Críticas
Buscando salidas
Aprendiz de gigoló
Otros títulos: Casi un gigoló.
Fading gigolo. John Turturro. EUA, 2013.
Desde la época de los films “no hablados” hasta la actualidad, los avances tecnológicos fueron exigiendo una mayor división del trabajo en la industria del cine. Sin embargo, a pesar de esta especificidad, una tendencia que siempre estuvo presente en el séptimo arte fue la de recaer en una sola persona varios roles. No debe extrañarnos, entonces, encontrarnos con directores que actúan; actores que dirigen o, incluso, que realizan ambas tareas en la misma película. El caso más emblemático de la historia, con seguridad, es el de Charles Chaplin. Desde entonces, directores como Orson Welles, Clint Eastwood, Eli Roth y Quentin Tarantino, por citar algunos, han seguido esta línea.
Esto es justamente lo que ocurre en Aprendiz de Gigoló, un film que no solo fue dirigido y protagonizado por John Turturro, sino que también lo tiene como guionista. Como si fuera poco, el otro protagonista es también un director que se anima a la actuación: Woody Allen, como lo hiciera en Manhattan (1979) y Annie Hall (1977).
Turturro exhibe una amplia carrera como actor. Debutó en 1980 con Toro salvaje (Raging Bull, Martin Scorsese, 1980), trabajó con Woody Allen en Hannah y sus hermanas (Hanna and Her Sisters, 1985) y participó en Do the Right Thing (Spike Lee, 1989), por referirnos a algunos de sus primeros films. Su trabajo como director, en cambio, es más bien escueto. Desde el drama familiar Mac (1992), pasando por la comedia teatral de Illuminata (1998), la comedia musical Romance & Cigarettes (2005) y el documental en Passione (2010); la constante en su cine siempre fue salir del detrás de escena y participar en todas sus películas también desde el aspecto actoral.
En Aprendiz de gigoló, Fioravante (Turturro) y Murray (Allen) son dos amigos que se encuentran ante una difícil situación financiera: Murray acaba de perder el negocio familiar de libros, lo que obliga a Fioravante a buscar trabajo como florista, ya que él trabajaba en la librería. Dicen que en época de crisis se agudiza nuestro ingenio, y a Murray no se le ocurre mejor idea que proponerle a Fioravante convertirse en un sex symbol y comenzar a ofrecer sus servicios a señoritas (y no tanto) con ganas de experimentar con él. El acuerdo es sencillo: uno se encargará del trabajo y el otro, de conseguir las clientes.
La propuesta parece interesante, y de hecho el comienzo del film es muy alentador. Desde el vamos, Turturro está lejos de ser un galán y lo positivo es que en la historia él lo tiene claro. Por otro lado, Allen nos ofrece un papel que parece estar hecho a su medida, destilando cuotas de humor como parte de su sello característico. El interés del espectador aumenta al ver los avances del trabajo (el desfile de una diversidad de señoras por las sábanas de Turturro y hasta qué punto están dispuestas a llegar resultan, al menos, simpáticos). Sin embargo, la novedad y frescura duran poco.
De un momento a otro, el lugar común del amor verdadero surgirá en la figura de Avigal (Vanessa Paradise), una mujer que profesa la religión judía de manera ortodoxa, que quedó viuda desde hace años. De este modo, la historia entra en un meseta muy extensa, casi interminable, en la que el ritmo vertiginoso y ascendente del comienzo pierde intensidad y genera desgano y desilusión. ¿Fue el comienzo, entonces, una simple excusa para atraparnos y luego contar la verdadera historia? Lo frustrante es que uno como espectador se queda atrapado por ese comienzo prometedor, y si bien al principio se mantiene la esperanza de que vuelva a las riendas originales, rápidamente nos damos cuenta de que ya estamos muy avanzados para volver hacia atrás.
El cambio de rumbo resulta tan evidente, que de un momento a otro Allen desaparece de la acción y el espectador se pregunta qué le ocurrió o dónde se habrá metido. Haciendo un paralelismo con la literatura, pareciera que estamos ante un cuento enmarcado, una historia dentro de otra en la que se van anidando distintos hechos.
A este relato enmarcado, tenemos que sumarle un marco muy fuerte y que consume gran parte de la trama. La fe que profesan los protagonistas da lugar a situaciones derivadas de las buenas costumbres: Avigal se enfrenta a una especie de tribunal de su comunidad para explicar sus encuentros con Fioravante, generando una escena que lejos de la comedia, está más cerca del ridículo.
Hacia el final, se intenta volver al rumbo original, con un Allen que aparece de la nada; pero ya es demasiado tarde. Ni siquiera la presencia de Sharon Stone y de Sofía Vergara logran rescatar un producto condenado al olvido.
Trailer:
Ficha técnica:
Aprendiz de gigoló / Casi un gigoló (Fading gigolo), EUA, 2013.Dirección: John Turturro
Guion: John Turturro
Producción: QED / Antidote Films
Fotografía: Marco Pontecorvo
Música: Abraham Laboriel, Bill Maxwell
Reparto: John Turturro, Woody Allen, Sharon Stone, Sofía Vergara, Vanessa Paradis, Liev Schreiber, Max Casella, Bob Balaban, Michael Badalucco
Gonzalito, Gonzalito, Gonzalito… cuando tengas mas de 40 vas a poder entender esta película y darte cuenta que, aún cuando el Alzheimer empiece a vislumbrar, a los mas grandes estas pelis no se nos olvidan. Si bien hiciste una síntesis del guión se te olvidó algún comentario sobre lo que realmente habla la peli: el amor, el sexo, la soledad y la vejez, lejos de las torpezas y los calores adolescentes que tanto le gustan al cine mediocre de Hollywood.
Entiendo que no la entiendas.
Plena en todo.
El saxo de sueño.
Cada detalle es un excelente ejemplo.
No comprendo que no la admiren.
Por favor el nombre del musico que toca el saxo e interpreta la última canción final..