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Las artes plásticas y los dibujos animados: sus inicios
Los orígenes de las artes plásticas se remontan a los tiempos prehistóricos de la humanidad. Las pinturas rupestres nos traen el testimonio de aquella época hasta nuestros días. Con el paso del tiempo, surgieron diferentes formas y técnicas de representación con el fin de satisfacer múltiples necesidades, como, por ejemplo, las decorativas, las del relato histórico, las religiosas, las de cimentar el poder de los gobiernos y de las diferentes estructuras sociales.
Tanto las pinturas como las esculturas han sido los medios aptos para transmitir a lo largo de los siglos los ideales, la historia y los grandes acontecimientos vividos por esos pueblos. Caldeos, egipcios, persas, fenicios, griegos, romanos, indios, chinos, mayas, aztecas; el conjunto de naciones que habitaban América cuando Colón arribó a sus costas, naciones africanas ancestrales, tribus originarias de Australia, todos los seres humanos de todos los tiempos tuvieron algo que decir, que contar y que mostrar en imágenes. Claro que no todos tuvieron los mismos materiales ni iguales medios para hacerlo, de allí que surgieron diferentes técnicas y estilos que permitieron desarrollar a cada etnia y nación un arte propio y original.
Las pinturas rupestres de las cuevas, los grabados sobre huesos y piedras, las cerámicas, las esculturas de los mármoles que adornaban diferentes arquitecturas, los frisos y altares de los templos, de las pirámides y de los cerros, como los geoglifos en el desierto de Nazca, sin olvidarnos por ello de las mal llamadas artes menores, como la textil, la orfebrería, la cestería, etcétera. Todas, expresiones que las distintas civilizaciones han desarrollado en lugares y tiempos diferentes.
El siglo XX aportó un asombroso invento que dejó admiradas a todas las sociedades y culturas: el cine, con sus imágenes y relatos en color y en movimiento, casi con vida propia. Por ser el cine la última de las artes en aparecer, las incorpora a todas: a las artes plásticas (dibujo, pintura, escultura y arquitectura), con la banda sonora suma también la música y los diálogos, y en los guiones a la literatura (la novela) y, en ocasiones, a la poesía. Sin embargo, faltaba algo. Ya que las imágenes del cine se valen del medio mecánico de la fotografía, que también es un arte muy creativo, faltaba poder reenlazar la máquina por la mano y el ojo del artista. Este es el gran aporte que lleva a cabo el dibujo animado al cine.
La animación es definida como la creación de una ilusión de movimiento a través de la unión de una secuencia de imágenes inmóviles. Más allá del grado de belleza que posea un dibujo animado, es importante destacar la importancia que tiene la calidad de la secuencia. La animación consiste en imaginar una acción y representarla. Básica y fundamentalmente, es dibujar un movimiento, dibujar una acción. A partir de este dibujar nace la relación que mantiene con el dibujo y las diferentes posibilidades de la pintura en los fondos, las arquitecturas y los paisajes con las múltiples perspectivas, en fin, de todas las artes plásticas en su conjunto.
Hace algunos años, Norman Mac Laren, en su libro On the Creative Process (editado por Donald McWilliam, National Film Board of Canada), afirmó lo siguiente: “Cómo se mueve es más importante que qué se mueve. Si bien es importante lo que se mueve, en un orden relativo de importancia, lo verdaderamente importante es cómo se mueve… Lo que el animador hace en cada cuadro de la película no es tan importante como lo que él o ella hace en medio”.
Sin embargo, a diferencia de muchas técnicas artesanales, ningún proceso de animación puede producir en sí mismo un objeto completo. En cambio, cada uno de ellos contribuye a conformar un todo, que no es otra cosa que la película completa. La tarea del director de una película o corto animado es la de coordinar las siguientes tareas ejecutadas por especialistas: la de la estructura de la historia, el storyboard, el diseño, las diferentes técnicas de dibujo, la fabricación de modelos, las habilidades de movimiento y coordinación temporal, la filmación, las bandas de sonido y el montaje.
Así, el cine se fusiona con las artes plásticas generando los dibujos animados. Las leyes cinematográficas, sus códigos, todo su lenguaje de planos, movimientos de cámara y de lente, como los guiones y hasta las bandas sonoras, han incursionado en el arte pictórico generando en el dibujo animado un espacio cinematográfico‑pictórico capaz de representar las fantasías de la imaginación sin límites.
Mecánica del dibujo animado
El dibujo animado, actualmente llamado “2D” (nombre que hace referencia a su técnica plástica de dibujo y pintura en dos dimensiones, es decir: ancho y alto) genera la tercera dimensión por medio de la perspectiva. Dicho recurso, descubierto en las primeras décadas del siglo XV, es el mismo utilizado en la pintura. Consta de dos etapas: la perspectiva lineal del diseño, inventada por Brunelleschi en Florencia, y la atmosférica, del color, descubierta por los pintores flamencos y llevada a su máxima expresión por Jan Van Eyck. Ambas perspectivas se combinan, definitivamente, a partir de Leonardo Da Vinci (1500), generando la profundidad de la tercera dimensión, que da la sensación necesaria para que el espectador perciba como realidad lo que ve en una pantalla plana.
