Reseñas de festivales
Borgman
El galardón de “La máquina del tiempo”, que el festival otorga a los realizadores con una trayectoria consolidada y reconocida dentro del cine fantástico, este año ha sido entregado al director holandés Alex van Warmerdam, que visitó Sitges para también presentar Borgman, su octavo film dentro de una filmografía marcada por la fusión de géneros con predominio de la comedia y el drama. Este nuevo proyecto, no solo es el film elegido por Holanda para representar al país en la competición de los Oscar, sino que consigue convertirse en ganador del Festival de Sitges. Una cinta que descoloca por su acercamiento extravagante a lo que en realidad es una crítica sobre la vida acomodaticia de la clase media-alta y su hipocresía, como un reflejo apático y patético de los estratos sociales que se confrontan. En el comienzo del film conocemos a Borgman, un refugiado que vive en los subsuelos de un bosque, donde se oculta de un grupo de personas que le persiguen. En seguida entendemos que él no está solo y que pertenece a un grupúsculo misterioso formado por cinco personas que viven como seres parásitos. Se nutren de los bienes ajenos. Borgman logra infiltrarse en la casa de una familia acomodada, mediante un paulatino y delirante proceso de transformación, que arrastra consigo un sentido del humor perspicaz que sobresale de entre una puesta en escena fría y distante. Precisamente, es el surrealismo que determina el carácter de Borgman y sus acciones beligerantes donde estriban los matices que introduce de soslayo a la película en el fantástico. Quizás sea por este motivo, más allá de por su cuestionamiento audiovisual, que queda fuera de toda duda, que la decisión de premiarla como mejor película dentro de la sección Oficial Fantástico nos cayese a algunos como jarro de agua fría.