Críticas
Belleza en el silencio
Baby
Juanma Bajo Ulloa. España, 2020.
Que Juanma Bajo Ulloa vuelva a rodar es, para mí, una gran alegría. A pesar de los altibajos de su carrera y el aire de polémica que le rodea, es un director único, armado de enorme sensibilidad y mundo visual propio. Ese universo espectral y neblinoso ha sido el eje central de su cine, mezclado en ocasiones con ruidosas gamberradas como la exitosa Airbag (Juanma Bajo Ulloa, 1997). Pero, quitando estas escasas concesiones, su cine es un reivindicación de la autoría, de la personalidad creativa y de la búsqueda de un cine más allá de las fronteras habituales. Baby recoge el testigo de sus mejores películas, en la que se mezclan sin miedo las esencias más sórdidas del cuento infantil con lo límite y fronterizo del sucio realismo.
Baby es un paso para Bajo Ulloa, experimentación y ruptura dentro del espacio controlado que es el cosmos del director vasco. Renuncia al lenguaje humano y, a cambio, recibimos una experiencia sensorial, que nos obliga como espectadores a envolvernos de los pequeños detalles, y, por supuesto, pone en un brete narrativo al responsable del invento, esclavo de sus intenciones en la apuesta del todo por el todo en el aspecto visual.
Bajo Ulloa nos cuenta una historia de marcado carácter femenino, en la que una joven drogadicta en sus peores momentos se ve obligada a deshacerse de su hijo recién nacido. Para ello vende al niño a una oscura mujer dedicada al tráfico de bebés. Arrepentida de su decisión, hará todo lo posible por recuperarlo.
Ulloa, a pesar de las decisiones narrativas, camina sobre seguro, maestro en la recreación de ambientes lóbregos y asfixiantes, de tensión opresiva y personajes al límite de la cordura. En cierto modo, Baby tiene cierto aire de zona de confort para el director, pero presentada con tremenda autoridad plástica y revestida de audacia en las decisiones estilísticas. No escucharemos una sola línea de diálogo a lo largo de la película, lo que conlleva contar únicamente a través de la imagen, incidir en detalles mínimos para hacer cómplices a los espectadores. El incuestionable talento de Bajo Ulloa entra en perfecta armonía con la madurez del cineasta, veterano de mil batallas, consciente de su obra y ajeno a cualquier tipo de pudor para plasmar sobre la pantalla su personalísima idea de cómo funciona una obra cinematográfica.
Desde el tremendo y desnudo comienzo a la entrada, paso a paso, en un entorno que roza lo fantástico, Bajo Ulloa construye el drama con pilares robustos en unos personajes sobre los que recae toda la fuerza de una película complicada en el aspecto actoral. Su expresividad, sus interacciones, el movimiento de las actrices en espacios ingeniosos e intencionados, los fragmentos que conforman su psique, su pasado y su presente, nos dejan para el recuerdo estos seres entre la dolorosa humanidad y lo monstruoso. En ausencia del lenguaje humano, el plantel de actrices se deja la piel por dar sentido a estas mujeres rotas.
Si bien no hay diálogos, eso no implica que el sonido juegue una importante baza en el conjunto. Los ruidos de la naturaleza, los quejidos de la casa al borde de la ruina, convertida en otro personaje más, los omnipresentes y esenciales llantos de bebé, el tenso uso del silencio como elemento primordial del suspense, conjugados con la impresionante banda sonora de Bingen Mendizábal y Koldo Uriarte, constituyen un envoltorio sensorial de primer orden.
Pero la auténtica estrella de Baby es el propio Juanma Bajo Ulloa. La innegable capacidad del director vasco para encontrar belleza en lo sórdido, en el abandono, en los rincones perdidos que parecen el sendero a otro mundo, misterioso y macabro, es hipnótica y devastadora. Alegoría a la maternidad de enorme fuerza, Baby se cimenta sobre los cuentos infantiles en toda su crudeza. Hay mucho de caperucita, de Hansel y Gretel en este acercamiento a lo más profundo del alma humana. Despojado de todo elemento esotérico, pero no por ello menos brumoso y fantástico, la película de Bajo Ulloa es el encuentro en la frontera de lo mágico y lo mundano.
La hermosura de la idea visual de Bajo Ulloa convence, obliga de modo pasmoso a permanecer con los ojos clavados en la pantalla, absortos, atrapados por la sensación de haber entrado en un reino terrible en el que todo puede ocurrir. El orgánico manejo de la cámara entre espacios decadentes, pero extrañamente evocadores, constatan la pericia de un director en estado de gracia, cómodo y convencido, con muy pocas explicaciones que dar a estas alturas de su propia película.
Por supuesto, el riesgo de la propuesta de Baby arrastra no pocos problemas. Sería muy sencillo tachar el resultado de pretencioso. Es verdad, hay mucho de artificio, de capricho, en la decisión de obviar el lenguaje. De hecho, en ocasiones, esta ausencia provoca situaciones forzadas, que parecen metidas a presión, intentando dar coherencia a momentos que se resolverían de manera mucho más eficaz con palabras. También es cierto que el entorno visual engulle a cualquier otro aspecto del filme, engrandeciendo si cabe esa sensación de artificiosidad, de ejercicio de estilo, vacío en el fondo.
No son pocos los momentos en los que las decisiones no están tan encajadas como le gustaría a Bajo Ulloa, me temo. Y quizá la duración de la película sea excesiva cuando, en el fondo, es todo bastante sencillo. Entre unas cosas y otras, parece que es fácil perderse, salir de la película, caída sin remedio en los implacables brazos del aburrimiento.
Pero nada más lejos de la realidad. Baby es tan efectiva en su sencillez como implacable en sus soluciones; atrevida y descarada, de belleza plomiza. Naturaleza melancólica que deja poso de esperanza luminosa. Contradictoria y excesiva, sin duda.
Única.
Juanma Bajo Ulloa es un director de enorme pureza, a pesar de los desvaríos. Baby es buena muestra de ello. Si se aceptan las reglas, algo forzadas, estamos ante algo de elegancia salvaje, delicadeza desesperada, brutalidad en el sosiego.
Así de extraña es Baby. No se la pierdan.
Tráiler:
Ficha técnica:
Baby , España, 2020.Dirección: Juanma Bajo Ulloa
Duración: 104 minutos
Guion: Juanma Bajo Ulloa
Producción: Frágil Zinema, La Charito Films
Fotografía: Josep M. Civit
Música: Bingen Mendizábal, Koldo Uriarte
Reparto: Natalia Tena, Harriet Sansom Harris, Rosie Day, Charo López, Mafalda Carbonell, Susana Soleto, Natalia Ruiz, Carmen San Esteban