Budapest. Aquella Europa

Budapest, capital de Hungría, fue fundada como consecuencia de la unión de dos ciudades: Buda, situada a la orilla derecha del Danubio, y Pest, en la orilla izquierda del mismo río. Los orígenes de ambas ciudades se remontan al Imperio Romano. Más tarde pasó a ser la capital del reino de Hungría y, después de la liberación de la invasión de los turcos, fue incorporada a Austria. Su universidad, una de las más antiguas de Europa, fue fundada en el año 1390, lo que fue convirtiendo a Budapest en un importante centro de comunicaciones sociales, económicas y políticas.

Budapest fue el escenario de muchas películas de diferentes géneros, aunque los más destacados fueron el bélico y de espionaje. Sus edificios públicos, sus casas y las calles forman, en general, un paisaje común al que ofrecían las ciudades europeas durante de la Segunda Guerra Mundial.

Las historias de vida de sus habitantes ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial reflejan el horror y el sufrimiento semejantes a los que eran vividos en el resto de Europa. Estas vivencias fueron plasmadas en films cuyos escenarios pertenecen precisamente a la misma ciudad de Budapest.

El cine también fue un reflejo de Budapest desde el punto de vista arquitectónico y político. La ciudad de Buda es más antigua que Pest. Buda es la sede histórica, de magníficos castillos, rodeados de parques, flores, fuentes y paseos. Fue la residencia de veraneo de emperadores y príncipes del Imperio Austro-Húngaro.

El film El Ángel de Budapest (2011), dirigido por Luis Oliveros y protagonizado por Francis Lorenzo, fue elegido Mejor Película para televisión en el Zoom Festival, el festival europeo de cine para televisión, celebrado en Igualada, Barcelona. Basado en la historia verídica de Ángel Sanz-Briz, que ejercía entonces como encargado de negocios de la delegación española en Budapest. Corría el año 1944 en medio de la ocupación nazi y con el ejército comunista ruso en las puertas de Hungría, los judíos eran perseguidos y enviados a campos de exterminio o muertos en las calles por los guardias nazis; Ángel, representante de un país aliado de Hitler, España, ayuda tramitando la ciudadanía española a judíos para que pudieran salir de Hungría y escapar de la muerte.

El ángel de Budapest fue rodado en las locaciones de esta ciudad, donde se la puede apreciar en la belleza del interior y exterior de sus palacios, en las escenas de los eventos sociales, en los cuales estaban invitados los embajadores y los funcionarios de las embajadas. Las amplias y decoradas habitaciones de la casa dispuesta para el embajador o las oficinas públicas eran los lugares donde mejor se puede observar el diseño majestuoso de sus ambientes y espacios paisajísticos.

A pesar de que la mayoría del film está ambientado en interiores, escenas como la de los aviones y bombarderos rusos surcando los cielos de Budapest permiten ver las fachadas de muchos edificios emblemáticos de la ciudad, como la sede de gobierno y palacios. También otros rincones de la ciudad se muestran en las escenas en las que diferentes personajes cruzan las calles, o intentan escapar, a veces en vano, de las balas alemanas.

En la ciudad de Pest se encuentran edificios modernos, es decir, construcciones que datan desde el año 1930 a la época actual. Su estética es más lineal, geométrica, esquemática y cúbica. Los colores que se destacan son fríos: grises, negros, azules.

No es de sorprender que se haya elegido a esta porción de Budapest para rodar las escenas correspondientes al espionaje en Hungría en los años de la Guerra Fría, para el thriller El Topo (Tinker, tailor, soldier, spy, Tomas Alfredson, 2011), aunque también se han elegido locaciones en Reino Unido, Francia y Alemania y cuenta con la interpretación de Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy y John Hurt, entre otros. El guion fue realizado por Bridget O’Connor y Peter Straughan; basado en la novela homónima de John le Carré. Su argumento nos ubica en los años setenta, cuando el fracaso de una misión especial en Hungría desencadena un cambio en la cúpula de mando de los servicios británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley (Gary Oldman). Cuando Smiley ya se ha hecho a la idea del retiro, le encargan una misión especial. Hay sospechas de que un “topo” está infiltrado entre las altas instancias del Servicio y solo alguien de afuera puede descubrirlo. Con ayuda de otros retirados y de algunos agentes fieles, Smiley irá recabando información y encajando las piezas que le lleven a descubrir al traidor.

Tomas Alfredson imprimió en su film la característica propia de la guerra de espionaje: la frialdad. Para ello, el director de fotografía, Hoyte van Hoytema, recreó las sensaciones y el clima “helado” que se vivía en Budapest por esos años. Los tonos fríos basados en la gama de los azules invaden la pantalla junto a las medias luces y grises de los edificios. La caracterización de la ciudad donde se desarrolló la trama es parte fundamental para que los espectadores nos internemos en un tiempo y un espacio que nos permitan acceder a la comprensión global del film.

Las guerras, en sus diferentes facetas, imprimen en la arquitectura y en la estética de las ciudades, en este caso Budapest, el sufrimiento, el terror y el coraje. Los miles de personas que la habitaron plasmaron sus vivencias y sentimientos en ella.

Budapest es una ciudad histórica que se mantuvo en el tiempo como un testigo fiel de su pasado, por décadas glorioso, por otras de pleno sufrimiento, pero que continua mostrándole a la humanidad que, a pesar de todos los horrores que el hombre es capaz de cometer, también es posible que una mirada objetiva del cineasta descubra jirones de coraje y dignidad en acontecimientos que merecen el rescate del relato.