Babylon

El quinto largometraje de Damien Chazelle, el más reciente niño prodigio de Hollywood, podría haberse titulado perfectamente Fiesta salvaje (The Wild Party) si James Ivory no hubiera dirigido ya una película con ese título en 1975. De hecho, la cinta de Chazelle comienza precisamente con la escena de una de esas bacanales del viejo Hollywood que parece sacada de la filmografía de Baz Luhrmann, especialmente de Moulin Rouge! (2001) o de El gran Gatsby (The Great Gatsby, 2013). En esa primera media hora se encuentran los seis personajes a los que luego vamos a seguir por separado a lo largo de las más de tres horas de metraje, aunque el que nos servirá de cicerone e hilo conductor es Manuel “Manny” Torres (Diego Calva), un conseguidor de uno de los grandes estudios que aspira a tener una carrera en el cine y no dudará en realizar todo el meritoriaje, desde asistente de producción hasta director.

Gracias a Manny conocemos al resto de protagonistas: Nellie LaRoy (Margot Robbie), una aspirante a actriz convencida de sus dotes de estrella; Jack Conrad (Brad Pitt), un actor frente a su inminente ocaso; Elinor St. John (Jean Smart), una periodista especializada en cotilleos de Hollywood; Sidney Palmer (Jovan Adepo), un trompetista de jazz con una fugaz carrera cinematográfica; y la cantante de cabaret Lady Fay Zhu (Li Jun Li). Babylon es, por tanto, una película coral, aunque las historias de unos personajes tienen más peso que las de otros.

Cada vez que un director enfoca su cámara hacia el mundo del cine y su historia, despierta entre la cinefilia una enorme expectación en torno a ese proyecto, que pasa a engrosar un género que se puede denominar metacine. Son tantas las películas que hablan sobre el propio cine que resultaría demasiado prolijo enumerarlas aquí, pero sí podemos referirnos a algunos títulos clásicos como Los viajes de Sullivan (Sullivan’s Travels, Preston Sturges, 1941), El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1950), Cautivos del mal (The Bad and the Beautiful, Vincente Minnelli, 1952), La noche americana (La nuit américaine, François Truffaut, 1973), Good Morning Babilonia (Paolo y Vittorio Taviani, 1987), Ed Wood (Tim Burton, 1994), Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997) o incluso La ciudad de las estrellas (La La Land) (La La Land, 2016), del propio Chazelle.

Ahora bien, Damien Chazelle confiesa que, si hay un referente explícito para Babylon, ese es precisamente Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain, Stanley Donen y Gene Kelly, 1952), un musical sobre el paso del cine silente al cine sonoro. En cierto modo, y según ha confesado el director en algunas entrevistas, Babylon sería algo así como la cara B de Cantando bajo la lluvia. De hecho, al final de Babylon, el protagonista acude al cine a ver esta película. Hasta cierto punto, Babylon se puede entender como una película en clave, en la que los personajes, que son ficticios, suponen un trasunto de personajes reales, de manera que hay mucho de John Gilbert y Douglas Fairbanks en Jack Conrad, pero también tiene ciertos toques de Rodolfo Valentino y Errol Flynn. Encontramos los rasgos de Nelly LaRoy en actrices como Clara Bow, Lya De Putti, Jeanne Eagels, Alma Rubens, Joan Crawford y Thelma Todd. Manny bebe de realizadores como René Cardona o Enrique Juan Vallejo; Elinor podría ser Hedda Hopper o Louella Parsons; Lady Fay Zhu es trasunto de Anna May Wong; el director de cine al que interpreta Spike Jonze recuerda mucho a Eric von Stroheim…

Siempre me ha gustado decir que La La Land es una película en la que me quedaría a vivir, pero no me pasa lo mismo con Babylon, un proyecto tan ambicioso en su planteamiento como limitado en sus logros, que no son pocos, pero que distan mucho de haber conseguido la gran película sobre el Hollywood de los años 20. En algunos momentos, como cuando Nellie acude al cine, recuerda mucho a Érase una vez en… Hollywood (Once Upon a Time in Hollywood, Quentin Tarantino, 2019), con la que, por cierto, comparte dos piezas fundamentales del reparto, Brad Pitt y Margot Robbie. De fondo se encuentra siempre el famoso libro de Kenneth Anger, Hollywood Babilonia, pero también la novela de Nathanael West, El día de la langosta, que tuvo su trasposición al cine en 1975, bajo la dirección de John Schlesinger.

El esquema narrativo de auge, caída y redención no termina de funcionar bien con todos los personajes, y es una lástima que no se le haya dado más espacio a Jack Conrad, que sí es un personaje bigger than life, como el cine de esos años. El personaje interpretado por Brad Pitt rezuma cierta dignidad, sobre todo en la caída, ya que es generoso y amable cuando está arriba, pero eso no evita que resulte ridículo en algunas ocasiones, como cuando habla italiano, lo que recuerda, por cierto, a su papel de Aldo Raine en Malditos bastardos (Inglourious Basterds, Quentin Tarantino, 2009).

Al parecer, hay bastantes anacronismos en Babylon, pero eso es lo de menos, ya que resulta inevitable cuando se trata de concentrar temporalmente toda la historia de Hollywood en torno al año 1927. No sabemos cómo hubiera sido esta película en manos de Baz Luhrmann, pero el humor escatológico, presente sobre todo en dos momentos concretos, nos devuelve al cine más gamberro de los hermanos Farrelly y al slapstick, tan popular durante la época del cine silente. El tono de parodia funciona muy bien al principio, pero al final acaba lastrando un metraje que se hace interminable y convierte a los personajes en simples caricaturas.

Babylon es una caja de resonancias fílmicas, pero, a pesar de los múltiples ecos, no parece haber una voz propia. En definitiva, se trata de una película ambiciosa y a ratos grandiosa, pero también muy irregular. A veces, parece de Paul Thomas Anderson, pero en otros momentos recuerda más a Lo que esconde Silver Lake (Under the Silver Lake, David Robert Mitchell, 2018), aunque la influencia más determinante es la de Tarantino. Hay, eso sí, una conversación imprescindible acerca del cine y del éxito que protagonizan Brad Pitt y Jean Smart (¡qué magnífica carrera la de Jean Smart en estos últimos años!), y solo por escucharla vale la pena ver Babylon, aunque no nos quedemos a vivir en ella.

Tráiler:

Premios: Globo de Oro a la Mejor Banda Sonora y nominada en otras cuatro categorías: Mejor Película Comedia o Musical, Mejor Actor Secundario (Brad Pitt), Mejor Actor en Comedia o Musical (Diego Calva) y Mejor Actriz en Comedia o Musical (Margot Robbie).  Nominada a tres Oscar: Mejor Banda Sonora, Mejor Diseño de Producción y Mejor Diseño de Vestuario.