Críticas
¿Por qué preguntas? No sé responder
Black Box
Otros títulos: Cajas oscuras.
Emmanuel Osei-Kuffuor Jr. EUA, 2020.
Black Box es la carta de presentación del ahora director cinematográfico Emmanuel Osei-Kuffuor Jr. Esta opera prima es una producción de Blumhouse y Amazon, que han decidido colaborar para crear en Amazon Prime Video el proyecto “Welcome to Blumhouse”, una colección de seis entregas del género de terror con el que la productora está tan familiarizado (y es debido recalcar su diseño de marketing tan sólido: ¡la fecha de estreno coincidió con Halloween!). Blumhouse ha sido la encargada de producir películas como Paranormal Activity (Oren Peli, 2007), Insidious (James Wan, 2010), Sinister (Scott Derrickson, 2012), El regalo (Joel Edgerton, 2015), La visita (M. Night Shyamalan, 2015) o Déjame salir (Jordan Peele, 2017).
Tras esta escalofriante lista de títulos de terror clásico y convencional, es entendible que se presuponga que Black Box sigue la misma línea que sus antecesoras. Pero ciertamente, de fantasmas y espíritus no tiene nada; y de terror, poco -aunque sí que hay un personaje en concreto que protagoniza escenas espeluznantes con artimañas que recuerdan al cine de terror japonés-. Lo que verdaderamente se encuentra en las entrañas de este filme es un thriller psicológico y de ciencia ficción.
Un hombre (Mamadou Athie) que ha perdido la memoria debido a un accidente automovilístico se somete a un tratamiento experimental con el fin de recuperar sus recuerdos y así poder hacerse cargo de su hija (Amanda Christine).
No cabe duda de que en esta historia hay tintes dramáticos. El protagonista se mira en el espejo y ve una vida que no recuerda. ¿Acaso la vivió? ¿Cómo puede haberse olvidado de quién es, si él es el único que tiene control sobre su mente? ¿Cómo puede recuperar sus recuerdos y su identidad? Está en medio de la nada. No puede reconocer a nadie de los que construyeron su pasado; ni siquiera se reconoce a él mismo en las fotografías. Pero ahí está. Y tiene una hija a la que criar; Ava se encuentra bajo su total responsabilidad pues el accidente también acabó con la vida de su madre.
Y de hecho, Amanda Christine, quien interpreta a Ava, es un pilar fundamental en la pieza audiovisual. ¿¡De dónde han sacado a esta pequeña gran actriz?! Consigue transmitir pura y humildemente la inocencia tan característica de la niñez y, a la vez, la madurez que se ha visto obligada a asumir tras observar que su única figura paternal se mueve por la vida sin rumbo alguno. Todas las escenas en las que aparece son un gran tesoro que añaden valor al filme.
Sin embargo, en el escenario de Black Box no van a aterrizar solamente ramos de flores que representen elogios, sino que también cae algún que otro tomate pocho. Y uno de los contras es la actuación de Mamoudou Athie, quien podría haber dado mucho más de sí mismo como protagonista. No logra transmitir el terror que le suponen todas las pesadillas en las que se ve involucrado: no es la joya de la corona. Si hay que hablar del ingrediente secreto de la película, se tiene que hacer referencia a la arquitectura general del guion.
Y puede parecer sorprendente, pues en un principio no se presenta una idea novedosa: un hombre quiere recuperar los recuerdos que ha perdido en un accidente. Pero tras unos primeros minutos entretenidos y prometedores… ¡giro dramático! El interés del espectador empieza a aumentar a la par que la tensión, el suspense, la intriga y la duda del relato. Lo que daba la sensación de ser un drama familiar más, pasa a convertirse en una historia atípica. El equipo de guionistas ha arriesgado, ha disfrutado; no han cerrado paso a la locura que acompaña a los “¿y si…?”, pero sin perder la verosimilitud. Sin duda, es el punto fuerte del filme.
Se consigue que el espectador esté activo, que no quiera separar la vista de la pantalla -e incluso utilice los cinco sentidos- para así estar alerta y no perderse detalle de los acontecimientos. Te harás preguntas sin parar e intentarás descifrar lo que le está ocurriendo al protagonista. Y cuando te creas más listo que ellos, te engañarán; hay trampas. Por eso, cuanto menos sepas de antemano sobre la trama, más vas a disfrutar. Para pensar, para las ideas, no se necesita dinero. Y el equipo de Black Box lo ha demostrado con creces.
Aún siendo una producción de bajo presupuesto, no hay pegas para la banda sonora, que ayuda a crear una atmósfera de misterio. Ni para su CGI, que tiene muy buena calidad y no chirría en ningún momento. En cambio, la fotografía deja mucho que desear. No es mala, pero podría haber resaltado más, sobre todo en las escenas que suceden en la mente del protagonista. ¡Es la mente, hay infinitas posibilidades visuales! Solo hay que dejar volar la imaginación. Podrían haber innovado en el etalonaje, el encuadre, los movimientos de cámara, la iluminación… Y no ha sido así. ¡Qué lástima, porque en conjunto era muy buen trabajo! Pero el departamento de fotografía es muy importante en la realización de un filme.
De todos modos, Emmanuel Osei-Kuffuor Jr. puede estar bien orgulloso de su primer trabajo. Ha logrado involucrar al espectador en la historia, llena de trasfondos éticos. ¿Qué le parecería dirigir un capítulo de Black Mirror? Black Box, con la mezcla de las relaciones humanas y los peligros que conllevan las tecnologías, parece un episodio largo de esta serie de Netflix. ¿Y ha tomado a Inception (Christopher Nolan, 2010) como una de sus obras referentes? Seguramente, el trabajo del subconsciente tiene varias similitudes y… el protagonista se llama Nolan. ¿Casualidad?
Tráiler
Ficha técnica:
Black Box / Cajas oscuras , EUA, 2020.Dirección: Emmanuel Osei-Kuffuor Jr
Duración: 100 minutos
Guion: Wade Allain-Marcus, Stephen Herman, Emmanuel Osei-Kuffour Jr.
Producción: Amazon Studios, Blumhouse Productions, Black Bar Mitzvah
Fotografía: Hilda Mercado
Música: Brandon Roberts
Reparto: Mamoudou Athie, Phylicia Rashad, Amanda Christine, Tosin Morohunfola, Charmaine Bingwa, Donald Watkins, Troy James, Nyah Marie Johnson, Najah Bradley