Críticas
Capitol Pictures Studios
¡Ave, César!
Hail, Caesar!. Joel y Ethan Coen. EUA / Reino Unido / Japón, 2016.
Los hermanos Joel y Ethan Coen constituyen, en sí mismos, toda una cinematografía, y hay pocos géneros que no hayan visitado o revisitado a lo largo de su ya extensa filmografía. En esta ocasión, con ¡Ave, César! regresan a la comedia más descacharrante, desenfadada y gamberra con una historia ambientada en la edad dorada de Hollywood, los años cincuenta, en la época de los grandes estudios de cine. Para ello, se valen de dos de sus actores fetiche de estos últimos años, George Clooney y Josh Brolin, que están estupendos en sus respectivos papeles.
¡Ave, César! es, a un mismo tiempo, un magnífico homenaje a los grandes géneros del cine clásico, una estupenda sátira política (y también religiosa) y un título que está en la misma línea de otras películas anteriores de los Coen, como Arizona Baby (1987), El gran salto (The Hudsucker Proxy, 1994), El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998), O Brother! (O Brother, Where Art Thou?, 2000), Crueldad intolerable (Intolerable Cruelty, 2003) o Quemar después de leer (Burn After Reading, 2008), las tres últimas protagonizadas también por George Clooney, si bien es la primera vez que utilizan a Brolin para una comedia, tras haber colaborado con él en No es país para viejos (No Country for Old Men, 2008) y Valor de ley (True Grit, 2010).
La película comienza y acaba en un mismo lugar, en el confesionario al que acude Eddie Mannix (Josh Brolin). En realidad, lo que hace el espectador es seguir a Mannix en dos jornadas de su trabajo como director de unos grandes estudios, Capitol Pictures. Mannix no es solo un productor, sino que dirige él solo unos grandes estudios en los que se están rodando al mismo tiempo varias películas. Al parecer, Eddie Mannix fue un ejecutivo real que trabajó durante toda su vida en la Metro Goldwyn Mayer. Se trata de una figura que ya no existe, pero que resultó fundamental para el éxito de innumerables proyectos en aquella época.
A Mannix le cuesta mucho compatibilizar su apenas inexistente vida familiar con los quehaceres cotidianos de su empleo: supervisar guiones, promocionar estrellas, preparar estrenos, coordinar unidades móviles, revisar copiones, hablar con la prensa… y, sobre todo, apagar fuegos, como el secuestro de Baird Whitlock, el embarazo de DeeAnna Moran (Scarlett Johansson) o los pasados deslices amorosos de Laurence Laurentz (Ralph Fiennes). De hecho, en ¡Ave, César! Mannix está valorando la posibilidad de cambiar de trabajo y aceptar una oferta que ha recibido de una importante compañía aérea.
La trama principal y las subtramas (lo que le pasa a los actores del estudio y los innumerables problemas de rodaje) resultan anecdóticas con respecto al personaje de Mannix, que pronto se adueña de la función. Es más, como ya hemos señalado, la película empieza y acaba con él, ya que, aunque tenga un planteamiento coral, Mannix es, en realidad, el alma mater (aunque quizás sería mejor decir alma pater) de los estudios y, por tanto, de ¡Ave, César!
En cierto modo, se trata de una película sin demasiadas pretensiones, que se recrea en el homenaje al cine clásico y en el sistema de producción de grandes estudios en tono de parodia. Resulta, también, una película en clave, pues podemos ir descubriendo los actores y directores reales que se esconden tras los personajes creados por los Coen. Así, el personaje interpretado por Scarlett Johansson recuerda a Esther Williams y su Escuela de sirenas (Bathing Beauty, George Sidney, 1944), mientras que Burt Gurney (Channing Tatum) participa en un musical que homenajea directamente a Un día en Nueva York (On the Town, Stanley Donen y Gene Kelly, 1949). En cuanto a la película que interpreta Baird Whitlock, un peplum de corte bíblico, es algo así como un híbrido entre Ben-Hur (William Wyler, 1959) y La túnica sagrada (The Robe, Henry Koster, 1953), y él mismo es una mezcla entre Richard Burton, Tony Curtis, Marlon Brando y Robert Taylor.
Ahora bien, uno de los grandes descubrimientos de ¡Ave, César! es el personaje de Hobie Doyle (Alden Ehrenreich), un joven actor de películas del oeste al que quieren reconvertir en galán, lo que provoca situaciones muy divertidas con el director Laurence Laurentz. También resultan muy cómicas las alusiones a Danny Kaye y a Clark Gable y la aparición de las hermanas Thora y Thessaly Thacker (Tilda Swinton), la doble transfiguración de Hedda Hopper, la implacable cronista del star system, por no hablar del personaje interpretado por Frances McDormand, que encarna a la montadora C. C. Calhoun, trasunto fílmico de Blanche Sewell, montadora de la MGM que se encargó, por ejemplo, de la ya mencionada Escuela de sirenas y de El mago de Oz (The Wizard of Oz, Victor Fleming, 1939).
Hay, además, algunas escenas memorables, como el debate religioso entre un rabino, un pastor y un sacerdote a propósito de la película bíblica o el momento en que a Baird Whitlock se le va el diálogo cuando ha llegado a un alto nivel de emoción y deben repetir la toma por enésima vez. Sin duda, ¡Ave, César! es una auténtica declaración de amor al cine clásico de Hollywood, aunque sea en clave de parodia. No es poco, sobre todo si tenemos en cuenta que hay también un trasfondo político en el que aparece el mismísimo profesor Marcuse (John Bluthal), nada menos.
Tráiler:
Ficha técnica:
¡Ave, César! (Hail, Caesar!), EUA / Reino Unido / Japón, 2016.Dirección: Joel y Ethan Coen
Guion: Joel y Ethan Coen
Producción: Tim Bevan, Eric Fellner, Robert Graf, Joel y Ethan Coen
Fotografía: Roger Deakins
Música: Carter Burwell
Reparto: Josh Brolin, George Clooney, Scarlett Johansson, Ralph Fiennes, Alden Ehrenreich, Tilda Swinton, Channing Tatum, Jonah Hill, Veronica Osorio
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