Críticas

La ley corsa

Borgo

Stéphane Demoustier. Francia, 2023.

El título de la película Borgo (Francia, 2023), de Stéphane Demoustier, alude a una comuna ubicada en una población en la isla de Córcega. Un área de viviendas en la que cohabita gente humilde y trabajadora. La condición de estrato periférico, para nada baladí, tiene sentido. En los primeros compases de la acción, centrada en ese sitio y reflejo de cosmos vecinal, su eco los emparenta, salvando las distancias, con el cine social del retratista de las clases desfavorecidas Robert Guédiguian. Aunque el discurso y las intenciones del relato de Demoustier se encaminan por otros derroteros. En cualquier caso siempre es interesante conocer el estrato de procedencia de los personajes principales para tener una base sólida de su asentamiento. Además de saber de dónde parten, claro está, precisar sus talantes y recorrido en el avance de la historia aproxima a su verdadera materia orgánica. Un detalle que, en algunas piezas, como esta, es importante determinar por las consecuencias del desarrollo del argumento, que parte de hechos reales modificados a conveniencia de su dramaturgia.

En este enclave residencial, situado cerca del mar, viven modestamente con sus dos hijos de corta edad Melissa (Hafsia Herzi) y su marido Djibril (Moussa Mansaly). Ella trabaja como supervisora de prisiones. El hombre, de raza negra, está en el paro y se ha apuntado a un módulo de carpintería. Se intuye que salieron de la península por las tentaciones adictivas con el alcohol de Djibril. El matrimonio piensa que el alejamiento del bullicio de París les vendrá bien para asentarse como pareja y buscar una oportunidad lejos de la gran ciudad. Tal y como vamos a ver, y a pesar de la ambigüedad final, el paso dado por la pareja se puede considerar una buena idea a medias.

Hacemos referencia al dicho «patente de corso» como el derecho que alguien se atribuye para hacer o decir lo que le viene en gana. Se utiliza con bastante frecuencia y en el ámbito de la política, a menudo, para denunciar las tropelías de mandatarios para hacer y deshacer a su antojo. Algo de esa atribución se puede aplicar a Borgo. Pero no desde el ámbito y poder de los políticos, sino del thriller. Registro en el que se mueve la pieza del autor de la reconocida y extraordinaria La chica del brazalete (Le Fille au bracelet, Francia, 2019). Un largometraje con el que Borgo estrecha alguna relación más que razonable. Ambas acometen un asunto conflictivo y espinoso abordado desde la perspectiva y punto de vista de las mujeres. En La chica del brazalete, desde la posición genérica de un juicio a una joven acusada de matar a su mejor amiga, y en Borgo, desde la implicación de Melissa en una trama criminal. Vasos comunicantes, más enlazados de lo que pueda imaginarse, que parten de estructuras semejantes, como la utilización del flashback como eje narrativo.

Borgo empieza con dos escenas sin aparente relación entre ellas y rodadas con un tono agitado, que vincula en dos peldaños diferentes la violencia asociada a una isla sobresaltada por sus constantes disputas y tensiones. La primera de ellas se desarrolla en tiempo real respecto a la cronología de la acción. Se sitúa en las afueras del aeropuerto de Ajaccio. Allí se ha producido el asesinato de dos viajeros que acababan de aterrizar de un vuelo procedente de Suiza. El comisario (Michel Fau) encargado del caso inicia la investigación para encontrar pistas que lo lleven a la detención del autor de los crímenes. Paralelamente, en flashback, aunque esto lo sabremos más adelante, Melissa y su marido, jugando con los hijos en el barrio, tienen un altercado con acento racista con los algunos vecinos.

Dos fricciones, una criminal y otra de índole social que, con el transcurrir del guion, muy habilidoso y elaborado por el propio director y la ayuda de Pascal Garbarini, se van a encadenar en una trama que se vuelve emocionante en cada giro que salpica la narración.

El meollo en retrospectiva se detiene en describir el ambiente laboral en el que hace su trabajo habitual Melissa. Supervisora en una prisión, se encarga de crear una relación sin incidentes con los presos cuando funciona el régimen abierto. Ejerce de persona antes que de funcionaria. Hasta que un brete provoca el aislamiento de los encarcelados y la situación se encrespa.

Circunstancias habituales y recurrentes en las películas que acontecen en los intramuros de un centro penitenciario. Sobreviene a la memoria la violenta y excelente película Un profeta (Un Prophéte, Francia, 2009), por sus raíces corsas. En Borgo también se establece una amistad entre un preso, Saveriu (Louis Memmi), y Melissa. Sus consecuencias son inimaginables. Melissa accede con inocencia a un intercambio de favores. El traspaso de la línea roja la conduce a un extremo de su ética y el filme se adentra en las profundidades de las contradicciones.

Mientras el comisario y su ayudante continúan indagando en la lógica secuencial y revisando imágenes captadas por las cámaras de seguridad (otro lenguaje textual que se incorpora en la película) del aeropuerto, Melissa conoce el lado neblinoso de su existencia. Su moralidad se ve forzada y su conciencia puesta en un avispero. El guion se retuerce, aprieta las clavijas y somete a su personaje central a saltarse las normas básicas. Este lado tenebroso asalta y muestra como se desprenden todas las capas de ortodoxia a las que Melissa debería aferrarse por su compromiso deontológico. Esta faceta de Borgo me recuerda bastante al dilema turbio que experimenta el personaje masculino del último título rodado por el veterano Clint Eastwood, El jurado nº. 2 (Juror #2, EUA, 2024). Cuando se calla lo que se sabe para evitar la ruina personal.

Borgo, en sus dos líneas temporales entralazadas, viene a reflexionar sobre la condición humana y su facilidad para corromperse en momentos extremos, dilapidando la entereza moral y dejándola al pie de los caballos. Stéphane Demoustier ha realizado un thriller espinoso, lleno de recovecos, oscuro, siniestro, que viene a decir que por mucha máscara incontaminada que se pretenda resistir, esta se cae, no sin vergüenza, cuando el clima criminal de Córcega te deja sin defensas posibles.

Tráiler de la película:

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Ficha técnica:

Borgo ,  Francia, 2023.

Dirección: Stéphane Demoustier
Duración: 118 minutos
Guion: Stéphane Demoustier y Pascal Garbarini
Producción: Petit Film, France 3 Cinéma, Canal+, Ciné+, France TV. Distribuidora: Le Pacte
Fotografía: David Chambille
Música: Philippe Sarde
Reparto: Hafsia Herzi, Moussa Mansaly, Michel Fau, Pablo Pauly y Louis Memmi

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