Los cuadros o fotogramas son una pequeña obra de arte en sí mismos, pero tienen la particularidad de que, en cada uno, la forma del objeto o personaje representado indica un movimiento. La sucesión de unos con otros a una velocidad de veinticuatro cuadros por segundo, más las formas que representan una “acción”, es la que da al ojo la “sensación” de movimiento del cuadro.
La profundidad en la imagen no se origina solamente en la perspectiva lineal, realizada por las líneas, ortogonales, que convergen hacia un punto de fuga y por la escala de los objetos y personajes que disminuye en la distancia, además de la perspectiva atmosférica, plasmada en colores que indican profundidad o cercanía, sino también por otra gran herramienta exclusiva del dibujo animado, que consiste en la utilización de diferentes capas de celuloide que, superpuestas unas sobre otras, generan la sensación de profundidad natural del espacio.
La arquitectura y la pintura son la base desde donde parten las estructuras de los backgrounds de los dibujos animados. Estos son los llamados fondos que conforman las escenografías, donde los personajes se mueven y los atraviesan, ya sea mediante capas que poseen espacios entre unas y otras, como también por el tamaño, de mayor a menor al alejarse, o de menor a mayor al acercarse. Muchas técnicas fueron utilizadas en la realización de los backgrounds, como las acuarelas y óleos que brindan una majestuosidad artística inigualable, hasta llegar al software por excelencia, cuyos programas brindan una paleta de colores semejante a los de la naturaleza, imitándolos.
Las ciudades y poblados donde transcurren las historias animadas se representan basados en los principios de la arquitectura. Castillos con torres y salas, casas humildes, pueblos y ciudades. Cada uno de ellos describe un país y una cultura donde se mueven los personajes, con determinada posición económica y social: ubica al espectador en todas estas situaciones donde los protagonistas cobran vida, en relatos cuyo marco está determinado por la arquitectura en sus dos versiones: la construida por el hombre o la brindada por la misma naturaleza.
El stop-motion
El stop-motion es una técnica de animación que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos capturados mediante fotografías. Así llega el arte de la escultura de la mano de los personajes esculpidos, de los muñecos de animación. Estos son aptos para desarrollar un movimiento, cuadro a cuadro, y pueden construirse con plastilina, arcilla y otros materiales maleables, o bien disponer de una estructura esquelética, ya sea de una armadura flexible de alambre o una construcción hecha con varillas y articulaciones. Para esta técnica se utiliza la grabación «fotograma a fotograma» o «cuadro a cuadro» (frame to frame).
Dos grandes pioneros
Los dibujos animados surgieron como adaptación del cómic o historieta al lenguaje cinematográfico. Encontramos, por lo tanto, en esta expresión, la unión de dos de los nuevos medios icónicos de masas de la sociedad contemporánea. Desde un principio, tanto el dibujo animado como el cómic han sido considerados elementos poco serios, destinado para el público infantil, pero, si bien es verdad que en la mayoría de los casos los niños han sido los principales consumidores de estos productos visuales, la animación y la historieta también son destinadas a los adultos, e incluso llegan a ser auténticas expresiones del lenguaje más culto.
El francés Émile Cohl es considerado por muchos historiadores el padre real de los dibujos animados. Su película Fantasmagorie (1908), de 36 metros de longitud, con 2000 dibujos y una duración de menos de dos minutos, está íntegramente interpretada por personajes de línea simple y animados sobre papel filmado en película de alto contraste. Cohl realizó alrededor de trescientas películas, de las que se conservan apenas sesenta y cinco. Su productiva carrera se desarrolló entre Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
El norteamericano Winsor McCay realizó una primera adaptación en dibujos animados de su personaje Little Nemo, en 1911. La película consta de unos 4000 dibujos y, después de esta primera aventura animada, el autor compaginó durante el resto de su carrera el cómic con la realización de películas de dibujos animados.
Realizaciones cinematográficas, a lo largo de un sigo, han completado hasta nuestros días la historia de los dibujos animados. Sin embargo, la realización de este artículo podría compararse con el viaje en automóvil por una ruta donde aparecen, segundo a segundo, nuevas e interesantísimos elementos para mirar de un lado al otro de la banquina. Esto se debe a que, en esta época, la tecnología relacionada con la construcción de la imagen animada ha experimentado un proceso de cambios vertiginosos que no agotaremos en esta oportunidad.
El dibujo animado en el cine tiene apenas poco más de un siglo de historia y sigue ofreciendo muestras inacabables de lo que puede representar. De la mano de las técnicas históricas del arte y los medios que aportan el software moderno, la imaginación del artista ya no reconoce límites y seguramente continuará asombrando con sus creaciones futuras.
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