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Apocalypse Now: La sinrazón de la guerra
Apocalypse Now es probablemente uno de los proyectos más arriesgados de la historia del cine, en el que el mismo Francis F. Coppola acabó acompañando a su protagonista, el capitán Willard, en su descenso a la locura. Ningún estudio de Hollywood quería oír hablar de una película sobre Vietnam meses después de la derrota estadounidense en la guerra más controvertida de su historia. Coppola encontró el apoyo de la distribuidora United Artists, pero se vio obligado a negociar personalmente con los inversores y avalar cada préstamo con todas sus propiedades y los beneficios que seguían generando El padrino (The Godfather, 1972) y su secuela (1974). En los setenta, los estudios de Hollywood todavía no habían sido absorbidos por multinacionales, así que había que negociar cada dólar, y los rodajes, gracias a que los ejecutivos eran cinéfilos y no economistas, podían alargarse si la película lo merecía.
Antes de adentrarnos más en el film, sería bueno recordar el escenario real en el que se desenvuelve la acción. Después de una guerra para librarse del colonialismo francés, Vietnam se dividió, en la Conferencia de Ginebra (1954), en Norte y Sur. Dentro del contexto de la Guerra Fría, el Norte se alió con el bloque comunista, mientras que en el Sur se instaló una dictadura con el apoyo de los Estados Unidos. Este régimen tuvo como resistencia una guerrilla, el Vietcong, que a su vez era apoyado por el Norte. Ante el temor, por parte de Estados Unidos, de una influencia soviética en el Sudeste Asiático, instala asesores militares en 1960. A inicios de 1964, el presidente estadounidense, Lyndon B. Johnson, dio su visto bueno para que Vietnam del Norte fuese bombardeado por las tropas norteamericanas. Tanto los Estados Unidos como la URSS, principales potencias en esa coyuntura, aprovecharon para apoyar, cada uno, al bando con el que se identificaba ideológicamente. El resultado fue el inmediato estallido de la guerra.
La historia que narra Apocalypse Now está contada en un orden cronológico lineal, que consiste en el seguimiento de la misión que se ha encomendado al capitán Willard. Una linealidad que nos permite observar las distintas fases que se producen a lo largo del film y la evolución psicológica de los personajes. Así advertimos, por ejemplo, la locura a la que se suma Lance a medida que la guerra lo va envolviendo, y el acercamiento que Willard tiene a los pensamientos de Kurtz.
Es una película bastante transparente en lo que muestra, aunque conserva todo un mundo de simbologías o de interpretaciones que hacen de ella una cinta altamente simbólica y dada a la interpretación. El ritmo de la cinta por momentos es más pausado, mientras que en otros se acelera. Así en el encargo de la misión se utilizan planos más amplios con una duración excesiva. Se recrea así una atmósfera agobiante, que caracteriza la reunión de la que el capitán no puede escapar, mientras que en la batalla de los helicópteros impera el ritmo es reforzado por un montaje rápido.
Cabe citar el cameo como director de televisión de Francis Ford Coppola, acompañado de un operador (Vittorio Storato) y un técnico de sonido (Dean Tavoularis), que grita a Willard y a sus hombres que se muevan “como si lucharan”, reduciendo la guerra a un espectáculo que no debe parar.
Una característica muy identificativa de esta cinta es la continua voz en off del capitán Willard, ya sea relatando el viaje, juzgando a los personajes que el destino ha puesto a su lado, autojustificándose, reflexionando sobre Kurtz y sobre él mismo, etcétera. Esta técnica subraya el ambiente que se recrea en la novela en la que está basada la película: El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.
En la escenografía priman los exteriores (selva, campamentos, jaulas), y en los exteriores también tenemos barcos, las trincheras y el asentamiento de la tribu del coronel Kurtz. Grandes espacios que, de alguna manera, empequeñecen a los personajes y hacen que todo lo que les rodea tienda a cierta desmesura, rozando en algunas ocasiones el surrealismo y la referencia onírica.
