando su preocupación sobre el momento mágico que suponía dotar de vida a las marionetas.
Jamás obtuvo respuesta, y fue entonces cuando se le ocurrió usar glicerina para humedecer los ojos de sus marionetas, puesto que consideraba que todo ápice de vida residía en la representación de sus retinas, y precisamente fueron sus ojos uno de los elementos más destacables de todas sus creaciones.
Terminó la Masterclass mostrándonos a los tres protagonistas de Peter and the Wolf, y los asistentes pudimos acercarnos para ver en detalle la perfección de las tres marionetas.
Por la tarde, Animac presentó los tres cortos de Suzie Templeton: Stanley, Dog y Peter and the Wolf.
Queda patente el nivel de evolución en el apartado artístico, sobre todo en el dominio de la animación, pero si repetía en la Masterclass su ignorancia respecto a las técnicas de movimiento, sus dos primeros cortos no resultan para nada haber sido hechos por una amateur, en lo que respecta a su escenografía, guión y registros de cámara. Templeton sabe que su género le permitía que su discurso fuera la animación en sí, pero a pesar de ello, no descuidó ninguno de los componentes de su cortometraje, elaborando buenos guiones y creando un universo de personajes en una escueta filmografía, que hoy se reconocen por sus texturas, su aspecto melancólico, su tristeza, rodeados de colores crudos, de miradas lánguidas y de una trágica tensión argumental.
La madurez profesional y el reconocimiento internacional le llegarían de la mano de Peter and the Wolf, un corto que provocó el domingo los aplausos del Auditori de la Llotja de Lleida, que despedía, hasta el año que viene, una gran edición de un festival que, año tras año, afianza sus adeptos, a la vez que consigue captar nuevos asistentes.
A pesar de que informó que actualmente no estaba trabajando más que en el proyecto de ser madre, las humildes confesiones de Suzane, desvelando una tardía vocación y una inseguridad y desconocimiento de una materia en la que finalmente ha conseguido brillar, sirven de sustento y aliento a una nueva horneada de diseñadores y animadores que ocupaban ilusionados y expectantes, los asientos de la sala.