Series de TV 

Batman – Caped Crusader

El hombre murciélago ya había tenido mucho éxito en el pasado con una de sus series de televisión. La más famosas, quizás, y la mejor hecha, la que había dejado una buena sensación tanto el la mente como en los ojos de sus espectadores, fue efectivamente T(he) A(animated) S(eries). Intenta, hoy en día, volver a su antiguo esplendor y nos propone una visión de Gotham y de sus habitantes con unos cambios más, algo que, efectivamente, solo se puede (se debe) analizar dentro del valor narrativo de la obra misma. Y, desde este punto de vista, Caped Crusader logra ser un producto de alta calidad, capaz de juntar una sensibilidad moderna con una estética que mezcla la susodicha serie de los noventa, de Timm (quien vuelve como mente máxima) y Radomski, y los primeros capítulos de Kane, sí, y sobre todo de aquel gigante artístico que fue Bill Finger. Se abre así ante los ojos de los espectadores un mundo de antaño, de aquellos cuarenta del siglo pasado (en el cual muchos de nosotros nacimos), y que inserta en el juego estructural lo moderno, o sea con la presencia de elementos que forman parte natural de nuestro mismo presente.

Sin embargo, más allá de lo estético es la estructura narrativa lo que subraya la alta calidad de este producto. Se nota la intensa capacidad de tejer un cuento general que se divide en episodios, permitiéndoles a los espectadores experimentar aquella sensación de saciedad que solo un excelso arte de contar sabe ofrecer. Hay una estructura precisa, bien calibrada, y cada personaje tiene su psicología. Nada resulta, por lo menos, como si de algo dejado al azar se tratara, y la totalidad de la obra se basa en tres de los elementos claves del hombre murciélago : su ser, efectivamente, un detective, su formar parte de un mundo éticamente podrido (la Gotham poblada por los mafiosos, por quienes prefieren el egoísmo al ayudar al prójimo), y su jugar con una psicología que parece superficial si analizada de lejos, pero profunda si controlada desde cerca. Y es, de hecho, un mundo que nos recuerda al de los grandes autores de noir, con su femmes fatales y un destino trágico.

Quizás sea esto el sentimiento que envuelve a esta serie. Una visión negativa de un mundo que poco deja a la esperanza, un Götterdämmerung de cualquier visión positiva, la imposibilidad de salir de un contexto socio-cultural que pone de manifiesto la máxima de homo homini lupus. Batman y los pocos personajes que luchan por mejorar a Gotham y sus habitantes son héroes que parecen no poder sino fracasar ante una ola de corrupción como la de esta ciudad tanto irreal como parecida a las nuestras. Sin embargo, siguen luchando porque no hay otra posibilidad, porque ante la evidencia del mal solo es posible rendirse o reaccionar no tanto con la esperanza de que el ejemplo pueda cambiar la mentalidad de quienes están a nuestro alrededor, sino porque, casi kantianamente, hay que hacer lo justo solo porque es nuestro deber moral. Y, de toda esta situación trágica, nace una joya narrativa que nos atrapa dentro de una estructura excelente.

Comparte este contenido:
 
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.