En la película hay una gran gama de planos, los planos medios marcan las expresiones de los soldados, en cambio las tomas aéreas muestran todas las escenas de los bombardeos. La planificación en primer plano es más usada en las escenas de suspenso. Las tomas generales muestran la terrible atmósfera de la guerra, como las cabezas arrojadas en el suelo mientras los protagonistas caminan.
En lo referente al montaje nos encontramos con imágenes encadenadas. Las secuencias que parecen menos importantes no solo tienen la función de enlazar las más importantes, sino que aportan datos básicos para el desarrollo de la narración. Ni siquiera las escenas de transporte (helicóptero, patrulla) serían eliminables, ya que muchas incluyen parte de los pensamientos de Willard o levantan composiciones visuales con una concreta intencionalidad.
El uso de los colores tiene un papel especial, de tal manera que el verde representa a la naturaleza, el naranja hace referencia a lo artificial y el amarillo, que tiene es origen de ambos colores, hace referencia a la doble expresión de una misma manifestación vital.
No podemos dejar pasar una de las escenas más densas del film, la del primer encuentro entre Willard y Kurtz. En ella la iluminación cobra un gran protagonismo y el uso del contraste entre luz y oscuridad dota a este momento de un sentido metafórico de bondad y maldad, de exhibición y ocultamiento. El uso del claroscuro nos transporta al tenebrismo de las pinturas de Caravaggio. Este dualismo está presente a lo largo de toda la escena. Luz y oscuridad. Bondad y maldad. Muerte y redención. A medida que avanza la charla entre ambos personajes queremos ver el rostro actual de Kurtz, pero hay algo que nos lo impide. Las luces y las sombras acentúan esta ambigüedad entre el bien y el mal, la ambigüedad moral. Luz y oscuridad también en su sentido más ético. El viaje físico de Willard se convierte pues en un viaje personal, una identificación progresiva con la persona a la que tiene que encontrar y capturar.
En lo referente a los personajes, Apocalypse Now tiene una estructura de road movie, en la cual el protagonista evoluciona a medida que avanza el relato –junto con el viaje– y se producen los encuentros con los diferentes protagonistas y situaciones, hasta llegar a la persona que motivó todo su periplo y búsqueda, el coronel Kurtz.
A la hora de dirigir a los actores, Coppola buscó la libertad de estos. Esa espontaneidad es apreciable en muchos momentos, aunque sometida a una dirección clara. Cada actor tenía su código para comunicarse con su personaje. Hay una tensión permanente que parece emerger siempre en las reacciones físicas que acompañan a las acciones: Willard suda cuando lee la vida de Kurtz; Chef estalla y de arranca la ropa para sacudirse el miedo de encima tras encontrarse con el tigre; Kurtz se seca el sudor y come mientras elucubra, etcétera.
Desde el inicio del film, Willard se nos presenta como una persona capaz de analizar con cierta lucidez el entorno de carácter alucinante que lo rodea. La película está contada desde su punto de vista. La evolución de este personaje es gradual y constante a lo largo de todo el metraje y sus sentimientos hacia Kurtz oscilan entre la repulsión y la atracción.
La interpretación del coronel Kurtz es diferente a la del resto del reparto. Más pausado, hierático, de intensa mirada y voz susurrante. Sus escenas del templo lo presentan como si emergiera de las oscuras profundidades. Inaccesible y con la sensación de que, de un momento a otro, va a regresar a esas sombras de las que proviene, las sombras de su muerte.
El personaje del coronel Kilgore utiliza la parodia, dibujando a una persona que pareciera no tener referentes. Su desquiciamiento no impide ver un aura protectora que hipnotiza a sus hombres, así pues, no cae en el histrionismo que podría haber tenido un personaje de este tipo. Únicamente roza este registro cuando se indigna por el cambio de viento que impide a Lance practicar surf.
