Críticas
Ángeles o demonios
Arthur Rambo
Laurent Cantet. Francia, 2021.
¿Quién se esconde bajo el mundo virtual para manifestarse? La respuesta correcta es todos.
Aquí lo único que se discute es la integridad de uno mismo. Las personas, ya sean reales o virtuales, se manifiestan libremente y actúan según sus criterios ante los caprichos que la sociedad tiene reservados para ellos.
La bifurcación de esta individualidad, como en dos yos, es el peligro que corre el protagonista de esta historia que lejos de ser un mismo se convierte en un personaje antagónico en dos mundos diversos.
Ese pulso vital que juega con sus distintas identidades le plantea un dilema personal y profesional, las consecuencias de este hecho marcaran su destino irremediablemente.
Laurent Cantet (Melle, 1961) expone esta dicotomía de forma concreta, jugando con luces y colores, sonidos y silencios, opresión y opulencia. Nos muestra en todo momento esas dos zonas. Un apesadumbrado protagonista pierde la seguridad por momentos al verse desmoronado todo su armazón. Una vez al descubierto solo queda estar a merced de la sociedad y esta, generalmente, suele ser cruel y despiadada.
El escritor famoso o el polémico autor de mensajes en redes sociales, ¿Quién es en realidad el protagonista de esta historia? Un drama que nos cuestiona, más cerca que nunca, valores morales e integridad personal. El lujo real devorado por el odio virtual. Quien da más.
Seguimos viviendo en un mundo de apariencias, no prestamos suficiente atención al mundo virtual. Esta precipitada caída a los infiernos cuestiona el papel que juegan las redes en nuestras vidas. Una comunicación abierta a todos, independientemente de quien sea el emisor, genera una falsa sensación de igualdad.
Un trabajo en el que subyacen muchas cuestiones, destacan fundamentalmente los temas sociales y políticos. Encarnados en una persona tienen más presencia, esa concreción posibilita una mayor difusión y facilita que empaticemos con el personaje, reflejando una realidad y transmitiendo emociones.
Una brecha social entre el centro y la periferia que indaga más en la lucha de clases que en la libertad de expresión.
En esta propuesta más que buscar respuestas se generan preguntas. Rabah Nait Oufella (Paris,1992) interpreta a este personaje y de un modo consciente nos desvela las claves de los jóvenes de hoy cuyo casi exclusivo modo de comunicarse son las redes sociales, quienes sin ser conscientes de su poder y peligrosidad están a merced de las mismas desvelando su vida a todo aquel que quiera indagar en ella.
Una vida de éxito jalonada de fiesta, música y elegancia representada mediante luces intensas y coloridas contrasta con la oscuridad de un mundo hostil lleno de odio y rencor. Dos partes irreconciliables de un todo que convive y comparte espacio geográfico, pero no social.
Basado en la historia del periodista radiofónico francés Medí Meklat (Clichy, 1992) representa una muralla invisible que separa dos mundos, cuando esta cae, el colapso es inminente. El mundo digital dicta sentencia frente al personaje y su alter ego.
Sin medir fuerza ni peligro las redes son implacables, la aparente libertad con la que redactas un escrito siempre está sujeto a opiniones. El mundo digital es un espacio en el que pensamiento y libertad están supeditados a nuevas reglas de juego.
El metraje se mueve en diversos entornos y así se nota en pantalla. El ritmo rápido y festivo del inicio que denota éxito social y fiesta contrasta con el más próximo y cercano que se mueve en autobús y reflexiona en barrios y zonas limítrofes. El cambio en las caras, en la ropa, en los modales e incluso en las expresiones nos ayuda a entender el peso narrativo que supone la historia. Incluso los mensajes digitales explícitos en pantalla fuerzan a incrementar la implicación del espectador que parasitado por internet vive a merced de sus publicaciones e influencias.
Vivimos una nueva etapa en la que la lectura de los códigos morales está supeditada a nuestra libertad de actuación. La forma en la que esto se muestra en pantalla debe ser analizada bajo estas premisas ya que para ello se ha creado.
Asemejar al Karim de Cantet (2021) con el capitán Nemo de Fleisher (Veinte mil leguas de viaje submarino, 1954) podría parecer una temeridad pero, todo lo contrario. Ambos son personajes similares que luchan por sus ideas a pesar de los daños colaterales que pueda acarrear la situación; lo que cambia aquí es la perspectiva de quien lo percibe así como la época en la que se enmarca la historia. En definitiva, esta película nos muestra una nueva especie de antihéroe y el pedazo de realidad donde lleva a cabo su lucha y su vida. El fin no siempre justifica los medios.
Ficha técnica:
Arthur Rambo , Francia, 2021.Dirección: Laurent Cantet
Duración: 87 minutos
Guion: Fanny Burdino, Laurent Cantet, Samuel Doux
Producción: Memento Films Production, France 2 Cinema, Les Films de Pierre
Fotografía: Pierre Milon
Música: Chloé Thévenin
Reparto: Rabah Nait Oufella, Antoine Reinartz, Aleksandra Yermak, Sofian Khammes, Anaël Snoek