Críticas
Mujer Bonita y los rusos
Anora
Sean Baker. EUA, 2024.
Ani (Mikey Madison) es una chica que hace bailes eróticos en un club nocturno. Se la pasa toda la noche buscando, acercándose a ellos con toda la coquetería que posee para seducirlos y que paguen por un rato con ella. Una noche llega Ivan (Mark Eydelshteyn), un excéntrico adolescente de familia millonaria que busca a una chica que hable ruso, como él. Por supuesto, Ani es esa chica. Este es el comienzo de una relación tóxica e impulsiva que termina en un matrimonio en Las Vegas, un gran error que Toros (Karren Karagulian) y sus secuaces deben corregir, antes de que la familia de Ivan llegue de Rusia a poner las cosas en orden. Así es Anora (2024), la nueva cinta de Sean Baker, el mismo director de The Florida Project (2017), Red Rocket (2021) y Starlet (2012), una cinta que está nominada a seis Premios Oscar 2025 y se llevó la Palma de Oro del Festival del Cine de Cannes 2024 a Mejor Película… Pero sigo sin entender el por qué.
La historia tiene una introducción demasiado larga y unos personajes que son difíciles de querer o de encontrar algún tipo de identificación. La vida de desorden y caos que lleva Ivan solo produce lástima, el desperdicio constante y la exageración llevada al extremo hacen que todo se vuelva repetitivo, hasta un punto en que uno quiere que la historia avance, porque no está pasando nada nuevo. Cuando finalmente se casan, pasados los cuarenta minutos de cinta, Toros es quien debe interrumpir su vida para tomar su lugar como padrino de Ivan y arreglar los desastres que ha causado. Es claro que no es la primera vez que el muchachito causa este tipo de problemas, es el hijo de unos millonarios que no le tienen ningún freno ni control a su hijo, solo una mansión y unas personas que lo “cuidan” mientras ellos viven en el otro lado del mundo.
Los «mafiosos» rusos que envía Toros son patéticos, con una mezcla de humor barato y un comportamiento errático rayando con lo explosivo, más cercanos a Harry y Marv de Home Alone (Chris Columbus, 1990). Acá es que el género que nos han presentado en la primera hora de la cinta, de una especie de Pretty Woman (Garry Marshall, 1990), más dramática y estirada sin necesidad, se pasa a una comedia floja con personajes torpes y diálogos que de vez en cuando sacan una sonrisa. Quizás estoy más acostumbrado a los mafiosos del estilo de El Padrino (The Godfather, Francis Ford Coppola, 1972) y estos son más «reales» y menos dramáticos, por el estilo que ha escogido el director-productor-libretista-editor. Y al final, todo parece un gran chiste mal contado.
Otro de los momentos que se alarga sin necesidad: cuando Ani trata de huir de los hombres enviados por Toros, nos encontramos con una lucha eterna en la que destruyen la sala de la mansión de Ivan, junto con una colección de groserías que la complementan. ¿Va para algún lado todo eso? No. Son más de veinte minutos en los que Ani está tratando de ser sometida por los hombres rusos que vienen por Ivan, y la trama simplemente no avanza, las cosas no van para ningún lado y todo es absolutamente repetitivo y lento.
¿Se supone que la idea es ver a una mujer que no se quiere dejar someter y que lucha con todas sus fuerzas? Está bien, lo compro, pero la falla radica en que ella está muy seria, luchando por su vida y en una profunda tragedia, mientras los demás están en otro tono, en una comedia barata donde se quejan de todo lo que Ani les hace, sometidos y ridículos ante ella, con diálogos torpes y actitudes muy alejadas de lo que deberían ser. Es un contraste de géneros que produce una cierta comedia, pero no termina de encajar completamente en la narrativa audiovisual que nos venían presentando en la primera hora de la cinta.
El estilo casi documental y la edición ágil recuerda a otra de las cintas de Baker, The Florida Project, pero alejándose del éxito de esta y la fuerza narrativa que tenía, para diluirse en una historia predecible desde el primer momento, en la que Ani pierde protagonismo en la mitad de la cinta, y todo se vuelve una búsqueda imparable que se alarga innecesariamente. Si quitamos varias escenas de esta secuencia, el resultado sigue siendo el mismo, y la cinta sería mucho más digerible.
Madison se destaca como una gran revelación de la actuación, su interpretación se siente auténtica y real, pero se diluye con todos estos momentos en que se vuelve “una más” en la pantalla. La famosa escena final que “sorprendió” a críticos y espectadores se ve venir a la distancia y es la única que realmente vale la pena, donde se revela mucho más de Ani que las dos horas que acabamos de presenciar, y con muy poco diálogo.
Es más, esta escena es el cierre esperado del arco dramático de Ani, que más bien parece un círculo, pues vuelve a lo mismo: una mujer que vende sexo y ha desconectado sus emociones de este acto, busca desesperadamente una verdadera conexión con alguien. Y en el fondo, está tan rota como todos los demás, incluso un poco más, pues su actitud de chica salvaje que se ha aprendido a defender en ese mundo la ha salvado de morir y ha enterrado en el fondo todo lo que quisiera ser.
Pero esto no es único de Ani, todas las mujeres de esta cinta en el universo de los bailes eróticos son así: fuertes, duras, resistentes. Han aprendido a sobrevivir y a no dejarse dominar por un hombre, y no van a cambiar. Pero eso también es lo que pasa en la realidad con las mujeres que se dedican a eso, no nos están ofreciendo nada nuevo, ni proponiendo nada novedoso después de dos horas de película. Anora es un cuento de hadas que termina mal. Es un Magic Mike (2012) en femenino, sin la profundidad que ofrece Soderbergh acerca de la vida de un bailarín erótico. Es una versión de la Pretty Woman de Julia Roberts pero con rusos, en lugar de Richard Gere. Y sigo prefiriendo la cinta de los noventas.
Tráiler:
Ficha técnica:
Anora , EUA, 2024.Dirección: Sean Baker
Duración: 139 minutos
Guion: Sean Baker
Producción: Sean Baker, Alex Coco, Samantha Quan, Elizabeth Siegal, Ken Meyer, Clay Pecorin, Milan Popelka
Fotografía: Drew Daniels
Música: Joseph Capalbo
Reparto: Mikey Madison, Mark Eydelshteyn, Karren Karagulian, Vache Tovmasyan, Yura Borisov, Paul Weissman, Lindsey Normington, Vincent Radwinsky, Anton Bitter, Ella Rubin