Chef es de los pocos personajes que tienen una vida pasada. Aunque Willard es el dueño de la misión, Chef es «el jefe indiscutible del barco”. Al comienzo se le ve en ocasiones risueño y cómplice con su tripulación, sin embargo, el recelo hacia Willard se irá acrecentando a medida que remonten el río.
Los otros dos componentes de la unidad son los más jóvenes, y representan dos polos opuestos de la sociedad estadounidense. Uno de ellos, de raza negra (Clean), proveniente de un suburbio, de familia humilde y acostumbrado a vivir un infierno en su propio país. El otro, de raza blanca (Lance), de buena familia, atlético y estrella del surf en las playas de California y que, precisamente, será el único que sobreviva al viaje y al encuentro con Kurtz. Cada uno, a su manera, buscará evadirse de su realidad, ya sea por medio de la música o de las drogas.
El reportero gráfico utiliza la exageración para contrarrestar la contención del resto de personajes. Es el contrapunto al estatismo de Willard y Kurtz. En la película representa el más alto grado de locura y de absurdo.
Hay toda una serie de temas que van jalonando Apocalypse Now de principio a fin: el retroceso a tiempos primitivos que se ve reforzado gracias al predominio de la naturaleza, de la selva y la ausencia humana. La destrucción de la guerra que llena aquellos momentos de la cinta en la que vemos la consecuencia de su sinrazón. El choque entre civilización y naturaleza. El miedo interior que provoca la guerra con la escena del descontrol de Willard al inicio de la cinta. La falta de referencias familiares del protagonista, Vietnam se ha convertido en su hogar, un lugar cercano a la locura. Las drogas y el alcohol como única salida a tanta intensidad de sensaciones, a tanta locura.
“El horror, el horror” son las últimas palabras que escuchamos mientras el barco se aleja, y no podemos dejar de pensar que el prólogo y el epílogo de la película se acaban tocando. El mismo Willard, que aparecía atrapado en su habitación al comienzo de la historia, sigue prisionero de sí mismo al final de su viaje.
BIBLIOGRAFÍA
Bahr, Fax; Hickenlooper, George; Coppola, Eleanor. Documental Corazones en tinieblas. (1991). Estados Unidos. American Zoetrope.
Coppola, Eleanor. Notas a Apocalypse Now: Crónica de un rodaje maldito. (2020). Valencia. Barlin Libros.
Moreno Cantero, Ramón. Guía para ver y analizar: Apocalypse Now Redux De Francis Ford Coppola (1979-2001). (2003). Valencia. Nau Llibres.
Hay una película reciente (10 años o más) en la que una persona (norteamericano) está preocupado por las guerras, en el sentido de que involucra la muerte, la miseria, los lisiados, etc, etc, en particular por todas las recientes de USA, y en esa búsqueda, muy compleja larga y difícil de entender, motivos sociales, culturales, económicos, históricos, circunstanciales, fanáticos, hasta quizás impulsados por fabricantes de armas, o el pueblo mismo, en una rueda tipo las «alcohólicos anónimos» en las que se aborda el tema de la guerra, termina la película con 2 muchachas jóvenes que hicieron caso omiso a todas las preocupaciones y explicaciones, diciendo «sabes que vestido se puso Kim Kardashian hoy» o vanalidades similares. Esto es un gran golpe para todos los que nos preocupamos por un mundo mejor, ya que hay mucha gente que no le importa nada serio. Slds.
El director Coppola, los cinefilos nos debemos sentir orgullosos de la creaccion cinematografica que, ha demostrado en su carrera. Por cien años mas de vida creativa en el cine.
Un tesoro. Tan solo un tesoro de la cinematografía es «Apocalypsis Now». Y escritos como este nos hacen notar aquellos detalles maravillosos de una obra que como pocas es capaz de encarnar, experimentar y plasmar por siempre «El Horror» de la guerra. Un tesoro perturbador pero necesario en este mundo actual de transeúntes sin memoria. Gracias Antonio!
JFK de Oliver Stone es la precuela de Apocalipsis Now